Si pensábamos que el ego y la locura de Kanye West había superado su límite, estábamos equivocados, ya que se dio a conocer que el rapero rechazó la última oferta para presentarse en el Festival Coachella, luego de que se le negara una cúpula gigante que sería diseñada por John McGuire y su persona en medio del festival para él solo, ya que se eliminaría gran parte del espacio para los baños portátiles.
El cofundador de Coachella, Paul Tollet, estaba a solo dos días de publicar a Kanye como la estrella principal del festival, hasta que West llegó con el capricho que no pudo cumplirsele, por lo que se rompió el contrato.
Goldenvoice, una de las principales empresas patrocinadoras del evento, dio a conocer que sería imposible realizar dicha tarima a solo cuatro meses del festival y arruinaría gran parte de los planos (incluyendo los baños). Según Billboard, una fuente cercana al cantante les declaró que West tomó el teléfono mientras estaba de vacaciones con su familia para conversar con la producción y Goldenvoice, donde declaró que “es responsabilidad de Goldenvoice lidiar con los baños”, y luego colgó bruscamente, lo que se convirtió en el rompimiento del contrato.
Para ocupar el lugar del rapero, Paul Tollet, cofundador del festival, ha contactado a Scooter Braun, manager de Ariana Grande, para que la estrella pop suplantara a Kanye, a lo que han tomado la oferta.
La alineación de este Coachella se ha hecho cada vez más complicada, con la cancelación de Justin Timberlake, luego de estropearse las cuerdas vocales y entrar en recuperación, sin embargo, no ha sido impedimento para que las entradas se agotaran solo 6 horas después de ser publicadas, ya que nombres como Pusha T, Tame Impala y el propio Bad Bunny, son sinónimo de ventas.