Se dice que del memorable concierto de Sex Pistols en Manchester de 1976, surgieron bandas como Joy Division, The Fall y The Smiths. Sin embargo, “The Queen is Dead” pudiera ser el “God Save the Queen” de The Smiths, de no ser por una carta firmada por Steven Patrick Morrissey dirigida NME que relataba la “infame” noche que vivieron los asistentes al concierto, tras escuchar el discurso de Sex Pistols, que se suponía era la banda más punk del momento, y a quienes el cantante británico calificó abiertamente de ser solo continuistas del trabajo de los grandes como New York Dolls, quienes vistiéndose de mujer lograban acabar con la estructura machista que tanto odiaba el punk del rock.
Célibe, asexual y enemigo directo de la monarquía inglesa, Morrissey hizo propia su imagen del rock británico. Siempre generó un discurso de desidentificación entre el género y el sexo masculino, a través de canciones que estuvieran dirigidas de cierta forma a hombres, mujeres, heterosexuales, homosexuales, comunidad LGBT, y más, inmolándose por sus fanáticos ante la prensa y los representantes del rock and roll.
“Son canciones de mujer, de hombres, de protesta, de leyes…” un tabú que persiste en el ámbito musical y que Morrissey, como solista y desde The Smiths, siempre supo manejar natural y flexiblemente por medio de códigos tradicionales entre homosexuales, como expresiones e imágenes eróticas, junto al fetichismo por algunos personajes de la cultura pop gay al estilo de Truman Capote por su inteligencia y manierismos.
Incluso en 1978, cuando Moz era vocalista de The Nosebleeds, fue reconocido por el renombrado periodista Paul Morley de NME por ser una “voz con carisma, consciente de la magia que trae el rock, la inspiración y su delicadeza”. Dos años después formó The Smiths y empezó su legado. El de la leyenda.
Morrissey es romance, nostalgia, es elitismo y sufrimiento, angustia y patética autocompasión que ha recorrido el mundo incluso bajo la lucha contra el cáncer desde 2004. Es una contante oda a lo cotidiano, al diarismo en sus letras y fórmulas musicales sencillas. EL back to basics, el regreso a lo puro y simple. The Smith es el indie antes del indie y Morrissey su padre creador sin hegemonía posible, a favor del celibato y ambiguo puritanismo.
Solo fueron necesarios cuatro discos de la mano de The Smiths para inmortalizar en vida a Morrissey: “The Smiths” (1984), “Meat is Murder” (1985), “The Queen is Dead” (1986) y “Strangeways, Here We Come” (1987).
Inminentemente, el fin de su banda dio pie al nacimiento del britpop, abriendo el género para agrupaciones como Blur, Suede, Pulp, Oasis….
Y claro, aunque es bien sabido que una vez pidió un Mercedes-Benz S-500 color negro a disposición con un chofer mudo que nunca lo mirara a los ojos, que se mudó solo a un gigantesco castillo en Roma y que obligó a uno de los jurados de Viña del Mar a abandonar el lugar tras hacer una mueca a la cámara durante su presentación que no le gustó, Morrissey celebra una carrera en solitario que todavía sigue posicionándolo como uno de los grandes tras su debut con “Viva Hate” (1988) y los recordados ”’Kill Uncle” (1991), “Vauxhall And I” (1994), “You Are The Quarry” (2004) y el último titulado “World Peace Is None Of Your Business” (2014).