Sabemos que a lo largo de la historia la lucha por la igualdad de género ha estado presente. Mujeres abriéndose paso en un mundo donde hasta el día de hoy domina el patriarcado. Es difícil concebir la idea de que aún se mantiene un discurso de profesiones para hombres y profesiones para mujeres. Es difícil, pero es real. Y la industria musical no es la excepción. Los rostros que nos representan en este mundo van desde Esperanza Spalding o Joan Jett hasta Beyoncé, mujeres talentosas y poderosas. Pero ¿qué hay detrás de esos rostros y voces? ¿Quiénes nos representan al otro lado del estudio?
Es bien sabido que el mercado de producción musical es dominado por hombres. El repertorio de mujeres ingenieras, productoras y editoras es mínimo, menos del 5%, y además, es pasado por alto. La mujer, en cuanto a carreras técnicas en general, es subestimada, volviéndola víctima de sexismo y discriminación. Quizás también influye el hecho de que los hombres están acostumbrados a llevar en sus manos el poder. Llegar a un estudio y ver a una mujer que no sea ni novia ni asistente personal de nadie, con tanto poder conferido, puede llegar a ser intimidante para ellos. Incluso el simple hecho de ser mujer y entrar a una tienda a comprar equipos para tu estudio es aún estigmatizado.
Son este tipo de actitudes y de percepciones culturales las que generan esta autocensura y represión en las mujeres, las alejan del mundo de las consolas, sienten miedo a arriesgarse y no ser tomadas en serio. Pero existen grandes representantes como la productora Sylvia Massy (Tool, Red Hot Chili Peppers) o la ingeniera de mastering Emily Lazar, (Foo Fighters, David Bowie, Sia), que han hablado de la importancia de abrirse paso entre la industria de hombres ofreciendo resultados de calidad. Buscar formar parte del medio por sus habilidades y no solo para ser admiradas.
O quizás no es necesario dejar de lado el performance, pero como artista hacerte cargo de tu propia música, editar según tu visión y no la de un productor más que, en la mayoría de los casos, considerará su criterio superior al tuyo por el hecho de ser hombre. Que una mujer sea su propia productora es todo un acto de rebeldía. Artistas como Grimes o Björk son mujeres que han decidido tomar el asunto con sus propias manos, ofreciendo resultados auténticos y de calidad. De hecho, en una entrevista con Pitchfork, Björk habló de su frustración al ver que tras 30 años de trabajar en su propia música, ni una sola vez se le ha acreditado por eso, y que es hora de que las mujeres en la industria levanten la voz. Y como estas representantes han buscado inspirarnos desde los escenarios, otras iniciativas han surgido entorno a esta inquietud.
Una de estas es la Women’s Audio Mission, una escuela y organización sin fines de lucro de San Francisco, fundada por mujeres y para mujeres, con la intención de instruir y entrenar a niñas y mujeres de las más diversas etnias y clases sociales para que se conviertan en productoras e ingenieras con criterio y capacidad de ofrecer resultados de calidad. Otros medios, como el blog de Tumblr female:pressure, muestran fotos de mujeres desde sus puestos de trabajos: consolas, cabinas, equipos y estudios. Esto para documentar la presencia de mujeres en la ingeniería de audio alrededor del mundo, quitar el tabú en torno a esta situación y brindarles a las mujeres que buscan emprender en esta industria el apoyo y la confianza que necesitan para dejar de sentirse intimidadas por una cuestión de género que exige ser superada en la sociedad actual.