Hay una historia, contada el 7 de mayo en la plaza Alfredo Sadel, que cuenta como, durante la ocupación de Francia por parte de los Nazis, los soldados ingleses lanzaban el poema “Yo te Nombro Libertad” desde los aviones para darle ánimo a los ciudadanos de París, y para recordarle a quienes oprimían al pueblo que la libertad llegaría cuando el pueblo lo decidiera. El arte utilizado como arma, no para atacar sino para defender, para aguantar un día más de represión, el arte como mecanismo de defensa.
Hoy vivimos este ejemplo en Caracas, miles de músicos marcharon por las calles de la ciudad con sus instrumentos en mano, algunos reconocidos: Horacio Blanco, Laura Guevara, Vargas, Maria Teresa Chacín. Pero también un sinfín de jóvenes que llevaron su instrumento en un intento de llenar el silencio que dejó la muerte de Armando Cañizales.
Es claro que no se puede llenar este silencio, Armando no está y cientos de pequeños requiems se tocaron para él, entre amigos, orquestas pequeñas, bandas improvisadas. Desde Altamira hasta la plaza Alfredo Sadel los instrumentos tocaron porque Armando no podía, porque no estaba allí, cientos tocaron por el.
La Sadel fue el destino y el escenario. Nuestros músicos, uno a uno, tomaron la tarima para expresar el dolor, la ira y la esperanza que todos sentimos. Quizás la mejor descripción del día fue la cara de Caterina Valentino, quien podía pasar de llorar a animar el evento en segundos, sonreímos por no decaer. Todos cumplimos con lo mismo que hizo Valentino, pasamos de llorar a cantar en instantes, a reírnos con nuestros amigos.
Pero se nos dieron motivos para sonreír. Desde la apertura con el grupo Raíces “Mi país necesita amor” seguido por la voz de María Teresa Chacín, con mi “Mi País tu País” nos recordó hizo sentir el valor de esta tierra, Laura Guevara cantó una versión de “Pajarillo”, -”una sola patria tengo y me la quieren quitar”- donde se pudo sentir el dolor y la esperanza en su voz, Edward Ramirez y Rafael Pino nos contaron la rebelión de las frutas con “El Aguacate”. Incluso el diputado Freddy Guevara se atrevió a cantar “Venezuela” con María Teresa Chacín (Freddy gracias por dedicarte a la politica) , siempre acompañados por la guitarra del maestro Aquiles Baez.
Muchos de ellos tuvieron palabras para los asistentes. “Nos vemos en la calle” insistió Laura Guevara con su micrófono en el aire. “Nos vemos mañana” pidió el diputado Freddy Guevara luego de cantar “Venezuela” y el joven Tomas Vivas, quien se hizo famoso luego de ser captado en video tocando cuatro en una marcha, cerró su breve presentación con un contundente “Nos vemos en la calle”.
A pesar del sol inclemente la gente se quedó en el lugar y los músicos entre el público acompañaron cada una de las presentaciones en tarima. Ya cerca del final se invitó al intérprete original de “Venezuela” Balbino para tocar la canción acompañado de miembros del sistema nacional de orquesta, el cantante apenas pudo terminar la canción entre lágrimas.
Para terminar el concierto todos los músicos en tarima, se juntaron para cantar “El Alma Llanera” y el Himno Nacional, acompañados de nuevo por todos los presentes que habían llevado su instrumento. A pesar de la tristeza el Himno sonó desafiante, el Bravo Pueblo está cansado, pero no de reclamar sino de los abusos.
La música hoy fue un escudo. Quienes fuimos hoy sabemos que este proceso puede ser difícil pero no eterno, hoy nos llenamos de energía. Como un poema que cae del cielo.
Por el pájaro enjaulado,
por el pez en la pecera,
por mi amigo que está preso,
porque ha dicho lo que piensa.
Por la flores arrancadas,
por la hierba pisoteada,
por los árboles podados,
por los cuerpos torturados:
Yo te nombro, libertad.