Acercarse a la icónica sala La Riviera, una de las tarimas históricas de Madrid por donde han pasado nombres míticos como Mastodon, Green Day o Vampire Weekend, el pasado viernes era saltar de una ciudad a otra. El acento perdía la cadencia Madrileña y conseguía los slangs de Caracas; la banda sonora en el interior paseaba por tonos de indie latinoamericano y dejaba escuchar algún merengue escapado, y en la barra, el Brugal que suele ocupar el sitial de honor para licores en los bares de la capital española, había sido reemplazado por el ron venezolano que a menudo asocian con el rugby. En resumen, esa noche tocaba Anakena, que venían de petarla en Barcelona, y acercarse era saber que, aún más cerca del Mediterráneo que del Caribe, la banda jugaba en casa.
Pero saberse equipo local no hizo que la banda se tomará las cosas con calma, por el contrario: el grupo, que está empezando su primera gira post-pandemia y que espera estrenar un nuevo disco el año que viene, parecía tener las energías renovadas. No eran los únicos, el público también se notaba, como podía esperarse, hambriento de música en vivo y cantó cada una de las canciones desde la apertura con Pantera, pasando por algunos algunos temas de su EP debut, El Mar (2016) como Sofía o Veneno y de los sencillos que prometen formar parte de su segundo disco, como Fuego o No Hay Peligro, sin embargo los temas más aplaudidos fueron los de su primer álbum, siendo la bachata Guayaba quizás la más aplaudida. Los presentes viajaron a través de los sonidos del Caribe, aunque reinterpretados a su estilo.
Pero a pesar de que su sonido le debe tanto al trópico, Madrid ya empieza a tener una marca en su sonido. Evidencia de esto son los invitados con los que compartieron tarima, los malagueños de Javy y Pablo, quienes prestaron su voz para Veneno; Sandra Merino vocalista de Merino, tomó la voz femenina de Montaña Rusa y el grupo Venezolano-Granadino Santa Marta compartió el protagonismo en el bolero Saudade junto a uno de los mejores guitarristas de la escena venezolana actual y productor de la banda: Fernando Bosch. Anakena supo hacer que sus invitados brillaran sin perder el protagonismo, en particular Santa Marta, cuya participación elevó el que ya es de por sí uno de los mejores temas del grupo.
Pero la banda se guardó los temas con más movimiento para ellos. Sea el cruce entre bachata y trap de Carita Triste o la siempre explosiva Clara que les permitió una sesión de jam que terminó en una versión corta del clásico del reggaetón Mayor Que Yo.
Después de dejar la tarima, el público básicamente suplicó por alguna otra canción. Por fortuna, el grupo no tuvo demasiadas dudas, volvieron para interpretar Sanguchito, su primer gran éxito, y cerrar con Cinco la canción que mejor demuestra el sonido del grupo y la licuadora de influencias que los define. Es sorprendente ver una banda que tiene tan poco tiempo existiendo (poco menos de 5 años) tener un show tan pulido, y que se vea tan cómoda en un escenario tan importante e intimidante como puede ser la Riviera. Poco a poco los Anakena se han vuelto uno de los grupos clave del mundo alternativo venezolano, y de los más accesibles.
Anakena tiene en estos momentos uno de los mejores shows en vivo de la nueva escena musical latinoamericana, sin duda alguna, y ahora solo falta que el público español termine de descubrirlos.