Hace 10 años, Justin Timberlake publicó “SexyBack”, uno de sus más exitosos sencillos. Muchos coreábamos “El teléfono” mientras secretamente amábamos “Narcisista por excelencia”. Los Arctic Monkeys publicaron su álbum debut, salió High School Musical, y entre todo aquel rebulicio, un nombre que representaba algo completamente diferente logró sobresalir: Amy Winehouse lanzó su épico álbum ‘Back to Black’, trayendo una propuesta innovadora y llamativa al espectro musical del momento.

‘Back to Black’ no fue el primer álbum de Amy Winehouse, pero fue sin duda alguna el que le concedió el reconocimiento y el carácter de leyenda que hoy posee. Cada vez que sonaba (y suena) “Rehab” en la radio, era como un viaje en el tiempo, como si hubiesen recuperado una cinta extraviada de Etta James. Pero la dueña de aquella voz, y ese estilo de soul espectacular, era una cantante inglesa de unos 23 años, con un peinado más grande que su cabeza.

El hecho de que este álbum recreara el soul y el motown de los 60s, pero plasmado en algo tan pop y accesible, es lo que lo hace tan trascendental. Dio paso a un nuevo trend entre la audiencia, uno que da la oportunidad de revivir una de las eras más importantes de la música del siglo XX, desembocando en artistas como Lana Del Rey o Marina and the Diamonds.

Mark Ronson se volvió una pieza clave del álbum, principalmente en la producción, pero participando también en la composición. Fue con Ronson que el tema “Rehab” vio la luz, como fue también el encargado de estructurar musicalmente todo el álbum, esfuerzo que fue premiado con un Grammy por mejor productor.

Pero más allá de haber revolucionado lo que en aquel momento dominaba la cartelera pop por el género que estaba introduciendo, la parte más mágica de ‘Back to Black’ son sin duda sus letras. Todo este disco en sí es un revival, y es un punto clave de inspiración para toda la nueva generación de cantantes que le siguió. Es brutalmente honesto. Puede que en “Rehab” toque un tema tan delicado como lo era su adicción al alcohol, y lo haya hecho de manera hasta cómica. Pero otros temas llegan a ser bastante más viscerales, recordando las entregas absolutas más puras muy al estilo de Nina Simone, con canciones como “Tears Dry On Their Own”, que no ven lo maravilloso del romance, sino las dificultades y dolor que puede acarrear, y lo afronta con un realismo que no va para nada acorde con ese optimismo e inspiración de los temas que generalmente la pegan.

Las situaciones que narra a través de sus canciones son crudas, pero consigue hacerlo de una manera tan serena, como echando un cuento, sólo que el cuento es una tristísima historia de amor y desamor. Mientras que en “Just Friends” admite haber formado parte de un triángulo amoroso, en la bellísima “Wake Up Alone” narra todas estas cosas que hace a diario, para finalmente darse cuenta de que a pesar de todo eso, sigue “despertándose sola”. Y ni hablar del tema que da nombre al disco, esa poderosa pieza que narra cómo una pareja termina y uno despierta de un ensueño, pone los pies en la tierra, pero la realidad resulta ser mucho más negra de lo que recordaba.

Fue precisamente esa pureza la que trajo consigo cantantes como Adele, que son de las que ponen el corazón en la partitura. Amy Winehouse se tomó ese atrevimiento. Mantuvo su fidelidad hacia sus sentimientos, su estilo, sus vivencias, su propio centro gravitacional, y ese esfuerzo terminó resultando en uno de los discos más influyentes del siglo, hasta ahora. No prentendió cambiar por nadie, tanto musical como personalmente, y creó la fórmula para un álbum extremadamente poderoso, aunque sin mucho esfuerzo para ella, o eso parece, pues todo lo que suena en ‘Back to Black’ es lo que emana Amy con tan solo verla.

Lamentablemente, ‘Back to Black’ fue la última grabación que logró Amy antes de su partida prematura. Pero es por esta misma razón que hoy es una leyenda, y ‘Back to Black’ es el legado que tuvo la humildad de dejarnos y permitirnos conocerla sin filtros. Pero es una herencia de la que, pasen los años que pase, no se dejará de hablar.