El artista Glassio ha compartido su más reciente sencillo titulado When The Beat Carries On, disponible en las plataformas musicales. La canción sirve como adelanto de su próximo álbum The Imposter que verá la luz el 25 de febrero de 2026.
When The Beat Carries On es un himno nostálgico y vibrante, un viaje dream-pop a través de la ilusión, la identidad y el renacimiento.
The Imposter es una luminosa meditación sobre la identidad, la duda y el silencioso acto de reencontrarse con uno mismo. Escrito tras una mudanza transatlántica de Nueva York a Londres y después de haber alcanzado la sobriedad, el disco se despliega como un autorretrato en movimiento: una obra maestra de dream-pop sobre desprenderse de la ilusión y redescubrir el propósito en la creación.
A lo largo de sus 13 temas, Glassio (Sam R.) entrelaza elementos de shoegaze, electrónica de principios de los 2000 y folk psicodélico, creando un universo sonoro donde la memoria y la melodía fluyen en perfecta sincronía. El álbum se mueve como un sueño lúcido: comienza con desorientación (Join the Club, Give Me Back My Future), recorre momentos de duda y anhelo (I’m So Far Away, Downtown Hero) y, finalmente, llega a la serenidad y la aceptación con el tema final, Take a Look at the Flowers, una radiante colaboración con la artista de avant-pop Madge.
‘Esa canción se convirtió en mi forma de romper el ciclo’, explica Sam. ‘Después de tanta búsqueda, se trata simplemente de detenerse un instante y ver lo que aún florece a tu alrededor. Es el suspiro del disco’.
En esencia, The Imposter plantea una pregunta que ha atormentado a los artistas durante generaciones: si te negaran el derecho a crear, ¿seguirías sabiendo quién eres? Esta pregunta surge de forma más directa en Hit or Bliss, una reflexión hablada que replantea la clásica prueba rilkeana de la creación como una cuestión de supervivencia. El álbum no ofrece respuestas fáciles; en cambio, encuentra belleza en la incertidumbre, empatía en la imperfección y propósito en el impulso de seguir creando.
‘Durante un tiempo, perdí mi identidad’, admite Sam. ‘Había estado interpretando papeles: para la gente, para la industria, para una idea de quién creía que debía ser. Este álbum fue mi manera de despojarme de todo eso y encontrar mi verdadera voz interior’.
Desde la palpitante nostalgia de Heartstrings hasta el brillo espectral de Al Pacino y la bruma introspectiva de I’m So Far Away, cada canción se siente como una página del diálogo interno del artista: a ratos lúdica, melancólica y trascendente. Incluso las canciones más extrovertidas vibran con una profunda reflexión interior.
Si bien los trabajos anteriores de Glassio se comparaban con la dicha escapista de grupos como Hot Chip y M83, The Imposter se mueve en un registro más vulnerable, donde la autoconciencia reemplaza al espectáculo y la línea entre personaje y persona comienza a difuminarse.
Es un disco nacido de la confrontación: con la adicción, con la duda artística, con el silencioso temor a ser olvidado. Pero al final, The Imposter ofrece una fe distinta: la fe en que lo real no se puede fingir.