César Hernández Galindo es uno de los venezolanos profesionales que ejerce en el sector musical desde temprana edad.
Sus labores iniciaron en Valencia (Carabobo), su ciudad natal, para después tener base laboral en Caracas, posteriormente en Bogotá y ahora ejerce en la industria musical de Ciudad de México, lugar en el que está por cerrar una maestría de Marketing y Publicidad en la Universidad Iberoamericana.
A sus 15 años ya daba sus primeros en radio y prensa, para después incursionar en la carrera de Publicidad y Mercadeo. De estar al frente en medios y detrás los micrófonos como locutor de La Mega 95.7 FM en Valencia y de entrevistar a grandes nombres como Shakira, Alanis Morissette, Juanes y Drexler, también lo hemos visto ejercer tras bambalinas con artistas de la talla de J Balvin, Sebastián Yatra, Morat, Feid, Karol G, entre otros.
Con una gran experiencia de haber trabajado en la disquera Universal Music en las sedes de Venezuela y Colombia, hoy es parte del equipo de Altafonte en México; en Cúsica sabemos que su bagaje laboral pudiese ser una gran inspiración para todo aquél que desee incursionar en el mundo musical. Dejemos que sea el mismo César Hernández Galindo quien nos relate su experiencia:
¿Cómo fueron los inicios de César Hernández Galindo en la industria musical, más allá de ser un melómano que disfrutaba de la escena?
Mis primeros pasos fueron como asistente de producción de un programa de rock en español que se llamaba Rock Sónico y otro de ranking también de rock latinoamericano en Valencia, que se transmitían en la extinta Satélite 105.3 FM. Los conducía un señor peruano llamado J.C. Ortiz que estaba casado con una valenciana dueña de una agencia de publicidad. Recuerdo que aprendí mucho de rock en español que nadie o muy pocos se atrevían a sonar, o no llegaba a Venezuela más que por MTV y TeleHit y por otros programas nocturnos que habían en Caracas, Maracaibo y Puerto La Cruz.
Esa fue mi escuela hasta que llegué a La Mega 95.7 como productor de El Ático con Lino Ángel Molero y luego como locutor de El Megáfono, ambos de rock latinoamericano. Allí fuimos de los primeros programas en sonar en Venezuela a artistas como Juanes, Zoé, Kinky, Moenia, Catupecu Machu , Leo Garcia, Jumbo, Zurdok, entre otros y le abrimos un espacio al rock emergente venezolano con una sección llamada subsuelo nacional. Después trabajé en el Aragüeño como corresponsal de música / entretenimiento en Caracas, para luego pasar a Universal Music Venezuela como coordinador de marketing trabajando con Metallica, David Bisbal, Tito “El Bambino”, Nelly Furtado, entre otros.
Después de eso, empezaste a trabajar en las oficinas de Universal Music Venezuela cuando sus oficinas estaban en Caracas, ¿cierto? Allí te veíamos prácticamente recibiendo a todos los artistas de la disquera que viniesen a Venezuela
Sí, mi cargo en Universal Music Venezuela fue de coordinador de marketing y sí, como dices, mi paso allí me dejó muchos momentos inolvidables, desde las gestiones más formales y hasta los pequeños detalles que hay que tener en cuenta cuando trabajas con artistas internacionales y hay que saber consentirlos para que se lleven lo mejor de cada lugar, por ejemplo, cuando yo era al que le tocaba regalarle dulces venezolanos a Nelly Furtado cuando vino, o cuando me tocaba estar con Metallica en la tarima como representante de la marca. Me tocaron retos como organizar la rueda de prensa de los Jonas Brothers con Evenpro. No se me puede olvidar la firma de autógrafos con David Bisbal en Recordland de Las Mercedes (risas),de esas experiencias se aprende bastante. Hay más historias de responsabilidades que me tocaron pero me extendería muchísimo.
Y cuando Universal Music Venezuela cerró sus oficinas, te trasladaron a Universal Music Colombia en donde nos imaginamos que allí te sumaron más responsabilidades por el movimiento que ese país ya tiene
Así es, ahí me ofrecieron ser label manager región Andina. La diferencia ya era del cielo a la tierra en el campo de las responsabilidades, porque aquí ya me tocaba establecer las estrategias en marketing no sólo para Colombia, también para Ecuador, Perú, República Dominicana y Venezuela. El contacto con managers, manejo de todos esos procesos. Colombia estaba en un su boom musical y cultural, fue muy interesante formar parte de ese crecimiento que tuvieron nuestros hermanos colombianos en todo. Recuerdo una de mis primeras actividades fue con The Killers. En Universal Music Colombia me recibieron con los brazos abiertos, me enseñaron el 80% de todo lo que hoy practico y que he ido alimentando con actualizaciones y más experiencia. Todo fue muy rápido, al punto que no me daba tiempo de extrañar Caracas (que la extraño).
Nos imaginamos que viviste la diferencia de ejercer con la misma disquera pero en dos países, una misma casa con realidades distintas
Una diferencia abismal, visiones muy diferentes. Lo que sucede es que el ingreso de la tecnología, las plataformas y el acceso a esos dos fueron muy potentes en Colombia, mientras que Venezuela se quedó estancada. Los colombianos supieron aprovechar su gran variedad sociocultural diversa, y explotaron sus géneros y artistas en diferentes líneas como rock, pop, hip hop, caribeño, urbano pop, reggaetón, vallenato, cumbia, popular, champeta, pacífico. Adicionalmente, en Colombia son más organizados, el sistema de derechos de autor es sólido. Hubo iniciativas del sector público y privado para impulsar el sector musical, con convenciones y actividades que sumaban. Construyeron un piso de confianza a la inversión, a los managers y en general en la industria que por muchos años estuvo en sombra por los problemas que ya conocemos que ha sufrido Colombia.
Las garantías en Venezuela sobre la piratería entre otros temas son muy débiles, y a su vez la diáspora dispersó y erosionó los esfuerzos y los terrenos que habíamos ganado en el pasado en el sector musical. Creo que la “industria” musical venezolana está repartida por el mundo, aportando cada quien desde sus ubicaciones pero no contabiliza para el resultado local sino para el país donde están residenciados.
Ejemplo, Georgina (la del dúo Tisuby y Georgina) estuvo nominada a Mejor Artista España en los MTV Europa; no deja de ser venezolana pero su trabajo al 100 está en España. El tema de la poca tecnología a la que se tiene acceso, dificulta mucho su proceso de integración y desarrollo. Hay iniciativas, esfuerzos que se están haciendo. Para mí es admirable cómo han mutado y cómo se han adaptado los músicos, los estudios de grabación, los medios, todo, en un ecosistema difícil.
Y con los cargos que ocupaste en Universal Music, obviamente esto te mantenía conectado con las oficinas de la misma empresas en otros países y sus actividades y te nutrías de ese feedback
Sí, trabajar en una trasnacional te abre definitivamente la mente, el espíritu y toda las energías en la que las personas crean. Porque es un intercambio cultural muy bonito y te permite explorar, aprender, procesar y ejecutar. Al final eso te lo llevas tú a la tumba, pero el conocimiento es poder.
¿Con qué artistas tuviste la oportunidad de trabajar en tu estancia en Universal Music?
Muchísimos, desde The Killers hasta Karol G, pasando por Juanes, Sebastian Yatra, J Balvin, Morat, Alejandro Fernández, Alejandro Sanz, Aitana, Jovanotti, Café Tacvba, Gustavo Dudamel, Molotov, Nach, Lasso, Justin Bieber, Feid, Los Tigres del Norte, Juan Luis Guerra, Alejandro Fernández, Maroon 5, Garbage… se me escaparán otros pero estos son los que me vienen a la memoria ahora.
Hoy estás en Altafonte en México. ¿Qué tal tu experiencia con la compañía? ¿Cómo ha ido ese otro cambio de vida en este país y qué te ha sumado profesionalmente respecto a tus experiencias anteriores?
Efectivamente, hace más de un año que estoy en Altafonte México. Luego de vivir diez años en Colombia, cambiar de país nuevamente ha sido un gran reto profesional y personal. Estoy muy agradecido con la experiencia porque si bien es cierto que sigo en la industria musical, los procesos y la forma de mirar al mundo es diferente. Pero es como retroalimentación, yo sumo lo que he aprendido y ellos me siguen enseñando nuevas cosas. Son una gran empresa, un mundo que aún me queda por descubrir.
¿Qué sientes que le hace falta a Venezuela para desarrollar este sector y reconstruir su industria musical?
Garantías en general. Sin garantías jurídicas, se está expuesto a interpretaciones, malentendidos y choques de ideas. Esas garantías pasan por leyes de protección al autor, a las ejecuciones públicas, a leyes sólidas con las se actualicen las reglas del juego, basadas en experiencias de otros países y que incentive el mercado interno. Competencia sana, buenos venues para conciertos, arenas, impuestos preferenciales, conexiones aéreas, plataformas de venta de boletos robustos para evitar clonaciones.
Puedo sumar más, pero es necesario establecer una línea que ayude a trazar el camino en los próximos diez años, escuchando a cada uno de los sectores que dan vida a la industria musical, en el que todos y todas puedan caber. Eso daría un espacio sano para que los artistas, inversionistas, plataformas, marcas, autores, compositores, productores, medios de comunicación y demás roles puedan tener tierra fértil para crear, innovar y crecer, lo que se traduciría en una mejor escena musical que derive en una verdadera industria musical. Como ejemplo, las sincronizaciones en producciones locales, programas de TV, publicidad en YouTube y muchas más fuentes de promoción e ingresos.
¿Qué consejo le darías a la gente que quiere incursionar en el music business?
Primero, se preparen mucho. Esta es una industria muy bonita, pero a la vez muy cambiante y competitiva. Hay que estar actualizado y cada vez hay más información con lo cual es fácil caer en el caos o la desorganización.
Segundo, hay que tener un objetivo; si no se tiene claro el objetivo, es muy difícil saber hacia donde tienes que remar con tus ideas y proyectos.
Tercero, ir al grano, hablar con transparencia. Hoy en día los resultados hablan por sí solos y es clave ser transparente en las acciones y en la comunicación.
Cuarto, el marketing y en especial el digital, es fundamental en el presente. Al inicio puede que te abrume el entenderlo pero es una ficha fundamental en este negocio, ya que ha estado en constante cambio y ajustes. Todo se mueve por la tecnología y el acceso a ella y hay que estar en primera fila aprendiendo en ensayo y error, con precisión. Por último la meritocracia, que aunque suene superficial, sumar puntos de a poco pero ganados con esfuerzo propio, valen la pena. No es necesario tomar atajos. Persistir. Ser buena gente, paga.
¿Hacia dónde va César Hernández Galindo?
Voy hacia donde me lleve la música. ¿Qué sigue?