Juzgar el nuevo disco de Justice desde la sonoridad no sería justo. Si así se hiciera, podemos empezar y terminar diciendo que es un disco de pop bien genérico. Pero cuando de música electrónica se trata, no nos enfocamos exactamente en las destrezas instrumentales y de composición, ni nada por el estilo. Lo que nos importa es el ritmo, y si acaso, la melodía, pero sobre todo, la experiencia que estos elementos nos hacen vivir. De eso es lo que carece ‘Woman’, la nueva entrega de Justice. De experiencia.

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Desde que publicaron su debut ‘Cross’, ya estaba más que claro que superar esa producción iba a ser complicado, por el hecho de que las canciones en sí son una irreverencia, una transición y una mezcla entre los géneros de los incomprendidos: el rock distorsionado de inicios de los 2000 y la nueva ola francesa (nouvelle vague, para ponernos exquisitos) de EDM, herencia directa de Daft Punk. Sin duda el tipo de disco que te bajabas por Limewire, o algún rip de MySpace en 128kbps, a pesar de que el original de por sí estaba asquerosamente masterizado y comprimido, pero ese sonido mugriento era el que gustaba. Esa era la escena a la estaba dirigida. No una que buscase una música electrónica inteligente y elitista, sino la juventud que quería patear cosas, ir a fiestas, meterse pepas, usar lentes de sol de noche y vestir chaquetas de cuero.

Claro, el tiempo y la distancia son los que dan perspectiva. Pero la mera conciencia de estar experimentando todas esas sensaciones en aquel momento, le aportaron a la música, casi automáticamente, una carga de nostalgia, de seguridad en que nada de aquello volvería. Por eso fue que se creó el culto alrededor de ese disco, aparte del exitazo de “D.A.N.C.E.”, cuya perdurabilidad en el tiempo ya lo convirtió en un clásico.

Con su segundo álbum, ‘Audio, Video, Disco’, la hipótesis estaba confirmada. Justice alzó la barra del éxito con ‘Cross’, y difícilmente se alcanzaría esa altura. Sí fue un disco arriesgado, donde buscaron experimentar con nuevas influencias, quizás queriendo conseguir un sonido que los distinguiría más aún. Si ese era el objetivo, lo consiguieron, pero perdiendo mucho a cambio. La influencia principal es sin lugar a dudas el rock progresivo de los 70. Pensar en Yes y King Crimson no es demasiado difícil al escuchar ese disco. Pero incluso con esa paleta de colores, el resultado final no tuvo mayores impresiones ni repercusiones. Ellos mismos dijeron que mientras ‘Cross’ fue un disco hecho para la vida nocturna, ‘ADV’ estaba apuntando a la luz del día. Pequeños momentos memorables como “Civilization” o “On’n’On’” lo hicieron bien, pero de resto, es un álbum que pasó por completo debajo de la mesa.

Ahora, con esta nueva entrega, Justice decidió una vez cambiar de dirección. O quizás volver sobre sus pasos, queriendo revivir el éxito de sus inicios. Basta con escuchar el single principal “Safe and Sound”, que tan sólo en la melodía es un reprise de “D.A.N.C.E.”. La tonalidad, la línea de bajo, los arreglos de cuerdas, incluso el tempo es prácticamente el mismo. Y lo más interesante del caso es que esta movida sí funcionó, pues “Safe and Sound” es de lo mejor que ‘Woman’ tiene para ofrecer. Pero incluso con esa intención de rescatar el pasado, no se pudo.

Y no es culpa de Justice ni de nadie, es sólo el curso natural de las cosas. Inevitablemente, el dúo francés empezó a mirar más hacia el pop, siendo el sustituto directo del rock-prog de su entrega anterior. Adicionalmente, la generación que vivió de primera mano la experiencia ‘Cross’ también creció. Son ellos quienes técnicamente tienen la base y fundamento para crearse expectativas y decidir si se lograron satisfacer o no. Por los vientos que soplan, la respuesta es negativa. Y aunque suene a excusa barata, no es porque sea malo, sino porque es diferente.

Justice decidió irse por un camino mucho más orgánico y análogo, tomándose el tiempo de trabajar con instrumentos tangibles más allá de los sintetizadores, tal como Daft Punk hizo hace tres años con ‘Random Access Of Memories’. Y aunque a primera vista uno pensaría que eso no debería afectar demasiado el resultado final, sí lo hace. Es un sonido mucho más suelto que las entregas anteriores, identificadas prácticamente por lo oscuro y tenso de su sonido. Es también un disco demasiado pensado. Es orgánico en sonido, pero totalmente sintético en el fondo, sin nada que (prepárense para cursilería de la buena) hable demasiado al corazón.

Claro que, como todo, tiene sus momentos. “Randy” es bastante melódica, y la estructura de “Chorus”, con sus sintetizadores y su efecto de drone que de repente se ve interferido por un ritmo más acelerado de lo que se esperaría, resulta interesante de contemplar. “Alakazam !” es otra de las piezas que buscan rescatar el sonido disco-grunge de los inicios de Justice. Pero más allá de eso es un disco banal. Como todo buen esfuerzo pop, incluye letras, y hasta en eso defraudan. Debieron haber asumido la idea de un álbum instrumental, estoy segura de que a nadie le hubiese molestado.

No se siente ni un cariño ni una necesidad en ‘Woman’. Este es un punto clave. Pareciera que el álbum carece de intención, no atiende ninguna inquietud. En él hay una falta de compromiso, consecuencia de su compromiso interno de lanzar música porque sí. No es inaudible, al final del día es EDM. Pero sí se vuelve tedioso, por el hecho de ser un trabajo meramente de estudio, empacado al vacío, sin ninguna clase de contexto o emociones a las que busca apelar.

Justice - 'Woman'
2.5Nota Final
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