Después de varios días en el que fanáticos hicieron largas filas bajo el sol para obtener entradas, para luego canjearlas y finalmente marcar en countdown en sus respectivos calendarios, el fin de semana del 26 y 27 de marzo llegó: por fin se estaría llenando el estacionamiento del CCCT para el concierto de Morat: ¿A Dónde Vamos?, evento que, mientras para muchos significó el regreso de artistas internacionales visitando Venezuela, para otros fue vivir por primera vez la experiencia de concierto, y a su vez para disfrutar, no solo del talento de un país vecino como Colombia, sino también de agrupaciones nacionales, como Anakena y Mario Puglia, que tienen sus respectivos años construyendo sus proyectos musicales por lo alto y que, este fin de semana, marcaron una gran meta: abrir el concierto de un artistas internacional en su propio país.
Con las puertas abiertas a las 4:00 PM, ya se podía sentir un ambiente de emoción por parte del público en todo el CCCT; gente vestida con sombreros fedora al estilo de Juan Pablo Isaza, franelas estilo playera al más estilo Rawayana; incluso, tal como se vivía en los conciertos de los 2000, te encontrabas a vendedores en todas las esquinas del centro comercial vendiendo mercancía (no oficial) de la banda, como gorras, camisas, cintas, entre otros. Los asistentes coincidían en que “esto es lo que estábamos esperando por mucho tiempo y lo viviremos a lo grande”.
Después de pasar las filas de seguridad, la producción se encargó de que todos los visitantes tuvieran una experiencia completa digna de un concierto: estaban los puestos de cerveza con vasos con las caras de Morat, puestos de fotografía, estaciones de comida venezolana y dulces. Una vez que los fans tenían atados a sus muñecas el brazalete, comenzaba la fiesta, todos eran amigos de todos, y lo único que se notaba eran sonrisas de emoción y nervios.
Pero, para calmar un poco esa euforia que todos los chicos llevaban por dentro, una vez que el protocolo del evento te llevaba a tu asiento, tenías la oportunidad de admirar el Ávila detrás del escenario, conversar con amigos (y nuevos amigos), y además, escuchar un poco de música que DJ Marco 77, locutor de Rock en Ñ y parte del staff de Nuevas Bandas, le obsequió a dicho estacionamiento, sin olvidar meter en su playlist a grandes como Caramelos de Cianuro, Los Mesoneros, Cultura Profética, Los Amigos Invisibles, Babasónicos, Jorge Drexler, Elena Rose, Juan Galeano, entre otros. ¡Eso sí! A Marco no se le pasó poner canciones como Next Year de Foo Fighters para honrar al baterista Taylor Hawkins, quien nos dejó ese mismo fin de semana con su recuerdo de uno de los músicos más queridos en la historia del rock. Fue un tiempo de espera agradable (si se pudiera describir con dos palabras: chill & fresh) que ayudó a calentar los motores para lo que venía.
“Cinco minutos… pa’ que no me envíes al olvido”: Llegó la hora de los teloneros.
Empezó el espectáculo con Mario Puglia, un jóven cantautor venezolano a quien muchas ya habían visto en vivo en diciembre del 2021 con conciertos como el de Lasso, esta vez volviendo a sorprender con las canciones de su último disco Un Día A La Vez, con un formato acústico que iba a la perfección con el ambiente soleado del momento. A pesar de que no fue una presentación que hizo levantar de sus sillas a muchos, todas sus canciones fueron ejecutadas de forma muy limpia y estilizada, haciendo que la gente se animara a aplaudir en ciertas ocasiones y, por supuesto, pegar gritos de felicidad al final de los temas. Puglia demostró que actualmente cuenta con un proyecto sólido con proyección a otros países y con un muy buen sonido en vivo, que no defrauda a quien lo escuche.
Pasados unos minutos de la presentación de Mario, llegó Anakena, el grupo de “aquellos chicos rockeros que hacen bachata y tienen la canción de sanguchito” descripción que escuchabas decir entre la gente. Introduciendo un formato de estilo viaje de avión, con abordaje, despegue y aterrizaje, Mikel, Santiago, Mara y Antonio, con su super banda, hicieron que todo el público se levantara de sus asientos para bailar y cantar al ritmo de sus canciones, tanto del disco anterior como de los últimos sencillos que han lanzado previos al anuncio de otro nuevo (esperemos que sea pronto); y aparte, con sorpresas, como el regreso de la escuelita de baile y la incorporación de melodías de Juan Luis Guerra y su 4:40 en su repertorio. Además, terminó siendo un storytelling bastante ingenioso, sabiendo que apenas llegaron de una gira por todo el continente, y tambien le están abriendo a músicos que tuvieron que hacer un largo viaje para llegar hasta acá.
Utilizando unas visuales tan coloridas y dinámicas como sus atuendos, estos chicos demostraron que ninguna tarima es muy grande o pequeña para impedir que se presenten “a lo grande”, con un sonido a la perfección y una energía super contagiosa. Anakena dejó en claro que hoy en día son músicos clave para la escena musical del país; y no solo lo hicieron en el concierto de Morat, sino también en sus giras previas al fin de semana, con la que pisaron tarimas mexicanas, españolas y americanas. Con la emoción que tenía al público al inicio, los Anakenos fueron el previo perfecto para continuar con el evento.
“Compré entradas para ver a Morat y terminé viendo a Anakena, Mario Puglia y a Noreh también, no pido más” o “ver un concierto de Anakena es una experiencia que nadie te puede contar, debes vivirlo” eran algunas de las frases que se veían en Twitter después del primer concierto. También como Samantha, que ya había visto a Anakena y no escapó la oportunidad de disfrutar con ellos una vez más.
“El show de Anakena estuvo increíble (como siempre), me encantó el set de canciones que escogieron para tocar. Me gustó mucho que haya sido como estar en un vuelo, ya que le da un toque distinto y original pero siempre con la esencia tropical del grupo. ¡Verlos siempre es una experiencia!”. Así que los muchachos cumplieron su objetivo, lograron que fanáticos fueran, tanto para Morat como para verlos a ellos.
Ya pasó el amanecer, la gente estaba ansiosa, pero sobre todo, lista para dejarlo todo con esos cuatro chicos colombianos que también estaban emocionados por pisar Venezuela y presentarse por primera vez en su país vecino, tras probar las cervezas, subir el Ávila, comerse una arepas (todo estas pruebas las dejaron claras en sus redes), y de haber escuchado historias de sus amigos venezolanos, como sus colegas de Rawayana o Los Mesoneros a quienes han mencionado conocer en diversas entrevistas.
Tras un largo juego de luces para emocionar a los fans, finalmente Juan Pablo Isaza, Juan Pablo Villasmil, y los hermanos Simón y Martín Vargas, salieron de forma explosiva para darle una grandiosa y colorida bienvenida a sus fans venezolanos, que no podían creer lo que estaban viendo al inicio, pero que apenas éstos cantaron el verso “Recuerdo verte de perfil” del tema ¿A Dónde Vamos?, las 3000 personas que estaban en el estacionamiento del CCCT comenzaron a corear a gritos, y no pararon hasta la última canción.
Tocando un total de 22 canciones, el ambiente musical del fin de semana terminó siendo extraordinario con la presencia de estos músicos profesionales, que en ningún momento pararon de expresar sus más profundos agradecimientos a los venezolanos por la bonita recepción.
Pero ¿cómo no la iban a tener? Primero, tocaron sus temas tal cual se aprecian en sus discos, con un sonido impecable y voces bien afinadas de principio a fin, ¡todos sabemos que no hay experiencia más satisfactoria que esa! Luego acompañaron cada canción con una introducción que de alguna u otra manera tocaba al corazón del público, por tratarse de situaciones amorosas que todos hemos vivido: una primera vez que se va, un engaño, un amor único y duradero, amistades que se mantienen hasta la distancia y más.
Y no fuimos los únicos que se quedaron con esa impresión. Cerca de nuestros puestos estaba Dayana, una chica de 22 años que estaba con su familia y que al finalizar el evento compartió con nosotros su impresión.
“Ver a Morat en vivo fue un sueño, un sueño que no pensé cumplir tan pronto, y que sinceramente, tampoco pensé que iba a cumplir aquí. Aún no me lo creo, incluso hoy veo los videos y no puede entender que esto en verdad pasó. Morat es la primera banda que veo de un artista que no es venezolano, que obviamente he visto varias veces a artistas venezolanos y es increíble, y pero sé que haberlos visto aquí en Caracas abre la puerta a miles de artistas más que pueda venir a tocar aquí en Caracas o en cualquier otra parte de Venezuela, y eso me emocionó demasiado. La energía del concierto fue impresionante, todavía sigo en shock de haber tenido la oportunidad de ver a Morat en vivo y de que suene exactamente igual a como suenan siempre, eso de verdad me dejó loca. Se que pasarán semanas y yo todavía seguiré super emocionada por ese momento”.
Por último, y menos importante, Morat trajo otra sorpresa, que fue la participación de Cami para tocar juntos dos últimas canciones del repertorio, acompañados además de una iluminación, pantallas y efectos especiales que hacían del momento aún más irreal. A pesar de que su presencia en el escenario fue sorpresa para muchos, en su llegada días anteriores, la cantante chilena no dejó pasar el spoiler tras subir una historia del Ávila y subir los niveles de euforia de casi todos los asistentes al concierto, así que ya muchos estaban listos para darle a Cami una super bienvenida a Venezuela.
“Porque me aferro a que no fue un final sino un alto en el cuento” (Morat – Enamórate de Alguien Más)
Lágrimas, mil cámaras al aire, pancartas que decían “TEMAZO”, “Isaza, lánzame el sombrero”, “Simón, dame tu número”, parejas abrazándose y cantando a todo pulmón, personas en las últimas filas paradas encima de sillas para poder ver, y miles de palmas tratando de reemplazar las baterías de Martín fueron la prueba de que este concierto, a pesar de ciertas incomodidades que podían causar las sillas o el alto del escenario (porque muchos no podían ver muy bien el escenario desde lejos), no fue solo una nueva experiencia para Morat, sino también para el público venezolano que, tal cual decía Juan Pablo Isaza en sus discursos antes de comenzar una canción, “después de tantos momentos de mierda, ya necesitábamos algo que nos hiciera sonreír y sentir felices”… y lo lograron.
Para asegurarnos de ello, nos acercamos a una de las fans que estaba más cercana al escenario, quien al final del concierto, con la cara abarcada por una gran sonrisa y llena de lágrimas, nos dijo junto a su amiga: “Fue inexplicable, porque a nivel emocional fue un golpe duro para todos, mucha gente lloró, mucha gente gritó, y creo que fue un concierto en el que todo el mundo pudo drenar sus sentimientos al igual que yo, porque en nuestro caso, desde el 2016 teníamos ese sueño de verlos en vivo, e incluso muchas veces me pregunté ‘¿qué pasaría si vendrían?’ y hasta ese día, sábado 26, que los escuché cantar ‘A Donde Vamos’, que fue la primera canción, se sintió como algo realmente increíble. También fue super bonito porque explicaban por qué las canciones y el cómo las hacían, y cada historia que contaban nos marcó. Para mí fue una experiencia inexplicable pero fascinante”– Verónica Padilla.
Entre otros de los testimonios que logramos obtener del concierto; ¿se acuerdan de lo mencionado al inicio, sobre que para algunas personas, este sería su primer concierto? Ese fue el caso de Jessica, una chica de 13 años que conocimos en el evento y que, al final nos dijo: “Para mí el concierto fue irreal. De verdad no encuentro las palabras correctas para explicar todo lo que sentí y lo asombroso que fue ese concierto, y de verdad que fue una locura que, después de tantos años escuchando a Morat (desde que tenía 9 años), verlos en vivo alrededor de toda esa gente con el mismo sentimiento y cantando todos las mismas canciones al mismo tiempo… fue una experiencia muy bonita y que siempre voy a guardar conmigo. Solo me queda decir ¡gracias Morat por tremendo concierto!”.
Una vez terminado el show, con papelitos todavía volando por los aires y un público que todavía no quería que esa noche se acabara, todavía se sentía la emoción y el ambiente de felicidad, tanto del público como de los mismos artistas, que celebraron con sus más cercanos, listos para un descanso bien merecido. Morat: ¿A Dónde Vamos? terminó siendo una prueba de varias cosas: que los venezolanos añoran con ansias eventos de gran magnitud y que en nuestro país todavía existen quienes apuestan por la cultura. Por último, se demostró que el trabajo duro tiene sus frutos, tal como lo demostró Mario Puglia y los músicos de Anakena, que tras años de trabajo en condiciones que, a primera vista no se ven tan atractivas, logran pasar esa barrera de pesimismo, creer verdaderamente en su proyecto y salir a demostrar su talento al máximo de la manera más profesional que existe.
Hablando con Mara, percusionista de Anakena, nos expresó cómo se sintieron después del espectáculo: “Lo que significó este show para nosotros, primero fue tener a 5000 personas frente tuyo, que en verdad no sabíamos si iban por ti o no, es decir, sabes que están por Morat pero no sabes si van a quedarse o disfrutar ese pre-show por ti, y resulta que sí estuvieron y eso nos impactó muchísimo. Al principio teníamos mucho miedo de ver la reacción del público, porque no sabíamos si nos iban a apoyar, y al final no solo nos apoyaron, sino que también fue una locura, casi sentimos que el concierto era de nosotros por lo duro que la gente cantó y bailó con nosotros. Lo otro fue el abrirle a una banda en donde uno como músico se ve reflejado, porque Morat es como una especie de meta para nosotros -por lo menos con los pasos que han logrado- y saber que nosotros fuimos los encargados de calentar ese show se siente brutal. Creo que lo queda es seguir viviendo esos sueños y esas metas que nos vamos poniendo poquito a poco, y saber que se van logrando. Nada más queda pura felicidad para nosotros tras todo lo que se logró este fin de semana”.
Como punto aparte, los grandes momentos a veces no terminan como uno espera. El incidente de la disputa por una baqueta de Morat, es un punto que nos deja mal como público y el ingreso de un arma, es algo que pudo pasar a mayores y menos mal no empañó toda la experiencia del concierto. Este evento desafortunado, más que un recuerdo, no deja una gran enseñanza como venezolanos: la violencia nunca traerá cosas buenas, y después de un momento tan especial para muchos, el llevarse un sabor amargo tras tanta logística y organización, traerá sus consecuencias. A su vez, la seguridad y lealtad del equipo de producción de un evento masivo siempre será hasta más importante que la preparación del músico. En el concierto, desde que se pasaba la entrada, se vivió un ambiente familiar, todos eran amigos de todos, y por actos de maldad y agresión como los que ocurrieron en la zona platino del evento, no solo se demuestra una faceta negativa del venezolano, sino que le quitan la esperanza y felicidad a todos aquellos que buscaban expandir energías positivas y mensajes de amor a los demás.
Para terminar, aquí viene una reflexión de lo que todos deberíamos tomar conciencia: “No acumules en tu corazón deseos de venganza, instintos de mal. Échalos afuera. Perdona y olvida lo que te hubieran hecho de mal: en palabras, actos y maldiciones, calumnias e injusticias. ¡Olvídalo todo! Uno solo ganará con tu perdón: tú mismo, que liberarás tu corazón del peso de la amargura y del odio. Sé inteligente: perdona y olvida, para ser feliz”. (Torres, C. Minutos de Sabiduría. Pag 190).
Setlist: MORAT
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