Ya el año pasado hablamos del debut de Viniloversus con su primer álbum, pero vale la pena repasar la idea. La banda caraqueña acababa de reiniciar, al menos en la conciencia pública, el rock de nuestro país; pero, por fortuna, el grupo aún tenía hambre de más y las canciones para buscar más.
Apenas al año siguiente de El día es hoy el grupo tomó un retiro para poder concentrarse en componer y grabar la secuela de su debut. Acompañados de nuevo por el productor Rudy Pagliuca, el grupo mostró un poco más de madurez lírica al abordar las mismas ideas de desenfreno y amor de su primer disco, un par de conceptos nuevos aún no pulidos del todo y un mejor trabajo instrumental.
El resultado fue la colección de 11 canciones titulada Si No Nos Mata. El segundo disco de la banda y el que demostró que eran más que una maravilla de un solo éxito. Es un disco más agresivo, mejor tocado y más valiente en las letras. Desde el segundo uno, la explosión de guitarras que destapa Control el grupo muestra que camina entre la crudeza de su primer disco y la más limpia producción que permite apreciar mejor su trabajo instrumental.
Canción a canción, la banda sigue mostrando el buen manejo que tienen de su sonido y su estilo propio. Temas cómo Ruleta Rusa, Llamame y desaparezco y el hit Amnesia Invocada los consiguen combinando los instintos pop demostrados en Dos Secretos, mientras que canciones como Navegué y Juega Bien Tus Cartas nos muestran al vocalista Rodrigo Gonsalves experimentando con ideas líricas más complicadas. Si bien por momentos las ideas líricas más rebuscadas no terminan de cuajar, saltando de una idea a otra sin demasiado tejido conector, por suerte futuros trabajos corrigen este problema haciendo que los problemas aquí se escuchen más como un paso necesario que como un defecto.
Este disco también le permitió al grupo crear la icónica imagen que usaron hasta su más reciente disco. La imagen de la banda en las clásicas chaquetas negras es quizás su look más conocido, y es el que usan en el video del sencillo Amnesia Invocada dirigido por Carl Zitelmann, aún hoy uno de los más llamativos de todo el rock venezolano. Zitelmann convierte a la banda en una tribu de vampiros rockeros que van devorando la sangre de sus fanáticos en cada presentación en el proceso dándole a la banda cierta peligrosidad que necesitaba el rock venezolano en ese momento. Es también probable que su pose de vampiro en plena euforia Twilight haya ayudado a resaltar la imagen de Rodrigo como icono sexual, difícil de ignorar al contar la historia aunque a el no le guste la idea.
Más allá de mantener a la banda en la palestra pública del rock venezolano y probar su importancia, ayudó a darle oxígeno a la escena que ellos mismos empezaron antes que en los siguientes dos años aparecieran varios discos clave: Nuestra de la Vida Bohème, Sigo de Americania, Indeleble de Los Mesoneros, Licencia para ser libre de Rawayana y un largo etcétera saldrían apenas unos meses después pero necesitaban que el público estuviese atento para generar el impacto que causaron.
Lo que desde lejos parece una simple continuación, se revela al acercarse como un paso necesario. El segundo disco de Viniloversus los consigue puliendo lo que demostraron en su primer trabajo y dejando la mejor versión del mismo. Ya después vendrían los experimentos, pero primero debían consagrarse.