Conocido por ser un sintetista y artista indie inclinado al synth pop, el venezolano José Hoek está en preparaciones para su próximo disco, que contendrá sus canciones ya escuchadas durante el año: No Es Igual, Dolly, Litoral, Los Aviones y, el más reciente, Turistas, tema que muestra una faceta más pop de Hoek, quien explora los sonidos de la electrónica clásica, así como los elementos esenciales del pop rock.

Un artista que destaca por su trabajo, tanto musical como audiovisual, por el uso de su música electrónica con sonidos análogos y una presentación de los mismos con conceptos profundos e historias mostradas con sus videoclips. Esto pasó con su proyecto pasado, Trémolo Park, considerado como uno de los proyectos más significativos del 2020 que, además, abrió su puertas con un largometraje llamado ‘Hoek’s Delta’, que participó en más de 70 festivales alrededor del mundo.

Pero para esta ocasión, el venezolano muestra otra cara, caracterizada por contener bases más inclinadas al pop, siempre acompañadas por su electrónica, y dos videos musicales realizados por la casa productora Black Buffalo Films de Monterrey, México, con la directora Lariss De La Vega.

Ahora ¿cómo llegó José a este cambio? ¿Cuáles fueron sus inspiraciones detrás de este nuevo disco pronto a estrenarse? En conversaciones con el artista logramos indagar acerca de su trayectoria musical, su nuevo álbum, aprendizajes con músicos venezolanos y mucho más. 

¿Cómo te ha ido en estos días con la respuesta de Los Aviones y Turistas?

¡Muy contento! Lo que más me ha gustado es que, con la canción, es la primera vez que tengo tanto apoyo editorial serio, porque Deezer me metió en varios playlist, Spotify también, Amazon, Apple, Claromusica… entonces para mí eso es como entrar en un nuevo portal de cosas que no habían pasado antes, de una manera más contundente. Pero eso pasó y estoy muy feliz. 

Otra cosa que te puedo contar es que ‘Los Aviones’ ha caído en muchísimas playlists de usuarios super grandes, y estoy muy contento por eso. La canción ya ha llegado a más de 300 playlists, y eso es una cosa que me parece una locura (risas). Todo eso me tiene muy emocionado y siento que llega en un tiempo muy cool. 

¿Cuál es la historia detrás de ‘Los Aviones’? Es decir, ¿qué historia o mensaje es la que buscaste transmitir con ella?

Creo que Los Aviones nace de un aburrimiento convertido en nostalgia, porque llegó en un momento en el que me encontraba súper obstinado por la pandemia y hacer el disco del año pasado, Trémolo Park, fue una experiencia demasiado intensa. Viví ese disco con una intensidad muy grande, y hasta creo que se me salió un poquito las manos porque lo grabé y  ejecuté yo solo. En esa época yo tenía una agencia desde Los Ángeles que me exigía mucho, y todo terminó siendo una experiencia muy agotadora. Yo salí de esa experiencia queriendo disfrutar más la música y con ganas de hacer algo más ligero, y creo que paradójicamente la música se fue abriendo a eso. Ahora estoy haciendo cosas mucho más pop, con conceptos que emergen de una manera más espontánea, y ese es el caso de Los Aviones. 

Esta canción habla de esa añoranza de tener mucho tiempo en tus manos, entonces es ese “¿qué hubiera pasado?” pero desde un punto de vista más positivo, porque todavía “queda mucho por pasar”, y para mí, era un concepto demasiado chicloso. Yo ya tenía unas canciones más elaboradas, como tu bien lo decías al principio, aquí me arriesgué un poco en adentrarme en conceptos más primarios pero más honestos, y creo que Los Aviones es un reflejo de eso. 

Ahorita que mencionaste lo del género, dijiste que esta canción representa una nueva etapa para ti porque tiene una óptica pop mucho más marcada que sus sencillos anteriores, ¿cómo llegaste a esa decisión o que fue lo que te inspiró a utilizar más este género en combinación con la electrónica? ¿fue por eso mismo de tener más tiempo en tus manos?

Creo que viene de una razón más mecánica y otra razón más personal. La mecánica es que, como yo trabajo mucho con sintetizadores modulares, estos se vuelven muy protagonistas, porque ocupan demasiado espacio en el monumento de la canción, y haciendo un poco de retrospectiva de mi música, como por ejemplo, en el tema  Antenas y   Palmeras, me di cuenta que son canciones muy recargadas, por lo que es muy difícil conciliar algo de la electrónica tan marcada, clásica y tan pura con otros elementos; no permean del todo bien, es un instrumento demasiado característico que te dice como “¿estoy o no estoy? 

Me he encontrado en esa diatriba de qué hacer con eso. Yo arranqué diciendo que soy un sintetista, en mis primeros discos hasta tenía unas borradas de seis minutos dándole a los sintetizadores y disfrutando de eso, y al final, mi proyecto ha mutado a otra cosa, entonces ha sido un poco como sincerarme con respecto de la síntesis. Ahorita estoy en un punto en el cual José Hoek es música electrónica, con elementos de la electrónica clásica muy al frente, pero al mismo tiempo me encuentro analizando el cómo crear un proyecto aparte que no sea José Hoek, sino otro de pura de síntesis, donde además, me permita drenar bien y tener canciones de concepto en específico. Justo ahí me encuentro. 

Para mí, llegar a este momento de Los Aviones viene de ese contexto, viene de sincerarme con todo lo que a mí me gusta en la música y decir: “ok, José Hoek, como proyecto, engloba este rango de trabajo y hay otras cosas que funcionan mejor en otro contexto”; por eso las estoy postulando a otro lado, y también por la síntesis. Creo que, hacia donde yo voy, es hacia un proyecto más synth pop, indie synth-wave; luego la síntesis quedará en un proyecto más al lado —si bien siempre bien marcado— con la cabeza bien puesta en esa vertiente. 

Y la razón como más conceptual viene de cómo se trabajaban antes las cosas. Yo trabajé mis discos anteriores como conceptos, eran como unos macro conceptos generales y cada canción era una interpretación de ese macro. Tremolo Park es una locura super conceptual que hicimos Sunsplash y yo, fue algo que venía haciendo desde hace muchos años (risas), pero ahora no pasa eso; ahorita estoy sumando como pequeños munditos de cada canción y me lo estoy tripeando muchísimo, porque la música fluye de otra manera, cada canción agarra el respiro que ella pide; luego se cohesionan entre ellas por simples accidentes o porque uno le mete un pelín de cabeza. Ahorita estoy en una onda de fluir más a la hora de componer y de divertirme sin tanta pretensión. 

El videoclip lo hiciste esta vez con los chicos de Black Buffalo MX, ¿cómo fue todo ese proceso con ellos? ¿Fuiste tú el que creó la historia para el video?

Vamos a empezar por confesarnos (risas). Yo soy un fan loco de Black Buffalo porque es como la productora madre del synthpop latinoamericano, porque Lariss De La Vega es una directora que han trabajado con Rubytates, Odisseo, Dreams, y toda esa gente, y yo hablando con conocidos me pregunté: “¿cómo le doy a mi proyecto un respiro de trabajar siempre con mis amigos?”, porque si bien he venido trabajando con gente de afuera, eso siempre ha sido parte de mi vida, entonces hacer un video con Point Media Label, por ejemplo, es trabajar con gente conozco y quiero muchísimo desde hace tiempo. En este caso yo les escribí sin esperar nada a cambio como: “hola, ¿cómo están?, yo soy un loco que está Venezuela que hace esto, esto y esto” y fue como un flechazo que yo lancé a la luna. Por sorpresa mía, me contestan, y empieza una amistad creativa que,  primero,  fue muy cool, porque yo estoy muy fastidiado como por noviembre y diciembre, porque después de Trémolo Park no sabía qué hacer y quería hacer otras cosas, y cuando conecté con ella (De La Vega) fue una magia muy loca, de ahí comenzamos a trabajar en el video de Los Aviones. 

Ellas agarraron la canción y la re-interpretaron a su manera, y eso es algo muy bonito que a mí me gusta, porque hoy en día tienes la oportunidad —con los videos— de hacer un performance, que es algo muy genuino, y darle visibilidad al artista, pero también uno tiene la oportunidad de echar otro cuento, como de ampliar un poco más el significado de la canción. Fue sorpresa para mí que se decidiera abordar la canción desde una óptica femenina, desde una relación entre dos mujeres, y la razón de eso es que ellas denotan que las emociones involucradas a la canción se trasladan mejor desde la óptica de la feminidad, lo cual fue  muy revelador para mí. Yo me imagine mi canción como la típica canción chiclosa pop de “chico conoce a chica y se enamoran desde niños” (risas), o como lo quieras ver, y luego llegan estas productoras, que son unas locas —en el buen sentido—, y retratan todo esto de una manera muy honesta y muy bonita. Además, el casting que hicieron fue  cero de modelos, sino más bien de actrices con mucha alma, que buscan lo verdadero. Entiendo que hasta las actrices quedaron medio enamoradas y fue muy lindo todo. 

Para mí esto fue un gran aprendizaje, no solo desde el tema industrial y de trabajar con ellas como empresa, sino también de verdaderamente ver cómo alguien agarra tu proyecto y lo hace suyo y lo replantea totalmente, abriendo otro rango de significado. Para mí ha sido una belleza de aprendizaje. 

Ahora háblame de Turistas, ¿qué significa para ti este tema o qué quieres que la gente se lleve de ella? Además, ¿cómo crees que se diferencia del resto de pistas que has sacado?

‘Turistas’ es una canción que significa mucho para mí, porque recoge el sonido de mi próximo disco, que se va a llamar ‘Posta’ y tiene los elementos más característicos de lo que he venido haciendo, con muchos bajos acústicos bastante marcados —en la lógica de Talking Head y los años 70—, tiene sintetizadores que hacen como un brass, que es un sonido que me gusta mucho, y que no había usado hasta este disco. En cuanto a la vocalización me divertí bastante, tratando cada día de hacer unos coros más marcados y enfáticos. En cuanto a la lírica, es una canción situacional, ya que trata de un momento que se dio en mi vida y que al final extrae el concepto de que todos somos “turistas” en la vida de alguien más. 

En cuanto a lo visual también significa mucho para mí, porque es el segundo video que hago con Black Buffalo, y trabajamos todo un concepto basado en la banda nueva francesa del Cine, con algunos guiños de las películas más famosas de eso, Jean Luc Godard, lo que fue super divertido para nosotros. 

En todos tus videos veo que ya tienes como una estética cinematográfica bien marcada, incluso con tu filme Hoek’s Delta, ¿es el mundo cinematográfico un área que quieres explorar mucho más a fondo en el futuro?

Mira, te confieso que hace poco yo estaba un poco frustrado con la dinámica de hacer videos desde la perspectiva de lo que significan para un artista independiente, porque gran parte de los recursos que uno invierte en un lanzamiento se los lleva un buen video, y cada vez que uno hace un video de un gran nivel, se vuelve un compromiso el mantener un discurso visual o artístico. El valor del discurso artístico es algo que es importantísimo. Eso de procurar desde el principio de un proyecto indie —aun cuando parezca desequilibrado al principio decir que uno va a apostarle a este nivel de imagen— el hecho de curar lo que uno quiere, presentar a ese nivel visual es algo que, por lo menos para mí, va sumando a un catálogo que da frutos. El otro día estaba oyendo el podcast de Point Media Label, donde hablaban con una banda mexicana, le preguntaban “¿ustedes qué hacen?” y juntos decían eso, el valor del discurso artístico.

Siendo full honesto, cuando hice el cortometraje yo estaba muy asustado, porque yo acababa de lanzar mi proyecto y tenía años sin estar en la música. Yo venía de tener una banda que se llamó Zaperoco Sound System, también tuve otra banda que se llamó Modular con los miembros de Telegrama y así seguí. Después de pasar mucho tiempo sin un proyecto en la calle , y salir con esto de una manera tan contundente  y, además tan conceptual, era raro para mí, pero quedé totalmente enganchado de tener esa idea de querer transmitir conceptos con historias en mi música;  eso lo aprendí de un gran amigo que es Vadim Lasca, porque él apostó en mi primer disco desde esa perspectiva y me llevé ese aprendizaje y el buen recuerdo de haber trabajado con él. Y eso es lo que hemos venido haciendo, a cada interacción le hemos buscado una excusa para seguir sumando a ese catálogo de bonitas historias. Ojo, en algún momento me tocará ponerme frente a la cámara y salir en uno de los videos, porque de repente alguna historia lo pedirá y es algo que a veces sucede, pero en este momento me he tripeado mucho la oportunidad de ver otros significados y formas de contar otras historias.

¿Y crees que tu crecimiento como proyecto solista fue muy rápido cuando empezaste? ¿cómo sentiste todo ese proceso?

Mira, yo soy un amante de la chamba (risas) y hay algo que aprendí humildemente cuando regresé a Venezuela, y es que aquí hay distintas maneras de hacer música muy buena. Yo llegué y me encontré con una escena mucho más gravitada hacia sonidos como caribeños y urbanos, y aun así, yo he encontrado, en varios actos de ese corte, mucho aprendizaje. Por ejemplo: hablar de Andrés Mata, yo no tengo nada que ver con la música mi amigo Andrés, pero ese ejemplo de cómo el procura su chamba y cómo él desarrolla su música es algo brutal; y en el caso del Otro Polo ocurre lo mismo, son personas con las cuales tengo un vector musical muy poco común (aunque Polo y yo hemos hecho cosas ya), pero el aprender de toda esa chamba, el respeto que eso me despierta y las ganas de seguir adelante es super importante. 

Yo siento que mi proyecto se enfoca en hacer algo con una base conceptual buena para que se mantenga de aquí a unos años más adelante, y no estoy ahorita enfermo por pegarla ni buscando fórmulas que me resulten postizas, más bien estoy buscando poner toda la energía en desarrollar una base sólida para ese catálogo y luego seguir y seguir creciendo sobre eso. Creo que hace falta mucho de eso en la escena indie, en tener paciencia de romper esa barrera. Yo todavía siento que no la he roto, pero no me importa, estoy tranquilo porque estoy disfrutando mucho. Creo que para construir esa base tengo que disfrutar mucho de este proceso. 

En lo que va del año has lanzado No Es Igual, Dolly, Litoral, Los Aviones y ahora Turistas, que aparecerán en tu próximo disco, ¿qué más nos puedes adelantar de él? ¿Tiene algún concepto en específico?

¡Sí! Con No Es Igual pasó que llegó como rápido, pero paradójicamente le fue bien en las plataformas streaming, yo además no creía mucho en esa canción porque es super quirky, pero me terminó sorprendiendo porque lo hice en el borde de la incoherencia (risas). Lo lancé como un sub-release y terminó dándome muchísima alegría a principio del año. 

Yo me iba a ir de gira con Trémolo Park. Cuando terminó el proyecto cambié de agencia (el cambio fue de una que estaba en Los Ángeles a otra de México). Cuando pasó eso la nueva agencia me dijo: “tienes que venir a tocar el disco y venderlo”, pero por la pandemia, jurábamos que en octubre y noviembre todo iba a estar un poco más movible y accesible, y no, para nada. Como quedé con ganas de tocar aquí y en México me dije: “vamos a volver a entrar al estudio”, pero lejos de estar cansado, tenía ganas de fluir y divertirme con cada canción, y te digo, en cuestión de 3-4 meses ya tenía listo un disco. 

Yo hablaba con otros artistas como GOE y  Ava Casas y me decían: “brother, vete a dormir, bájale dos” (risas) y yo como: “¡no, vale! estoy aprovechando la coyuntura”, y al final fue muy divertido. A veces hasta  me iba para la montaña y luego regresaba al estudio, después me tomaba unos traguitos con gente, y así fluyó, y yo la música la siento así.  

De ahí salió este disco nuevo que  vamos a  publicar en octubre llamado Posta, como te mencioné, y estoy muy contento, porque es un disco “pop pa’ lante”. Te adelanto que ‘Los Aviones’ va abrir el proyecto porque es muy representativa de eso. Sin embargo, el disco es muy anecdótico, nos dimos cuenta que uno de los factores que une a las canciones, aparte de esos sonidos clásicos de sintetizadores ochenteros que incorporé al estudio a finales del año pasado, es esa parte anecdótica que está como latente  en esta nueva música. 

Y trabajando con Alberto Stangarone (Sunsplash/Todosantos), que es como el director artístico de José Hoek, llegamos a la conclusión de que este año, lejos de publicar un vinilo que soporte el disco, queremos hacer también un libro, como un photobook de todo lo que ha pasado en los videos, escribiendo también un poco de anécdotas que soportan el concepto de cada canción. En eso hemos estado trabajando poquito a poco, de manera en que también nos gustaría generar como una pieza de memorabilia, de recuerdo, algo que quedé con el disco y que, al mismo tiempo, sustente toda esa parte conceptual que no nació antes, sino que se fue gestando sobre la marcha.

Para este nuevo proyecto, ¿cuáles fueron tus referencias musicales?

Yo soy un fanático loco de New Order, porque siento que es una de esas bandas que están coleadas en la influencia de mucha gente sin que ni siquiera se den cuenta, y para mí, entrar y hacer sonidos que venían, por ejemplo, de trabajar con modulares super recargados con muchos pitos, a trabajar con esos riffs de teclado ochentosos que, más que un guiño, son como elementos principales de la canción —más que la misma voz, como riffs de guitarra— son cosas que te marcan. 

Al estar trabajando en el estudio, entró un profesor, que es un sintetista muy clásico de esa época, y aprender de él me hizo cambiar de la paleta de sonidos, y ese creo que es el elemento sonoro que está constante en mi trabajo, siempre está ahí. Salvo de repente en canciones como Dolly, que tiene más samples, pero todo lo demás tiene mucho de eso, y estoy tripeando esa parte y viendo, a su vez, cómo lo voy a tocar en vivo. Estoy como mucho más guitarrero también, estoy permitiéndome disfrutar el proceso, sin quedarme en el marco del sintetista, que disfruto full, pero creo que no le hace justicia a mi proyecto, ni le hace justicia a los verdaderos sintetistas. Es como llegar a un momento de honestidad y decir “mira, yo soy un tipo que le gusta este synth pop de toda la vida, ha escuchado New Order desde toda la santa vida, y si no era New Order era The Clash o Talking Heads, y aquí estoy, sin pretender hacer más de lo que sé hacer”. 

Tienes a productores y editores alrededor de todo el mundo unos en Colombia, otros en México y en Estados Unidos, ¿cómo describirías todo este proceso? ¿ha sido complicado?

Uno de mis  grandes paradigmas de trabajo es que yo produzco mi propia música, y hasta ahora yo he tocado todos los instrumentos en toda la música de José Hoek, es decir, a nivel de música, no ha habido ningún artista invitado, ni para instrumentos o voces, salvo en el caso de Bridges, cuando colaboré con ellos porque somos panas y fue otro nivel de conexión, pero sin incluir ese caso —que fue verdaderamente un honor— he estado yo ejecutando mi propia música, y cuando no hay un featuring, estoy solo yo, y eso tiene sus cosas buenas y cosas malas. En cosas buenas, es que uno trabaja de una manera muy eficiente, yo tengo mi estudio ensamblado de una manera  en la cual yo sé cómo replicar sonidos en distintos aparatos rápido, como probar lo que me gusta y lo que no, y voy aprendiendo en mi propia estación de trabajo, y eso es, en verdad y con todo el respeto del mundo,  un gran privilegio. Pero también es un reto, porque te puede entrar una manera tubular de trabajar hasta el punto de que nadie te puede sacar, y si caes en hueco, vé a ver quién te ayuda.

Pero cuando llega ya el momento en el que uno siente que la música esta lista, por lo general me gusta contar con un ingeniero de sonido de confianza, con alguien que yo, más allá de llegarle a decirle “mézclame esto”, me sienta confiado, porque además, es una persona que le imprime un color. 

Yo he tenido la oportunidad de contar con dos mentores en ese frente que son Ricardo Martínez de Remoto Studio, con quien además toque de chamo —a los 16 años estaba en un Caracas Pop Festival con Ricardo— y es una persona que me ha llevado de la mano desde que yo era muy jóven, por lo que entiende cuáles son mis inquietudes, mis excesos, cuáles son ciertas carencias, y es una persona que me complementa muy bien. También está Pedro Rovetto en Colombia, quien es como un ingeniero zen, o un Sensei musical , que uno se topa en la vida y te deja siempre una lección de producción, aun cuando tú crees que te la estás comiendo. Él tiene una manera de rebotar ideas con los productores —cuando no es él el productor— que es una locura: te despierta con una conciencia de manera muy fuerte. Encontrarme ahora con él después de un par de años sin trabajar, porque trabajabamos ida y vuelta juntos, ha sido como una epifanía, porque me digo: “wow, antes estaba aquí con este man, y ahora, que estoy haciendo otro tipo de  cosas, se me acerca con otro feedback”, y eso ha sido muy bonito. 

También, para aterrizar en otra parte de por qué esto es así, es también porque vivimos en un país bastante limitado en cuanto a acciones, entonces, para un músico indie, es muy difícil tener una estructura de trabajo constante que no dependa de los dos o tres estudios que están activos en la ciudad. Es todo un reto y lo digo, no tanto por mí, sino por toda la escena de músicos que luchan por mantener un catálogo constante, pero que se  encuentran con que la capacidad de producción que hay en la escena es limitada, porque al final son pocos estudios buenos, pero por eso mismo, están full ocupados de trabajo.

Por esa realidad, yo he tenido que afrontar un poco mi trabajo hasta lo que puedo llegar porque, sinceramente, es la única manera en la cual me puedo mantener constante al ritmo que me gusta estar.

¿Y qué me puedes decir de tu experiencia con Dave McNair? ¿Qué ha trabajado con varios venezolanos?

Yo di con él gracias a Roro Gonsalves, que fue el director ejecutivo de Ida, proyecto que tuvo una masterización bastante compleja, y después de eso, Roro me dijo: “Mira, Dave es la opción”, y gracias a él y a Carlos Imperatori tuve la oportunidad de llegarle como recomendado, de entrar a una estructura de precios más indie -por decirlo de una manera- y entrar a una relación de trabajo bien estrecha. 

Desde que conocí a Dave McNair, wow, mi música no sale sino de ese lugar, y de verdad que estoy encantando de su trabajo, porque él es como un iluminado. Pero más allá de eso, a mí me gusta más hablar de toda la gente venezolana con la que he tenido a oportunidad de trabajar en dos años, eso a mi me suma un montón, y he aprendido tanto a lo largo de los años y de tanta gente que ha colaborado o tocado conmigo, y cónchale, es esa la parte que más me gusta y más hay que conservar. Componiendo, me doy cuenta qué es lo que verdaderamente me hace crecer. Yo puedo hacer diez canciones solo y de repente llegar a un concepto, pero cuando llego a trabajar con alguien siempre absorb, algo me cambia, y asumo que para bien. 

Desde que llegué a Venezuela, hace como año y medio, casi dos años, eso ha sido una bendición, trabajar con tantos músicos y tener la oportunidad de intercambiar. Este es el momento que de verdad me llevo en el crecimiento de este frente.

¿Y fue cuando te fuiste del país que de verdad pudiste tener esa visión de la cantidad de talento que había en Venezuela? ¿O de ese auge musical que estaba pasado?

Tenía ciertas nociones porque yo estaba en contacto con Andrés Díaz, exbajista de Le’ Cinéma, con quien he compartido mucho, pero cuando llegué, hubo gente que me puso en frente de la escena de inmediato, al estilo de  “mira, oye esta banda”. Yo llegué a Caracas y los locutores de los medios se encargaron de llevarme a un toque de Bridges, y cuando los vi, quedé impresionado. Lo mismo me pasó con Atípico, que es un rapero que me encanta porque siento que tiene un flow increíble y combina con esa ascendencia de rock argentino con el rap, es una cosa que me parece de otro mundo, y así fui viendo el talento que había aquí. 

Obviamente he tenido un muy buen apoyo de las bandas grandes, y bueno, en el caso directo de Rodrigo, pues ha sido super importante, más que todo, los primeros meses de trabajo. Después de eso entró Ava Casas rapidísimo, después de no haber tocado juntos por mucho tiempo, y así como él trabajó en mi disco, yo luego trabajé para el suyo, y lo mismo pasó con Recordatorio, o Lolita de Sola, y así, entré como en una vorágine de trabajo con todo tipo de músicos de acá, donde en cada uno me dejó como una enseñanza super fuerte. 

Me pasó el otro día que estaba embotado en el estudio y me metí en el taller de Lolita de Sola para ver qué tal —y eso que yo no tengo nada que ver con su música porque  tenemos intereses divergentes— pero me senté ahí y me encontré fue con una profesora que me cambió la manera de componer en un fin de semana. Entonces son esas cosas las que verdaderamente me llevan a seguir trabajando aquí. 

Me molesta full cuando la gente subestima la escena venezolana, porque creen que como las bandas grandes están afuera y <<aquí no pasa nada>> y me parece una semejante barbaridad pensar desde ese foco, porque aquí están pasando cosas muy interesantes en todos los frentes. 

Antes de la pandemia, se suponía que harías un tour por algunas partes de Latinoamérica y EEUU. Cuando vuelva a abrirse el paso para que se den estos espectáculos ¿cómo te gustaría empezar? ¿Tienes ya alguna idea de como hacer tu próximo espectáculo?

Sí. Mi show anterior estaba cargado de invitados, por la misma razón de que yo hacía muchas colaboraciones, entonces, si yo me montaba en tarima, terminaban montándose conmigo cinco artistas más, y eso es algo que, a pesar de ser muy bonito, no es algo que se traduce bien a la hora de llevar tu espectáculo a otro país o a otra ciudad, porque cada quien tiene su calendario y sus obligaciones. Sí, está bien que te colaboren un pelo y que aparezcan en ciertas canciones, pero no ponerlos como parte de una banda. 

Eso es algo que he internalizado mucho, que debo tener ya un show de José Hoek como tal, y también he pensado en tener dos formatos de show, uno que sea más trasladable y más rápido, que cuando me toque presentarme en lugares más pequeños o más básicos, pueda hacerlo y salirme con la mía, que tenga su calidad, su buen sonido, que tenga algunos elementos visuales que lo acompañen y sea interesante. El otro es también tener un show con todos los hierros. 

Entonces, para mí es eso: tener un show que se pueda traducir bien en un formato pequeño como también en un formato más grande y más full, y justo ahora me encuentro trabajando en eso, buscando la oportunidad de hacer un showcase para este disco o, si no, documentar o un toque para luego distribuirlo, porque me parece que es importante pasar por una especie de control de eso antes de que quede configurado para darle play y seguir con ello. Ahorita me encuentro en esa parte de brainstorming o de diseño para ver cómo va a pasar todo eso. 

Durante la pandemia creaste una cuenta de TikTok, y la estás usando no solo para promocionar tu música, sino también para dar tips sobre cómo usar equipos, cosas necesarias para avanzar en tu carrera cómo músico…. ¿Cuándo te llegó la idea de usar tu TikTok para esto? ¿Ves a la aplicación como algo que pueda seguir beneficiando a los músicos? 

Ahorita la tengo un poco descuidada, pero ya estoy preparando contenido nuevo. Y si te soy honesto, esa cuenta nació por razones bien extrañas. Yo estaba cambiando de distribuidora, y Believe (mi distribuidora nueva) me aconsejó fuertemente que tuviera un TikTok activo, me dijeron que era súper importante porque era una red super viva, pero yo no quería ser el típico “TikTok Challenger” por decirlo de una manera, no quería estar bailando y eso porque no tenía sentido seguir cosas con las que no me sentía identificado o no se correspondía  con lo que soy, y dije: “¿sabes que? voy a tener un TikTok super honesto, que hable sobre los problemas que tengo componiendo, o sobre los aciertos que van pasando, las realidades que vivo en el estudio… todo mi proceso de lo que implica llevar un proyecto indie, y todo eso es como el cuento de mi TikTok, porque  a veces hablo de lo difícil que es trabajar sin un manager —que es mi caso— y pongo cosas sobre cómo arreglar cosas, cómo me resuelvo en situaciones específicas,  sin representación, etc; de ahí también me comentan otros músicos diciendo: “wow, a mí tambien me ha pasado esto”, ¿sabes? Como también, en temas de producción creativa, que llega gente que me pregunta sobre los precios de los sintetizadores y yo, en vez de responderles por privado, hago un video completo de eso explicando el porqué recomiendo lo que recomiendo, y así voy. De manera que he encontrado en TikTok un portal para hablar más de lo que pasa en el backoffice o fabrica de José Hoek y creo que es honesto y la gente tripea, porque son cosas de verdad. 

Para resumirlo, yo he encontrado en TikTok una herramienta de honestidad, y además, una herramienta de comunicación de lo que pasa detrás de todo el esquema de producción de José Hoek. Lo importante es eso, que uno verdaderamente sepa fluir como uno es, y no pretender hacer cosas que se notan que son postizas, porque eso la gente lo nota.

En uno de tus videos le preguntaste a tus seguidores si preferían singles o álbumes, en donde mencionaste muy rápido que tu eras persona de discos, ¿para ti cuál es la importancia de los discos en el mundo de la música? ¿Crees que hoy en día hay más enfoque en los sencillos que en los discos?

Te lo contesto de una manera más pildoristica. Yo soy creyente y fan de lo que Cafeta Cvba llamaría: el objeto llamado disco, en esa presentación física o del momento en que se materializa la canción, esa sensación de tener un doc en tus manos es increíble. Yo a veces digo que no es lo mismo agarrar, por ejemplo, Disintegration de The Cure, ponerlo en una aguja y ver cómo se abre todo el paquete, o poner la corneta y estar al frente del disco, que agarrar y ponerlo en un playlist, es otro tipo de experiencia. Entonces yo, en verdad, soy un enamorado del objeto llamado disco, lo tripeo en banda, quiero defenderlo siempre a capa y espada, y siempre que pueda, voy a publicar mis discos en vinilo, lo AMO. 

Ahora bien, si eres un artista indie y piensas, no solo en generar un disco en físico, sino también en publicar tu música bajo las lógicas de un disco de forma constante, pues oye, está bien. Pero también lo veo así, si tienes diez canciones y se terminan publicando tres sencillos, que son los que la gente va mas o menos a conocer, casi todo el trabajo del disco, que es el 70% aproximadamente, queda en un plano como más escondido, que solo lo descubren los segundos grados de fan o de audiencia; pero ahí se le está restando cierta oportunidad a todo ese material. Entiendo toda esa lógica, pero no es la que se me hace innata. Yo entiendo, porque hay que estar bien loco para decir que como artista indie vas a estar sacando discos y decir: “bueno, hay tres sencillos y nueve canciones atrás que costaron un dineral trabajarlas, masterizarlas y  mezclarlas”… esa parte también tiene esa lógica, y como está diseñada ahorita la industria, favorecen las oportunidades de presentar lanzamientos y hacer el pitch, manejarlo de una manera más sencilla. 

¿Qué he buscado yo? Tratar de equilibrarme. Siempre voy a querer terminar un disco y decir que es mi checkpoint, y eso pasó con Tremolo Park que dije “conchale, me faltó mostrar un poco más esto”. Creo que el mejor aprendizaje que tenemos en Venezuela de eso es el caso de Pangea de Los Mesoneros, porque fue un disco manejado de una manera muy interesante. Imagínate, la canción como tal cumplió más de dos años de que la publicaron, tenía  mucho tiempo afuera, pero fue un disco que fuimos conociendo poco a poco y, al final, tenía un par de canciones más, pero uno ya había tenido oportunidad de conocer el material y, al llegar el disco, hubo material adicional que sirvió para interesar más al espectador, pero el disco no se quedó escondido. Para mí, ese equilibrio que utilizaron fue de gran aprendizaje, y cuando los escuché hablando de eso en su podcast me pareció genial. Creo que he tratado de asimilar todos estos conceptos en lo que estoy trabajando ahora y de publicar más sencillos, darle la oportunidad a más canciones de ser conocidas , pero sin perder la oportunidad de hacer un disco porque, como te dije al principio, soy un enamorado de eso.

Si fueras a describir tu música a alguien que va a escuchar tu música por primera vez ¿cómo lo harías?

Que se va a encontrar con una música bastante pop, pero que en verdad el centro siempre es electrónico, y que va a sentir que hay elementos ya escuchados desde hace mucho tiempo, pero que todavía están acá. A mí me gusta jugar a lo atemporal, entonces es como un pop atemporal. A lo que yo estoy tratando de llegar y que no necesariamente se circunscribe como una moda. Por lo menos, te digo algo, yo estoy super en contra de abusar de los elementos, y ahora pasa mucho con el synth pop, que ahora todos quieren sonar extremadamente ochentosos, y eso al final es fake, es postizo, se siente demasiado deliberado. En cambio, ¿qué me gusta? Me gusta estar dentro de ese synth pop, pero usar los elementos de una manera más fluida, y si de repente hay elementos de otras cosas que funcionan, pues agregarlas, y por eso me gusta pensar que yo hago como un elecronico-pop atemporal. 

Tres palabras con las que describirías Los Aviones?

Sabes que me estás volando la cabeza porque esa canción salió de un juego que yo hago con mis panas que se llama “tres palabras”, donde sacamos una guitarra, un piano y me dicen tres palabras con las que tengo que componer en el acto, improvisando y esa canción nació así, y literalmente me dieron tres palabras para hacer esa canción, y fueron: aviones, papel y televisor, y por eso en el coro están esa palabras (risas). Y justo hay un verso que dice “tu letra es mi canción”, porque es justo eso, un guiño a cómo nació la canción. 

Pero si tuviera que definir la canción con tres palabras te diría: chicle (por ser canción chiclosa), nostalgia y ruptura o desamor. 

Ya sabemos que escuchas mucha música y también ves muchas series, ¿nos puedes hacer una pequeña lista de series y canciones que escuches al momento que puedas recomendar? 

Series/ Películas

  • Tehran (Apple TV)
  • The Defiant Ones, la historia de Jimmy Iovine y Dr. Dre
  • Red Oaks (me gustó full por la música, que ponen como las canciones más ocursas de los 80)

Películas

  • Sofía Coppola – On The Rocks
  • John Hughes – The Breakfast Club (hice como una visita al tiempo y me dio por ver películas viejas)
  • Jean-Luc Godard – La Chinoise (Cine Francés) 

Música: 

  • Simon Grossmann – Daiquirí
  • Thom Yorke – Suspiria (álbum)
  • The 1975 – The Sound 
  • Pond – Pink Lunettes
  • Vanessa Zamora – Solegrande