Menino Gutto continúa expandiendo el universo emocional de Maracanazo Vol. I con Lamento ecuatoriano, una canción escrita entre la soledad y la incertidumbre, donde el artista transforma una crisis personal en un retrato generacional.
Nacida durante su estancia en Río de Janeiro, el tema captura el desarraigo y la melancolía de quien busca sentido entre dos países, dos historias y una misma herida.
El sencillo fue escrito en 2024, en medio de un periodo de aislamiento y espera. ‘Llevaba un año viviendo en Brasil y regresar a mi ciudad natal no fue lo que esperaba. Me encontraba en un estado de pánico, esperando el resultado de un examen médico, y entre la ansiedad y el miedo escribí los versos más honestos de mi vida’, cuenta Menino. Ese ejercicio de vulnerabilidad dio forma a una pieza profundamente cruda y lúcida, donde el dolor es el vehículo y la confesión la resistencia.
‘Lamento ecuatoriano’ expresa no solo lo que sentía en ese momento como individuo, sino también lo que me atraviesa como artista y ciudadano ecuatoriano’, explica Gutto. ‘Crecí en un país que se tambalea entre crisis políticas, catástrofes naturales y abusos de poder. Esta canción es una forma de decir: estoy cansado, pero sigo aquí. Es un lamento y una declaración de amor a mi país’.
El lanzamiento llega en un contexto de fuerte agitación social en Ecuador. Desde el inicio del paro nacional en septiembre de 2025, el país vive una de las crisis más graves de su historia reciente, marcada por la represión estatal, el uso desmedido de la fuerza, la criminalización de la protesta y un profundo deterioro de los derechos humanos y la confianza ciudadana. Gutto dedica la canción a las víctimas de la violencia y al pueblo ecuatoriano que sigue saliendo a las calles.
‘La canción llegó con pregunta y respuesta. Me trajo dudas y las convirtió en certezas. Ya no podía más adaptarme al postureo ni a la indiferencia. ‘Lamento ecuatoriano’ me salvó del silencio, y por eso necesitaba soltarla ahora, en este momento del país’, comparte Menino.
Menino Gutto es el proyecto del cantautor brasileño-ecuatoriano Gutto Vicunha, donde entrelaza sus raíces en un diálogo vibrante en portuñol. Su sonido es una conversación atrevida entre samba y cumbia, bossa nova y bolero, funk de favela y reggaetón: un puente musical entre dos orillas del sur, con el corazón en el centro.