Entre un palo de agua y el alza absurdo del dólar, ayer la Fundación Nuevas Bandas nos regaló un pequeño spa sonoro o retiro musical, justo y verdaderamente necesario.
Con motivo de los 25 años de carrera de Los Amigos Invisibles, se creó una banda liderada por Luis Daniel González, mejor conocido por ser el tecladista de Famasloop, para pasearnos por la historia musical de una de las bandas más importantes de la escena rock venezolana.
Eran alrededor de las 7:30 pm, cuando en el camerino de la sala experimental del B.O.D se presentó el mismísimo José Rafael Torres, mejor conocido como “El Catire”. No es la primera vez que los músicos a quienes se les hace tributos sorprenden en los V-Rock, pero la emoción y expectativa para la noche aumentó en ese momento.
Cuando Félix Allueva se subió a tarima para agradecer a los presentes por su asistencia y contar la anécdota de cómo aparece la banda en la escena, parecía que nadie esperaba más que disfrutar de la música, ya que cuando se anunció la presencia de parte de Los Amigos Invisibles, se podía ver las caras de emoción y sorpresa.
La música no se hizo esperar mucho tiempo, luego de presentar a Luis como director y el encargado de los arreglos musicales, se subió el resto de la banda conformada por Armando Lovera (baterista de Los Hermanos Naturales / La Pagana Trinidad), Antonio Romero (bajista de Retrovisor), Fernando Bosch (guitarrista de La Pagana Trinidad) y el percusionista Carlos Manuel «El Mara» González de ClubHouse.
Un mini match entre “El barro” y “Robot love” fueron las seleccionadas para comenzar la funky pachanga, el cantante invitado responsable de lo que serían los tres primeros temas fue David Donoso de The Asbestos, que logró darle el sabor y picardía a «Ultra-funk» y «Mentiras» al que Julio Briceño nos tiene acostumbrados, aunque admitió que su fuerte es el género alternativo.
Llegó la hora del querido y pintoresco Vargas. “Playa azul” parecía quedarle como anillo al dedo al cantante, pero realmente fue “Sexy” la canción en la que se pudo ver al Vargas que estamos acostumbrados a ver en tarima, ese personaje divertido y carismático.
Luego de un pequeño momento de incertidumbre por si la lluvia dejaría llegar al siguiente invitado, los astros sonrieron a los encargados del show y dejaron que todo fluyera como estaba planeado: el gran Jorge Spiteri se logró subir casi un minuto después de Vargas para contar, en verdad, cuál es la historia detrás de la canción “Amor” y la relación de Spiteri con Los Amigos Invisibles. Sólo les contaré que hay una demanda desde Londres a la banda, una audición bastante exigente y un final con Oscar D’León…el resto es mejor que lo escuchen del mismo Spiteri en la próxima función.
La noche siguió y fue el turno para la única representación femenina de los cinco cantantes invitados que hubo, Alessandra Abate (de La Pagana Trinidad), que pareció ser la que tiene más guaguancó en su sangre y la más indicada para cantar “El baile del sobón”. La pachanga no terminó ahí, ya que inmediatamente comenzó a sonar una de las canciones más divertidas y conocidas de Los Amigos: “Cuchi cuchi”, que fue coreada por todos en la sala experimental, como era de esperarse.
Samuel Sánchez, de Versed, se subió para acompañar a Alessandra a cantar “Viviré para ti”, tema que, muy a mi opinión, fue de los que sonó mejor. Al finalizar, Samuel se quedó en tarima para cantar “Vecina” y “La que me gusta”, que aunque con problemas para recordar la letras de los temas, logró contagiar al público para que cantaran a todo pulmón las canciones.
El instante en el que Félix volvió a subirse en tarima, los asistentes parecieran haber intuido el final de show, ya que muchos ya coreaban tímidamente por otro tema, y la banda accedió a ello, para esta última canción El Catire subió a tocar el bajo para el tema «Ponerte en cuatro», en las voces de los cinco cantantes y todos los presentes. Siendo este el cierre perfecto para hacer del concierto uno muy especial.
La noche, como en todas las presentaciones anteriores de los V-Rock, terminó con el respectivo brindis, esta vez de la mano de Polar Pilsen.
Sabemos que tenemos mil cosas por las que estar preocupados o desanimados por la situación del país, pero los V-Rock siempre serán ese escape perfecto para que por una hora disfrutes de lo mejor del rock nacional, en la que se unen generaciones y demuestran que si de algo podemos estar agradecidos y orgullosos es del trabajo y del talento que tenemos en nuestro país.