México siempre ha sido cuna de genios y de grandes personalidades. Incluso antes de la colonización, las culturas mayas y aztecas lograron formar grandes exponentes en distintas ramas del saber humano. Hoy, aunque ha pasado el tiempo y la historia ha movido sus piezas, México sigue siendo referencia mundial gracias a una gran cantidad de hombres y mujeres que con constancia y talento han transformado al mundo.

Sobre todo, cuando se habla de arte, el país de Frida Kahlo tiene mucho que mostrar. Desde la arquitectura prehispánica hasta los ensayos de Octavio Paz, los mexicanos tienen una galería histórica de incalculable valor cultural y humano. Hoy, 29 de agosto, se cumple precisamente un año de la desaparición física de uno de esos mexicanos que ayudaron a construir un mejor mundo a través de la creatividad. Su nombre era Alberto Aguilera, mejor conocido como Juan Gabriel.

«El Divo de Juárez», como también era conocido mundialmente, fue un músico, compositor, productor y cantante que nació en Michoacán el 7 de enero de 1950 y murió el 28 de agosto de 2016. Con su voz, su sensibilidad y sus composiciones, Juan Gabriel se convirtió en uno de los artistas más importantes de su país  y del mundo, transformando par siempre la música tradicional de México.

Se calcula que su legado está compuesto aproximadamente por 1800 canciones además de una gran cantidad de videos, películas y series. Desde los 13 años hasta los 66, Juan Gabriel le entregó su vida a sus pasiones y fue así como toda su creación se convirtió en una obra ejemplar digna de ser admirada.

 

De Juan Gabriel y todo su legado, se pueden aprender muchas cosas, sin embargo, este gran genio nos dejó 3 lecciones claras e imborrables:

1 – La autenticidad es fundamental para el éxito

Juan Gabriel siempre fue él y gracias a eso no solo alcanzó el éxito económico y el reconocimiento mundial, sino sobre todo encontró la felicidad. La autenticidad de este cantante se podía ver en sus letras, en sus actuaciones y en todas las creaciones que realizaba. Él nunca quiso ser nadie más. Incluso sabiendo que podía ser discriminado en un país machista y tradicionalista como México, Juan Gabriel decidió, en vez de negarse, fortalecer su ser y hacer todo porque su voz fuese reconocida.

Sus preferencias sexuales, su pasado delictivo y su inicio como cantante en burdeles nunca representaron trabas para él. Por el contrario, Juan Gabriel decidió hacer de su historia su mejor amiga para poder llegar lejos. Sin duda alguna, una de las mejores lecciones que nos dejó este artista es que la autenticidad es fundamental para el éxito.

 

La seguridad es el mejor atributo

Por otro lado, la seguridad de Juan Gabriel jugó un papel fundamental en su desarrollo como artista y como persona. Desde pequeño, este cantante se vio ante situaciones delicadas que le exigieron decisiones bastante serias para su edad, sin embargo, logró salir adelante y afrontar el porvenir con seguridad.

Por ejemplo, el pequeño Alberto Aguilera, siendo apenas un niño, fue ingresado en una Escuela para mejoramiento de menores; años después fue encarcelado y durante su juventud se vio obligado a dormir y a vivir en la calle. El Divo de Juárez no siempre fue el divo que se veía en los conciertos, no obstante, él siempre supo que lo podía lograr y por eso luchó seguro de sí hasta lograrlo. Otra gran lección que este músico nos dejó es que la seguridad es el mejor atributo de cualquier persona.

 

Las raíces nunca deben ser negadas

Juan Gabriel sabía de donde venía y nunca lo negó. Su pasado pobre y campesino no fueron causantes de resentimientos, ni de iras incurables, sino que fueron, por el contrario, ingredientes muy bien utilizados por el cantante para hacer música y para hacerse hombre.

Sus raíces del México profundo nunca fueron rechazadas por él sino que fueron convertidas en aliadas incondicionales. Juan Gabriel convirtió a sus raíces en su principal fuente de inspiración y en su principal fuente de energía. México, su familia, sus amigos y todo su pasado siempre estuvo allí presente y el decidió inteligentemente abrazarlo para volverlo parte de su éxito.

Juan Gabriel nos enseñó que las raíces nunca deben ser negadas.