Con tan solo 26 años, el jóven Carlos Dupouy de Caracas, Venezuela, ha logrado trabajar como director y editor en video musicales con grandes artistas como Megan Thee Stallion, Cardi B, Victoria Monet, Sean Paul, entre otros. Pero todos estos proyectos tienen un elemento en común: el baile y el movimiento ¿cómo lo ha logrado?
Antes de comenzar sus estudios de cine, Carlosn se entrenaba como bailarín en la escuela de baile Fitness Dance, en donde también logró producir mucho material audiovisual para su equipo. Ya en el 2014 comenzó su licenciatura en la New York Film Academy, donde conoció empresas como el Peridance Capezio Center que le ayudaron a experimentar con su cámara. Al año siguiente su carrera le exigió irse a Los Ángeles, la llamada Ciudad de Las Estrellas, donde poco a poco fue logrando trabajos con coreógrafos y empresas, como The Academy of Villains en Universal Studios Hollywood Horror Nights y en colaboraciones con Paramount Pictures y Universal Studios con importantes bailarines como Brian Friedman, JaQuel Knights y muchas más leyendas de la industria.
Más adelante sus éxitos fueron aumentando gracias a trabajos con la coreógrafa Rhapsody James, quien ha trabajado con Ariana Grande, Busta Rhymes y Madonna, quien lo ayudó a ser uno de los productores de videos más importantes de hoy en día. También logró hacer tours con la empresa Monsters of Hip Hop, quienes hacen las convenciones de baile más grandes e importantes de Estados Unidos.
Todo este camino lo lleva a su puesto del día de hoy, donde sigue trabajando con grandes artistas del momento en eventos de gran magnitud, siempre utilizando su estilo particular de entender la música y captar el movimiento. En conversaciones con Dopouy nos habló sobre sus próximos proyectos, su inspiración, comienzos, proceso creativo y experiencias.
¿Cuándo te diste cuenta de que querías dedicarte a ser director y editor? ¿Qué fue lo que te inspiró a estudiar y a trabajar en dónde estás hoy en día?
Siempre estuve pendiente de las artes; me gustaba el teatro, la música, dibujar y bailar, y fue como a los 16 años que me di cuenta que el Cine y el mundo de la producción lo combinaba todo. Luego a los 17 comencé a entrenarme como bailarín en Caracas, y a su vez, tomaba las fotos del equipo de baile, grababa los videos de las presentaciones y eso fue lo que me guió a entender realmente que yo tenía un camino en el mundo de la producción, a darme cuenta que existía un espacio para mi de hacer videos de baile y trabajar con coreógrafos, y poco a poco fui ascendiendo.
Siempre fui algo distinto con respecto a la gente que estudiaba lo mismo que yo, porque eran fotógrafos, directores, editores… y el hecho de que yo bailara y tuviera un background fuerte de baile, me diferenciaba mucho de ellos, porque sabía capturar y entender la coreografía, que es algo que tiene su propio mundo, y me convertí en alguien capaz de llevar eso al “mundo de los mortales”, por así decirlo.
La vez que me di cuenta que quería hacer esto con seriedad fue una vez en Caracas, cuando se hizo un concurso de Diablitos Underwood que se llamaba FILA, que abarcaba todo el área de las artes para los jóvenes hace varios años, y gané un premio por un cortometraje que hice por Mejor Guión. No me gané una lata de Diablitos (se ríe) pero me regalaron un libro de Kubrick, un CD de Los Amigos Invisibles y un trofeo. Sonará tonto pero yo estaba en shock, super emocionado y feliz porque me dije “ahí hay algo que puedo explotar”. De ahí simplemente me centré en querer capturar los mejores momentos de mi crew de baile y me llenaba muchísimo verles las caras cuando veían el video, era el mejor sentimiento del mundo.
Poco a poco fui conectándome con coreógrafos hasta irme a Nueva York, donde obtuve una beca para estudiar en el NY Film Academy, y empecé a trabajar en escuelas de baile de la ciudad, y seguí con los contactos con coreógrafos que estaban pendientes de grabar videos, ya que en ese entonces el tema de contenidos virales y producciones grandes de bailes estaba comenzando; por eso también siento que entré en un momento muy nuevo. Era joven cuando comencé en comparación con otros y poco a poco fui creciendo y aprendiendo con todos ellos.
¿Cómo fue tu proceso de llegar a Los Ángeles y comenzar a rodearte de empresas y personajes tan talentosos?
En ese año el pensum de la universidad se dividió en un año en NY y dos años en Los Ángeles, era la primera vez que la escuela hacía eso, por lo que éramos una clase de conejillos de Indias, y lo que trataron fue implementar las mismas clases que se veían en NY a Los Ángeles con su variación correspondiente; a pesar de que yo ya estaba mentalizado en que eso iba a ocurrir, el cambio me pareció rudo porque viví muchas experiencias lindas en la Gran Manzana, conocí a gente de todas partes del mundo, y como son sitios tan distintos fue como si te arrancaran una curita a la fuerza; Nueva York es una ciudad muy agresiva y tienes que ponerte al nivel de estrés de la ciudad, mientras que en Los Ángeles no hay esa misma energía: es un poco más distante, y me tocó afrontar ese cambio de vibra y, por ende, mi visión fue que, con mi trabajo, debía inyectarle esa magia que había obtenido en Nueva York a la ciudad de L.A. Al final: Caracas me dio el fuego, NY la magia, y L.A. la práctica.
La energía para moverme en California la saqué de mis experiencias anteriores y, cuando llegué a L.A., como ya tenía algunas conexiones con coreógrafos, como una llamada Rhapsody James, a quien le doy bastante crédito porque me permitió crear mucho de su contenido –además que es muy respetada en la industria– quien me ayudó a conectar con más personas presentándome a directores, estilistas, directores creativos, maquilladores, y más. Cuando me gradué, ya muchos sabían quien era, como “ahh, claro, tu eres Carlos, yo he visto tu trabajo”, y aunque no lo creas, aquí no hay muchos Carlos que trabajen en esta área entonces era más fácil recordarlo. De ahí comencé a trabajar con una empresa llamada Monsters of Hip Hop, la convención de baile más importante del mundo –tienen un alto nivel de éxito– porque han descubierto tanto a los bailarines como coreógrafos más importantes de la industria de hoy en día. Me convertí en el director de contenido de la empresa y así fue que conocí a los demás coreógrafos. A medida que ellos fueron viendo lo que hacía, fueron dándose cuenta que se trataba de alguien que los entendía y no era un simple videógrafo o director, sino de una persona que hablaba su mismo idioma, que entendía las cuentas de “5-6-7-8”, que entiende los diferentes estilos… Siento que esa facilidad que les brindaba a ellos de hablar conmigo con su lenguaje fue lo que me terminó de conectar con este mundo.
Ya que trabajas más que todo con bailarines, ¿qué recomendación le das a aquellos bailarines para que se sientan más cómodos frente a la cámara?
Siento que más que todo, necesitan extender el movimiento. Las cámaras graban de derecha a izquierda, ven el rango completo de un brazo por ejemplo, entonces ver qué tanto pueden estirarse y hacer el movimiento completo es lo que hace que la coreografía se traduzca más a nivel de cámara. Y otra cosa importante es el performance, estar siempre activo y con la energía al máximo. La cámara consume mucha energía, entonces, ya en el momento en que el baile atraviesa el lente, si no estás al máximo, te verás completamente apagado, porque la distancia que tiene el lente de la persona hace que se consuma mucho movimiento, entonces es súper importante tener la energía arriba. Mientras más duro bailes, mejor te vas a ver.
¿Te ha tocado corregir a bailarines para los videos?
Sí, aunque a veces es complicado porque, como en mi caso, ya he trabajado con coreógrafos y siendo yo mismo un bailarín, uno entiende que no siempre se va a estar al 100%, porque pasa que la gente se equivoca, se come un paso, no lo ejecutan como es exactamente, etc. Entonces, como nunca es perfecto, se necesitan varias tomas, por lo que voy a hablar directamente con el coreógrafo. Uno antes trata siempre de aprenderse la coreografía para ver qué pasos son los que servirán mejor, o qué momentos son os más importantes. Aquí en EEUU a veces piensan que el baile en un video es simplemente una pequeña porción del clip y listo, no importa tanto, pero en verdad se lograría entender más de la coreografía en videos musicales o más de bailes en películas si el director tuviese el conocimiento para comunicarse con un coreógrafo, y decirle las cosas específicas, si alguien debe hacerlo más duro, o si deberían volver a contar, entre otras cosas.
¿En qué momento aproximadamente sentiste que ya estabas cumpliendo tu sueño y que ya estabas haciendo proyectos profesionales? Digamos, ese golpe de “wow, ya lo estoy logrando”
Un momento que lo reforzó fue cuando me pidieron ser el Second Unit Director de los Apple Music Awards en noviembre del 2020. Yo trabajo mucho con el director creativo de Zara Larsson, Pharrell Williams, Beyonce y Megan Thee Stallion, haciendo cosas que siempre están detrás de cámara, ayudándolo en la parte creativa. Un día saliendo de la oficina me dijo super rápido y casual “mira, te necesito como second unit director para los Apple Music Awards” y me quedé en shock. Ya estuve varios años en este medio muy behind the scenes, editando contenido remotamente, estando en set, pero muy detrás, entonces esta vez fue seguir estando detrás de la cámara, pero mucho más cerca y más integrado. Ese momento lo reforzó mucho.
Pero una de las cosas que me hizo pensar por primera vez “esto es lo que voy a hacer y así es como lo quiero hacer” fue cuando me pidieron hacer el dance video para Sean Paul y J Balvin, el video de Contra la Pared también me reforzó el hecho de que puedo hacer lo que me gusta en el medio que he crecido y para artistas que me llenan. Fue un proyecto que monté con una amiga, quien era la coreógrafa, y a ella le dijeron que mandara un director con el que ella quisiera trabajar y me recomendó a mi. Fue increíble y la pasamos super bien, la experiencia fue increíble, el management y el mismo Sean Paul se acercaron a agradecernos y fue un buen momento para decir “wow, esto es posible”.
¿Cómo te sentiste al empezar a trabajar con artistas de grandes nombres como Victoria Monnet, J Balvin, Pharrell y Megan Thee Stallion?
Uno de lo que más se da cuenta de trabajar con ellos es que son personas, y yo sé que muchos lo dicen, pero a veces las personas los ven como si tuvieran un umbral, y cuando trabajas con ellos, te das cuenta que ellos solo quieren hacer trabajos con gente que les caiga bien, personas que sean personas, porque esto es una industria de personalidades, por ende tienes que saber tratar personas. También te das cuenta que muchos de estos artistas están pendientes de su arte, de crecer, tienen sus propias inseguridades, tienen sus propios desafíos y, hay muchísimas cosas detrás de lo que la gente piensa que es el glamour que implican demasiado trabajo, te das cuenta que son gente que trabaja muy duro para llegar adonde están y que se necesita de ese factor X como para decir “mira, aquí todos pertenecen en este mundo porque son buenos en lo que hacen”. Te das cuenta que sobrepasa el rol del trabajo y que importa más la persona. Es algo que yo he sentido grabando por mucho tiempo en behind the scenes, porque los ves, no como artistas, sino como gente, como se comportan a la hora de trabajar y ensayar.
A veces a la gente se le olvida eso, que son personas que les da hambre, se equivocan, se molestan, se cansan, tienen visiones distintas, etc. Se siente muy bien todo esto y, lo más bonito es que te respeten. Hay mucha gente que entra a esto solo por fama, y en verdad yo lo que más quiero es ese respeto.
¿Has tenido la oportunidad de trabajar lado a lado con el artista?
Hay muchos que ni siquiera me ha tocado verles la cara, pero hay artistas con los que sí. Con el último de Megan The Stallion ella se aseguró de sentarse conmigo a revisar todo y me decía qué tomas le gustaban y cuáles no. Yo hice como un draft primero para mostrárselo y luego vimos todos los clips. Hay artistas que sí se toman el tiempo y se sientan contigo a decirte. Una persona que es así, yo, en lo personal, admiro muchísimo y hasta el sol de hoy es la mejor artista con la que he trabajado es Victoria Monet, es una chica super trabajadora, super dulce, super inteligente, y está super entregada a su música. Fui a su casa varias veces a editar, y han sido videos tanto de videoclip como para solo redes sociales. Ella es muy colaboradora y te explica por qué le gustan las cosas, me dejó hacerle recomendaciones. Al final te das cuenta que es su cara lo que trabajas, y es un gran valor para ellos hacerlo bien, por lo que como editor, cargas una gran responsabilidad.
¿Has vivido alguna experiencia inolvidable, ya sea graciosa o de aprendizaje, al trabajar ya con grupos y empresas profesionales?
Tengo algunos cuentos. Uno cómico sería cuando conocí a Megan el año pasado (se ríe). Estábamos en la oficina trabajando para los BET Awards y yo ni sabía que ella estaba ensayando. Nuestro estudio es mitad oficina y mitad estudio de baile, donde los artistas practican; entonces yo fui de lo más confiado con mi botella de agua tranquilo y literal abrí la puerta, la cerré y me volteé, pero cuando lo hice, vi que estaba ella ahí en pleno fitting con el estilista, y yo, lo primero que hice fue disculparme super rápido, porque entré así como si nada, cerré la puerta y todo y cuando volteó. Ella está ahí como paralizada. Al final todos nos terminamos riendo muchísimo.
Un momento inolvidable fue ver uno de los ensayos de Gwen Stefani. Estaba haciendo el detrás de cámaras de su show de Las Vegas y el tema de verla ensayando y ver lo involucrada que está con su producto y proyecto fue muy cool. Fue como ver un concierto gratis de ella teniéndola a solo unos metros de distancia.
Y hubo un passion project que hice de Paloma Mami, de forma independiente porque no era para un trabajo ni nada, y una amiga mía llamada Elena Rose, venezolana, nos conocimos en Caracas estando en las gaitas, que escribe mucho con ella, se lo mandó y me mandó un mensaje súper lindo de que le encantó, le dio like, y al final fue súper gratificante. Fue algo que hice de corazón, lo quería hacer y ya, y que lo reconozcan artistas, para mí eso vale más que cualquier trabajo habido y por haber.
Cuando se trata de música ¿qué estilo te gusta más para trabajar? Ya sea con música urbana, pop, etc.
Me muevo más que todo en el mundo urbano, ya sea hip hop, dancehall, reggae, reggaeton. Me encanta en verdad todo. Me parece que cuando alguien dice “a mí no me gusta ese estilo de música” es porque no sabe apreciar la música realmente, pero para mí es más que todo lo visual, me pones algo y ya se cómo se ve la música. Me pasa más eso con el urbano, pero me gusta todo. Cada proyecto tiene su magia y cada quien tiene su interpretación de cómo se ve la música.
Según tu criterio y aprendizaje ¿qué es lo que diferencia a un buen videoclip de uno común y corriente?
Dos cosas. Lo primero es el nivel de artista y su arte, todo lo que engloba lo que es el artista como tal y que este sea genuino. No importa que tanto quieres hacer un videoclip; si no hay ese nivel de artista nunca va a conectar, porque esa magia es innata. Todo el mundo quiere ser artista, pero realmente hay cosas con las que se nace, y tener esa comprensión y nivel de arte es lo más importante: el nivel de artista genuino de que entiendes y te importa tu música, agarrarte de tus fortalezas y explotarlas, de que tienes una imagen y un estilo particular.
Los segundo es que se entienda tu música, porque el videoclip, al final de cuentas, es sobre la música. Antes, cuando comenzaron a salir los video musical en los 90, muchos dicen “el video no tiene nada que ver con la canción” y exactamente, no estás conectando con la música, o puede ser que la persona haciendo el video no conectaba con la música, y en verdad hay muchas formas de hacerlo, como imaginarte cómo se ve una canción, por ejemplo, que es lo que a mi me gusta hacer. Ver qué vibra tiene y partir de ahí. Y no te das cuenta como receptor, pero eso pasa porque el artista lo pensó y lo transmitió.
¿Cómo es el proceso creativo de Carlos? Es decir, cuando te asignan un proyecto, ¿por dónde empiezas? ¿Cuales son los diferentes pasos que sigues?
Es interesante porque la industria de la música es muy informal y depende mucho del artista. Hay veces que el artista te llega y que “tengo una idea” y te tienes que sentar a trabajarla y ver si tiene razón o no. En mi caso, yo escucho mucha música porque es como mi ancla, y de ahí, me ayuda a partir a varias ideas. Hay algo que se llama sinestesia que es interceptar sentidos con otros, así no tengan nada que ver, como por ejemplo, cuando dicen “el color gris me huele a pescado”, eso me pasa mucho con la música. Porque bailo, siento que he entrenado mi oído para que la producción de una canción se parezca a algo o se vea como algo. El otro día estaba hablando con un amigo, Mitch de Pentatonix, y me mostró una canción que le encantaba y le pregunté “¿qué piensas tú cuando escuchas la canción?”, y me dijo “no sé… pienso en el mar” y yo le dije “qué raro, a mí el beat me hace pensar en madera, e inmediatamente me lleva a algo retro”. Entonces, más o menos así es como concreto lo que quiero transmitir. A veces, cuando no estoy muy claro de eso y no soy yo el director, lo que hago es conversar directamente con el director y con el equipo creativo del proyecto, porque son los que tienen un plan y ya todo lo tienen estudiado. En esas veces uno lo que tiene que hacer es acoplarse.
Por ejemplo, lo de Apple Music fue uno de los mayores retos que he enfrentado. En una de esas me dijeron “mira, mientras grabamos esto, ve grabando lo caballos a otro lado” y me dieron una grúa, un drone con un helicóptero, unas luces y, literalmente, seis caballos con seis jinetes. Entonces, el drone nada más podía volar cinco minutos a la vez (cada cinco minutos se apagaba y lo tenías que prender de nuevo) y era la única fuente de luz que teníamos, porque estábamos en medio de un campo totalmente oscuro, y tomaba como 20 minutos en caminar desde el set hasta el sitio. La escena eran unos caballos galopando con la luz del helicóptero arriba, y a parte teníamos que grabar a Megan Thee Stallion con todo lo relacionado a los premios; a este punto, yo tenía al productor ejecutivo, persona que básicamente se encarga del proyecto, pegado a la nuca. Él fue super amable, su nombre es Mike Carson, leyenda en producción de videos musicales, pero siempre estaba en mi cuello viendo lo que hacía, entonces habían veces que me decía, ante todo ese momento de estrés, como “mira, yo sé que tu tienes tu visión con el tema de los caballos, pero esos caballos no me interesan, sé que quieres que salga bonito, pero necesito que principalmente me captures el momento con el sello de los Apple Music Awards y que captures la entrada de Megan, eso es lo principal”. Ahí es cuando tu ves que las prioridades en la parte del business interceptan mucho en la parte creativa. Al final todo salió perfecto, todo se vió increíble y todos salieron felices, pero fue bastante difícil.
¿Cuáles fueron los retos claves que tuviste que atravesar para llegar a donde te encuentras actualmente?
El tener mucha paciencia, en el sentido de ser honesto conmigo mismo y ver qué es lo que quería hacer, porque me pasaba mucho en la universidad, que en las noches me entrenaba como bailarín de 11:00 PM a 3:00 AM, y mis compañeros de clase, como nunca tuvieron nada que ver con ese mundo, nunca lo entendieron, y siempre lucí como muy cineasta para los bailarines y muy bailarín para los cineastas. Me acuerdo que al final de nuestro proyecto teníamos que hacer un reel de nuestros trabajos, y casi todo lo mío era de baile porque era lo que estaba haciendo, y me acuerdo que así quedé y eso fue en lo que me convertí, en ese “que hace los videos de baile” y me veían como una categoría menor de filmmaker; eso me afectó mucho porque yo decía “a mí me encanta lo que yo hago y me parece que está super brutal, estoy conectando con gente que hace cosas increíbles y no me parece que estoy en menos categoría”. Entonces en parte fue aprender eso, darme mi puesto por mi talento y que yo entiendo un idioma que no habla todo el mundo: el baile y las coreografías, y esa es un área importante en la industria vital. Eso fue lo primero que tuve que hacer para entender lo que me hacía distinto.
Este es un mundo muy exigente de muchas maneras. Me acuerdo con el video de Sean Paul me puse muy nervioso porque claro, era un dance video, muchas personas usan los runners, estabilizadores que utilizan muchísimo para los videos de baile, pero yo nunca los usé, siempre utilicé cámara en mano porque me parece que la industria urbana es así, es agresiva. Entonces, cuando me pidieron el video me puse a pensar “¿será que empiezo y busco un estabilizador y lo muestro todo más limpio?” y luego caí en cuenta que, si me llamaron, no fue para hacer el trabajo con el estilo de otra persona, sino porque quieren mi mano y talento para ello, entonces fue ese momento de decir “lo haré como lo hago yo, y si acierto, acerté; y si fallo, por lo menos fue en algo que me gusta y que yo quería hacer”. Eso toma bastante fuerza interior, darse esa oportunidad de fallar, y eso que no fallé (se ríe)
¿Con qué artistas te gustaría trabajar en el futuro porque te gusta mucho su trabajo?
Ojalá se me dé la oportunidad de trabajar con Paloma Mami. Me parece que tiene una voz increíble y súper sofisticada; a pesar de que ella no saca música muy seguido, me parece que es una artista muy integral, me gusta su vibra, me encanta su música. También me encantaría trabajar con Bad Bunny y Rosalía, por supuesto. De hecho uno de mis mejores amigos se llama Darren y es bailarín de Ariana Grande, y tuvo la oportunidad de bailar con Rosalía en Fenty y dice que ella es increíble. También Rihanna, es mi artista favorita número uno; y Georgia Smith. Algo que me gustaría explorar es el mundo country, que es super separado a lo que he hecho antes.
Si pudieras elegir un proyecto del que estés realmente orgulloso en términos de dirección y edición, ¿cuáles elegirías y por qué?
Mi bebé es el passion project de Paloma Mami, porque lo hice sin que me pagaran, sin que me contrataran, lo hice porque quería hacer algo lindo, y cuando Paloma lo reconoció fue increíble. Y de otro de los que estoy extremadamente orgulloso es todo lo que hice con Monsters, porque me abrieron demasiadas puertas y me permitieron abrir un departamento completo de video que se terminó en cuatro años; empecé cuando apenas tenía 23. Es todo muy lindo, no solo por hacer y dirigir todo el contenido de las redes sociales, los shows, los conventos, conectar con los coreógrafos…. pero también el hecho de que han pasado tantos bailarines por ahí que poco a poco han surgido que te llena y te emociona ese proceso de verlos crecer.
¿Cómo vemos a Carlos en el futuro? ¿Ya te encuentras trabajando en proyectos para este año?
Tengo varios proyectos andando y la mayoría son videos musicales. Lo más probable es que siga trabajando en la industria de la música, estoy comenzando a trabajar con el venezolano Paul Morris, también un cantante español y una cantante nueva de aquí llamada Gigi Vega. Están los Grammys, en los cuales se comenzará la pre-producción del 5 al 10 de febrero. Y estoy trabajando en el behind the scenes de Cry Baby, lo que Megan The Stallion va a sacar dentro de poco con Da Baby. Por los momentos es eso.
¿Qué le recomiendas a todos aquellos que quieran seguir un camino como el tuyo?
El mejor consejo que le doy a todos es que consigan eso que los hace especiales; todo el mundo es especial, y no en el sentido de que como todos somos especiales al final hacemos lo mismo, sino que todos tenemos esa chispa porque hacemos algo que nadie más puede hacer. Yo fui afortunado de estar en un ambiente en donde reconocí lo que me hacía especial de los que me rodeaban, y me agarré de eso, lo explote y lo maximicé, le saqué el jugo lo más que pude y sentí que eso hizo la diferencia, y además me volvió más fuerte. Yo sé que puedo entrar a un set y estar claro de que nadie escucha la música como lo hago yo, y soy afortunado de que mis mentores son coreógrafos. Incluso, el director creativo de Beyonce, se ha afincado en atornillarme los oídos y enseñarme cosas, pero justamente por eso, para afincarme en eso que me apasionaba: ver la magia de la música desde ese punto de vista. Es enfocarse en lo que hace tu experiencia especial y descubrir quién eres, es un trabajo de autodescubrimiento. Nunca trates de ser otra persona.
Hablemos de tus gustos musicales, ¿qué estás escuchando por los momentos que puedas recomendar?
Escucho mucho Llorarás de Oscar de León, todo el álbum de Kali Uchis Sin Miedo, y sin parar he escuchado Back to the Streets de Saweetie. Me encanta todo lo que tiene que ver con R&B, amo escuchar a Destiny ‘s Child, y mi canción favorita de la vida es Quisieras de Juan Luis Guerra. Yo en verdad escucho muchas cosas y reciclo mucha música.
¿Tienes algún videoclip favorito? ¿O alguno en el que hayas dicho “ojalá lo hubiera hecho yo?
Me encanta Un Día de Dua Lipa con Bad Bunny, J Balvin y Tainy es una obra de arte, con un storyline sencillito pero genial. Me encanta el video de Tove Lo con MC Zaac en Are U gonna tell her?. Me encantaría haber dirigido Be Alright de Kendrick Lamar y el de Fingías de Paloma Mami.
¿Cuáles son tus directores de videoclips favoritos?
Dave Myers, porque es un director que conecta mucho con las coreografías; y aunque este no sea de baile sino de musicales, Rodd Marshall. También me encanta Kenny Ortega, que ya verás que la próxima entrevista será tras un proyecto que haga con él (se ríe).
¿Tienes algún videoclip venezolano favorito?
Más que un video musical en específico, mi director favorito venezolano es Nuno Gomes. A él le rindo mucho respeto por todo lo que ha hecho, porque además, fue el primero en hacerlo afuera de su país. A pesar de solo trabajar con artistas latinos, sé que el trabaja muy duro con su equipo y es uno de los que más se afinca en lo que hace.