Donald Glover surgió primero como comediante que como músico. Cuando nació Childish Gambino, lo que se esperaba de él era la ingenuidad y amabilidad de su personaje como Troy Barnes, pero lo que Gambino entregó en su debut ‘Camp’ (2011) fue un álbum excesivamente honesto sobre su vida y lo que fue crecer con inseguridades por ser un pequeño niño negro y nerd. El álbum no fue bien recibido del todo, quizá porque en realidad, no fue comprendido del todo. A nivel práctico, no eran las mejores rimas, y a nivel conceptual, en ‘Camp’ no había lugar para terceros. O te sumergías en su realidad, o te quedabas por fuera, sin demasiadas posibilidades de entender.
Con ‘Because the Internet’ (2013), Gambino cambió su discurso. Su personaje principal pasó a ser un joven negro pero que en serio siente el hip hop, y vive su vida a través de él. Con este álbum se reivindicó, e incluso recibió una nominación al Grammy, por el hecho de que mostraba la enorme influencia del hip hop sobre una cultura. Aún así, el público se mantuvo escéptico.
El lanzamiento de ‘Awaken, My Love’, era lo que Gambino necesitaba, aunque realmente nunca lo buscó. Cambió por completo su fórmula, al punto en que mientras todos esperaban otro álbum donde el artista rapeara, se encontraron con una oda al funk, producido de manera impecable de principio a fin.
Desde la estructura de sus letras hasta el contenido y la música, este álbum significó una revolución para Gambino. Ya no es tan impersonal como en sus producciones anteriores, sino que de hecho aglomera sentimientos y sensaciones con las que una multitud puede identificarse sin mayores dificultades. Es evidente que la temática (como todo lo relevante de este año, realmente) gira en torno a la raza negra y todo lo que pertenecer a ella implica. Pero no se limita a honrarla únicamente en ese sentido, sino que las influencias sonoras más relevantes son joyas del soul y del funk, principalmente la obra maestra que es ‘Maggot Brain’ de Funkadelic, que dio inicio a toda una nueva cultura a partir de inicios de los 70.
Gambino se tomó una molestia de hacer una regresión a esos niveles de pasado para rescatar lo más valioso y terminar ejecutando piezas como “Me and Your Mamma” o la increíble “Stand Tall”, que evoca un sentimiento universal de, precisamente, mantenerse de pie y no dejarse debilitar aunque tengan todo en contra, un discurso que dedica a los suyos.
También se toma el tiempo de representar todo lo cósmico y mágico de la atmósfera de los 70 -llevada al futurismo- con el majestuoso sencillo “Redbone”, que mientras toca un tema mucho más universal, como lo son las relaciones donde los sentimientos no son mutuos, se mantiene fiel a toda la estética del disco, haciendo uso de la frase “Stay woke!”, (lo que sería un “¡activo, menor! para nosotros), que se popularizó como llamado de alerta en el movimiento Black Lives Matter.
A ésta le sigue “California”, que contrasta por completo en cuanto a sonido no sólo con “Redbone” sino con el álbum completo, por su tropicalismo y confuso trabajo vocal, que hace pensar si la canción era realmente necesaria.
Mientras canciones como “Baby Boy”, que hablan de su hijo, nacido hace poco, sobresalen cuando son comparadas con otras canciones del disco. Mientras ésta evoca sentimiento genuino, piezas como “Terrified” o “Zombies”, por más que quieran referirse a cuestiones que le atormentan, como llevar su vida o lidiar con el éxito, no logran conectar realmente, quizá porque pecan de simples y poco profundas.
Indiferentemente de esto, es un álbum que sonoramente es una maravilla que se disfruta de principio a fin por todas las influencias que trae consigo. Es también el nuevo giro en la carrera de Glover, donde deja a un lado el discurso hablado para dedicarse de lleno a la composición y producción de melodías y hechizantes y sensuales ritmos. Quizá para la próxima ocasión se presente con otro makeover, pero por los momentos, estamos bastante satisfechos con lo que logró.