La décima tercera edición de El Hatillo Jazz Festival se llevó a cabo entre el 30 de septiembre y el 2 de octubre. Inauguró con un concierto de la banda Pepperland y luego se trasladó a lo habitual y gratuito.
El día sábado, que podría ser el día principal del evento, contaba con las presentaciones en la Plaza Bolívar de El Hatillo de la Orquesta del Maestro Serrano, Joel Martínez Quinteto, Rafa Pino y El Macuare, el invitado de Italia: Carlos Actis Dato y Prisca Dávila. Lamentablemente, el orden de presentación no se informó de la mejor manera, ya que en el cartel promocional aparece exactamente al contrario.
Ese detalle destaca a lo largo del evento. Era muy difícil organizarse en cuanto a qué eventos disfrutar, puesto que el orden no había sido explicado, y algunas presentaciones fueron añadidas a último momento, por lo que algunos restaurantes quedaron vacíos por falta de convocatoria.
Rafael Pino musicalizó con instrumentos bien criollos como maracas y cuatro, a lo que se unió Joel Martínez con su trombón. Los arreglos de Freddy Adrián le dieron el toque jazz que uno va a buscar a El Hatillo en estos días.
Luego de escuchar a un grupo, lo mejor es recorrer las calles, lo cual era más agradable por el apoyo de Solera y Ron Pampero (quienes además contaban con un punto de hidratación y carga de celulares). Sin embargo, la lluvia llegó para aguar la fiesta. Aunque se tenía previsto un descanso musical para no interrumpir la misa, la naturaleza alargó ese tiempo. Muchos se refugiaron pues en la misma iglesia, otros optaron por asistir a la presentación que estaba prevista en la plaza central de Paseo El Hatillo, y otros se quedaron atrapados en el tráfico mientras intentaban llegar.
Al terminar la misa, se tenía previsto una interesante propuesta de la mano de Ron Pampero, lo que ellos llamaron Jazz Mobe, pero los tiempos no dieron y tuvieron que realizarlo el día domingo, que fue cuando un trío de saxo tenor, guitarra eléctrica y bajo pudieron musicalizar entre montaje y desmontaje de tarima. Ello como parte de la programación de la Ruta Pampero, que incluía una intervención artística de Saz Oner.
El invitado italiano, Carlos Actis Dato, quien había impartido una clase gratuita de saxofón ese mismo día, se montó en tarima para continuar con el evento luego de la lluvia, y seguido de él estuvo la intérprete venezolana Prisca Dávila con ritmos más criollos que el jazz que se celebraba.
Terminados los eventos en tarima, era hora de entrar a los restaurantes y locales, que es una propuesta muy atrayente, pero uno cae en la duda de si está en el lugar indicado, o si hay algo mejor sonando en otro espacio. Personalmente, salté por varios, escuchando solo un poco, porque tampoco queda claro cuánto habría que consumir, agregando a eso que la cerveza está mucho más barata en la plaza que en una mesa.
En Vintage Estéreo se presentaba Brenda Rangel Trío con ella en el violín, Freddy Adrián en el contrabajo y Miguel Siso en el cuatro, el cual tenía un sonido increíble. Succeso Bar contaba con James Calderón Cuarteto, que quizás fue lo más jazz que escuché en toda la noche.
Había que cerrar en el piso 5 de Paseo El Hatillo, que por primera vez se unía al festival, allí musicalizaba Tajada Trío, con una audiencia que pedía más, pero el tiempo impidió que se concretara, ya que en minutos cerraría el estacionamiento del centro comercial.
En definitiva, El Hatillo Jazz Festival es una oportunidad única que nos regala la alcaldía de caminar y vivir la ciudad, especialmente la ciudad nocturna. Pero se nota cómo ha desmejorado con respecto a otros años, el número de asistentes disminuyó, así como el de los invitados internacionales, que en otras ocasiones han sido incluso grupos, y esta vez nos quedamos con los solistas; se agradece a Italia y Perú por mandarnos su jazz, en cuanto a Francia, Laurent Lecuyer tiene muchos años viviendo acá, equivaldría al aporte de Austria por el maestro Gerry Weil, quien se encargó de cerrar el evento junto a la cantante Laura Guevara con quien ya había compartido tarima.