El coronavirus, junto a su eterno aliado, el confinamiento, han supuesto para la industria del entretenimiento un incansable enemigo. La escena cultural venezolana que de por sí encuentra dificultades en su día a día, se ve afectada y suspendida desde el inicio de marzo. Eventos cancelados, fans decepcionados, entradas compradas y reembolsadas, forman parte del panorama a corto y mediano plazo. 

Festivales de la talla del Sunset Roll han postergado sus fechas preestablecidas, con ánimos de reprogramar cuando la pandemia acabe. Los fanáticos, ansiosos por ver a sus bandas favoritas y escapar de la agobiante situación política y económica, se aferran a sus tickets comprados, con la esperanza de que pronto las medidas de distanciamiento social se verán reducidas y podrán corear las canciones a todo pulmón junto a sus amigos. 

El icónico Festival Nuevas Bandas, que celebraría sus 30 años de aniversario este 18 y 19 de julio, aún mantiene sus inscripciones abiertas para todos aquellos que quieran deleitar con su arte. La cuna de bandas emergentes nacionales debe enfrentarse a una “nueva normalidad”, que tendrá que cambiar por completo su formato para cumplir con las medidas sanitarias adecuadas y cuando sea prudente.  Asimismo, se han suspendido eventos como las Sesiones V-Rock, específicamente la segunda función de Sesiones V-Rock en Jazz y dos fechas más de Sesiones V-Rock: Encuentro en el Ruedo. Todas planificadas para llevarse a cabo en la primera mitad del 2020, y que sin duda dejan a la metrópolis con un vacío que difícilmente puede ser llenado con Lives en Instagram, tal como han hecho con su espacio radial, Rock en Ñ, y las sesiones de #YoMeQuedoEnCasa.

La suspensión de la primera fiesta electrónica Golden Ticket, organizada por el equipo de Sibelius Fest, y a su vez el regreso del Sibelius Fest como tal, que se reanudaría este año reuniendo a nuevos guitarristas virtuosos del país. 

Por otro lado, el Urban Music 2020, en el que se presentarían Caramelos de Cianuro, Guaco, Criollo House, La Melodía Perfecta, Juan Miguel, Big Soto y Los Boys en el Urban Cuplé del CCCT, ya se han visto obligados a cancelarlo en dos ocasiones este año.

El Caracas Trap Festival, que tendría lugar en abril, se suma a los festivales que interrumpieron su actividad anual; y estos son tan solo algunos de los espacios que se han visto afectados por la pandemia. Los Premios Pepsi Music anunciaron sus nominados el pasado 14 de julio; sus seguidores quedan a la espera de cómo se llevará a cabo la alfombra azul y su galardón.

La escena se encuentra buscando alternativas para entretener a su público mientras todo vuelve a la normalidad. Así lo hizo el Sunset Roll, reuniendo a los artistas originales de su cartel, para un concierto grabado. Asimismo, el Festival Música Urbana 2020 anunció a sus 20 seleccionados y estamos a la espera de su nuevo formato para poder exhibirlo. Sin embargo, la sensación no puede compararse a sentir el sudor en la piel, desafinar con sentimiento las notas musicales desde el público y perderse en las luces y los sonidos del bajo.  

Por otro lado, los artistas y las empresas que viven de la música y los conciertos en vivo, buscan darle la vuelta a la situación para sobrevivir en una economía cada vez más inestable. Los músicos promocionan incansablemente sus canciones, para que sus fans las escuchen en plataformas de streaming y pueden aliviar un poco la falta de ingresos que proporcionan las presentaciones en vivo. Las empresas se abren camino en las redes sociales y se educan para entender la industria del futuro.

También nos encontramos con alternativas de conciertos online pagos, cuya confiabilidad es insegura. No solo por el hecho de que el público no está acostumbrado a pagar para asistir a un concierto desde su computadora, sino por la inestabilidad del internet y las fallas de luz. Además, para que una persona esté dispuesta a pagar por escuchar música vía online, debe haber un elemento diferenciador que lo motive a tal objetivo.  

En un país donde las tensiones son constantes, el estrés se eleva a medida que los ciudadanos no pueden trabajar y sustentar a sus familias como de costumbre. A eso sumémosle el cierre temporal de espacios culturales, que suelen ser fuente de alivio y reencuentros para solo ser. El público se desespera y se refugia en los recuerdos de experiencias pasadas, como el Cúsica Fest 2019, que consuelan por tan solo un momento el vacío de entretenimiento al que se enfrentan actualmente.

Después de superar las expectativas del Cúsica Fest 2019, el equipo del Festival ya estaba ansioso por realizar el segundo en su estilo. Aunque evidentemente ha habido un ligero cambio de planes, el equipo de Cúsica se mantiene expectante y optimista para realizar la segunda edición de un fin de semana que a muchos nos hizo llorar, reír, soñar y comprobar que aún podemos reencontrarnos con esa Venezuela llena de arte. No sabemos cuándo, pero ahí está, entre los planes por venir.

Con suerte, en algún momento la pandemia tendrá su pico en bajada, dejará de hacer de las suyas y podremos respirar aire puro en comunidad. Los conciertos en vivo volverán eventualmente. No desesperemos, y más bien cosechemos las expectativas, para que estas sean superadas a la hora de regresar a nuestros lugares favoritos.

Quedaremos afónicos, lloraremos de felicidad, abrazaremos a extraños; la música volverá a sonar.