Ya estamos en Diciembre, la época más esperada del año para los jóvenes venezolanos que ya casi terminan su año escolar. Pero esto no es solo porque sus vidas tomarán nuevos rumbos, sino también porque comienza la temporada de Intercolegiales de Gaitas, en donde todos los colegios de Caracas se reúnen en diferentes festivales para celebrar juntos, en forma de sana competencia, nuestra cultura musical, repleta de gaitas, música latina y shows que, hoy en día, tienen mucha producción.
A lo largo de los años, los festivales de gaitas, que llevan realizándose desde hace un poco más de dos décadas, le han enseñado a los jóvenes lo que significa trabajar en equipo para transmitir el lenguaje universal de la música de la mejor manera; les enseña compañerismo, unión, disciplina y respeto al instrumento, y además, les ayuda a ampliar su mundo musical, lo que en diferentes ocasiones ha ayudado a guiar a participantes dentro del mundo de la música profesional.
Hace poco, Asier Cazalis, vocalista de Caramelos de Cianuro, confesó públicamente que de muy joven tuvo la oportunidad de estar en un grupo de gaitas con otros colegios debido a que en su colegio no hacían este tipo de presentaciones. Esto nos hizo preguntarnos, ¿qué otros artistas también habrán vivido esta experiencia?
A continuación, les nombraremos a varios de nuestros músicos que participaron junto a su promoción en las gaitas intercolegiales de diferentes años, e incluso que, hasta el día de hoy, se han convertido en preparadores de los grupos que se han presentado recientemente. Tuvimos la oportunidad de hablar con varios de ellos para que nos contaran su experiencia y saber qué fue lo que más rescataron de sus días como gaiteros.
Siendo la solista principal de su grupo Venezuela visión 20/20, María Fernanda García, mejor conocida como Nani La Que Canta, se presentó en los escenarios de las gaitas intercolegiales del 2015 representando a la Academia Merici. Ese año ganó varios premios a la mejor voz de la temporada, lo que le hizo obtener muchos reconocimientos entre los concursantes.
“Estar en las gaitas fue lo que me llevó a tomar la decisión final de estudiar canto y dedicarme a la música como carrera profesional” expresó Nani. “Y fue por todo el sentimiento que se obtiene en la tarima y al ver como mi voz afectaba y generaba tantas reacciones en el público. Fue esa vocecita que me dijo “naciste para hacer esto”
Puedes escuchar un pedacito del canto de Nani por aquí:
La pareja de la banda La Fleur, Nany Huizi y David Nez, también formaron parte de sus grupos gaiteros cuando seguían en el colegio, incluso, a ambos les ha tocado, no sólo asesorar a bandas nuevas de chicos, sino también ser jueces de dichos festivales.
En el caso de Nany, quien fue chica gaitera entre los años 2000 y 2001 en su colegio María Auxiliadora de Altamira, nos explicó como ella hubiera querido que todo su bachillerato se hubiera basado en gaitas, demostrando su gran amor por la festividad navideña juvenil.
“Creo que lo mejor de las gaitas y de haber participado en ellas es todo lo que te enseñan y todo lo que te diviertes (porque particularmente nosotras éramos un desmadre, jajaja). El sentido de responsabilidad, el compañerismo, las locuras que uno inventa con sus compañeras. Haces un montón de amigas y amigos nuevos. En nuestro caso, mi colegio era de puras niñas, entonces esto te daba la oportunidad de socializar con más gente aún (chicas y chicos)” dijo la cantante de LaFleur.
Por otro lado tenemos a David, quien participó en las gaitas de su promoción del Santo Domingo de Guzmán y el Sinfonía; y a pesar de no haber participado en festivales intercolegiales, la experiencia le permitió ser jurado de gaitas más adelante, donde se llevó muchas sorpresas y recuerdos con talentosos participantes.
“El año pasado (2019) fui jurado junto con Pilucho del Intercolegial de Gaitas en el CCCT” comenzó a explicar David. “Lo que más disfruté de esto fue la GRAN cantidad de TALENTO que hay en los chamos ahora. Me sorprendí varias veces, sobre todo con las chamas. No me acuerdo de qué colegio era, pero había una como de 16-17 años que tocaba bajo BRUTAL. Demasiado talento junto en un solo día”.
Con una contable trayectoria dentro del mundo gaitero, Mariano, baterista de la banda Meera, participó en las competencias de gaitas intercolegiales junto a su promoción del colegio Integral El Ávila desde el 2013 hasta el 2016, con el mismo instrumento que toca el día de hoy: la batería.
Cuando terminó su experiencia como participante, años después, decidió formarse como preparador o profesor musical de gaitas, y desde el 2019 hasta hoy ha sido preparador de las chicas del colegio Cristo Rey de Altamira, quienes se presentaron en el más reciente festival de formato streaming GaitasLiiive.
Para Mariano, los tres mejores momentos que se viven al participar en los festivales son los ensayos generales, los festivales en sí, y el post gaitas.
“El primero porque se aprende mucho de todas las áreas, no solo la tuya como músico y también aprendes a compartir con tus amigos y grupo. Los festivales, porque vives la experiencia de una verdadera logística, un training, la organización de pasar de un festival a otro y tener cambiarse rápido, y todo lo que es pasar un día entero en un festival y conocer a los demás participantes de otros colegios. Por último, son los after toques, el ir a casa de algún participante de gaitas, sea de tu colegio o no, con tu uniforme y el concierto y celebrar un día largo de festivales con los chicos de otros colegios, es algo muy chévere”
De todos sus años como gaitero, tanto de participante como preparador, el joven artista aprendió la importancia de disfrutar lo que haces, más allá de un premio o un reconocimiento, porque a partir del momento en que te disfrutas tu presentación y lo demuestras, todo lo demás fluirá y llegará de forma orgánica, y de ahí vendrán premios y triunfos.
“El premio no es el fin, sino el disfrutar de tu presentación y del evento; tiene que gustarte lo que haces y debes saber transmitirlo, de ahí viene el verdadero reconocimiento. Puede que no ganes un trofeo, pero si a los chamos y al público le gustaron tus gaitas y te lo dicen, ahí es cuando verdaderamente ganaste. La clave es amar lo que haces, y a partir de ahí vendrán los feed backs”
El guitarrista, cantante y productor musical Fernando Bosch, mejor conocido como Mr. Bosch de la banda Mr. Bosch & The Bluetones, nunca participó en las gaitas de su colegio ni asistió a algún festival intercolegial. Pero en el 2016 se le abrieron las puertas para convertirse en el director musical de las gaitas del Santiago de León de ese año, por lo que aceptó y vivió una experiencia que nunca se imaginó y terminó recordando con mucho cariño.
“Yo no tenía idea de nada, y entrando fue que me di cuenta de qué tan competitivo es, y qué tan en serio se lo toman los chamos, además que tuve la suerte de que me tocara un grupo increíble, del cual sigo enamorado de todos ellos” confesó Bosch sobre su llegada a este nuevo mundo. “Te juro que tripeé muchísimo ese rollo de enseñar, desde el punto de vista de director musical que debía montar gaitas. No es un estilo que yo trabajaba comúnmente, pero es un género que siempre ha estado presente y que vives full con tu familia, entonces creo que lo que más me tripeé fue ver la dedicación que los chamos le ponían, porque los ensayos se ponen intensos y tienen que ensayar muchas veces a la semana”.
El productor también comentó que, al momento de asistir a los festivales, se sorprendió mucho con el nivel de producción de todos los colegios y de los eventos en sí, ya que era un mundo totalmente distinto para él pero que le sorprendía de forma muy grata.
La cantante en varias presentaciones en vivo ha expresado que uno de los momentos que más recuerda de sus inicios musicales fueron las gaitas intercolegiales. Y es porque Maleh, en el 2013, formaba parte del grupo de solistas del colegio Instituto Andes, que ese año se presentaron como Imperio Andes, representando, con sus vestuarios y escenografía, la cultura china.
“Fue una experiencia súper enriquecedora donde aprendí unión, disciplina y compañerismo” expresó así Maleh sobre lo que significó para ella la experiencia durante los intercolegiales
Marco Caraballo, Benito Taschini y Adriano Alvarado, a pesar de no participar juntos en el mismo año, el trío participó para sus respectivas promociones, encontrándose con varios significados y aprendizajes de la experiencia.
Primero fue el turno de Adriano, que con tan solo 15 años, participó en las gaitas Simón Bolívar II en el 2015 con la temática de películas, en donde el grupo abría el show con introducciones de filmes y agregaba interludios de clásicos como Star Wars, Misión imposible y más. Luego aparecen Benito y Marco, que para el 2016 estuvieron en las gaitas de su promoción del Peñón, donde le hacían tributo a Billos Caracas.
El trío, a pesar de tener anécdotas distintas, compartieron un mismo pensamiento: el tomarse en serio la música y no solo verlo como un hobbie.
“Fue un momento de cambio, porque pasó de ser un hobbie a ser algo que practicaba todos los días. Me ayudó a aprender mucho con la guitarra y, además, cuando llegó el momento de los festivales fue un feeling completamente distinto, y fue cuando me di cuenta que quería hacer esto por el resto de mi vida” explicó Adriano.
Marco nos dice “El tomarme en serio el tema de la música y el querer que toda la agrupación sonara bien es algo aprendí sobre todo de los directores de gaitas, productores y músicos profesional que además me inspiraron a seguir el camino de la música”.
De cantar salsa con su promoción, a estar en la agrupación musical más importante de Venezuela, Diego Rojas tomó sus primeros pasos en el mundo del espectáculo al participar en las gaitas del 2006, representando a su colegio Don Bosco de Altamira.
El colegio Don Bosco es uno de los pioneros dentro de los organizadores de los festivales de gaitas, siendo Diego una de las personas que formó parte del nacimiento de esta tradición que sigue continuando hasta el día de hoy. Incluso, el miembro de la Súper Banda de Venezuela le ha tocado aconsejar y visitar grupos actuales, donde ha comunicado que lo importante es el trabajo en equipo y la práctica constante.
Años después, su hermano Roby Rojas, siguió su ejemplo al participar en las gaitas como uno de los solistas, y entre los años 2010, 2011 y 2012 logró participar en una de las dinámicas más conocidas entre los festivales que es Rescatando Tradiciones, junto a los amigos de La Mega y Zona Escolar, que le dan a los participantes la oportunidad de grabar uno de los temas de su repertorio en un pequeño estudio musical.
Hoy en día ambos hermanos siguen emprendiendo su camino musical, el mayor como parte de la banda Guaco, y el menor como solista independiente.
“Lo importante siempre es compartir y no competir” dice Roby Rojas en un especial grabado por Zona Escolar sobre la experiencia de su gaitas.
A continuación, escucha un pedazo de lo que fue el repertorio del colegio Don Bosco en el año 2006, con Diego Rojas como solista:
Otro personaje que nos sorprendió en la selección de artistas participantes de los intercolegiales de gaitas fue Andrés Mata, integrante de la banda de rock participante de Festival Nuevas Bandas 2018: Bridges.
Recordando una de las canciones emblemas de las navidades venezolanas, la clásica Gaita Onomatopeyica, el chico nos afirmó que conformó el grupo de su promoción en año 2011 para su colegio Simón Bolívar II tocando los timbales.
Puedes echarle un vistazo a un pedacito del repertorio del grupo de gaitas en donde Andrés formó parte a continuación.
Los miembros de la banda Los Escritores de Salem, Simon Orta y Nicolas Baloira, estudiaron juntos en el Colegio Claret hasta su graduación en el 2016, y fue en diciembre del 2015 cuando ambos participaron en las gaitas de su promoción con un tema muy divertido: Científicos que buscaban viajar en el tiempo.
Para ambos, la experiencia fue muy gratificante, no solo por el gran nivel de conocimiento musical que adquirieron, sino porque también marcó el inicio de la banda que conocemos el día de hoy.
“Creo que eso fue lo que más me gustó, que conecte más con Nicolás a nivel musical para tener la confianza de mostrarle las canciones que estaba escribiendo, y que el tema presentarse en vivo y la importancia de aprender, no solo a ser bueno trabajando en equipo, sino también llevar dinámicas con personas distintas a ti, porque siempre hay un poco de todo en una misma promoción pero ahí todo converge, y es bastante interesante” explicó de esta forma Simón.
En conversaciones con Nicolás, el guitarrista nos contó que gracias a las gaitas, se enamoró nuevamente de la música, ya que años atrás perteneció a un conservatorio de música clásica, el cual no era su fuerte, a lo que las gaitas le hicieron ver que había más camino por recorrer.
Él explica “Recuerdo que teníamos una intro de Game of Thrones, en donde incluso, los directores de gaitas me dijeron que hiciera el arreglo, y me emocioné demasiado porque además era un solo que abría el show. Y cuando toque la primera nota en el primer festival, que fue el Don Bosco, a pesar de que habían puras mamás a las 10AM, todo el mundo gritaba y fue cuando dije ‘quiero hacer esto el resto de mi vida’ y aquí estoy ahora. También me ayudó a defenderme más en la calle respecto a la música, porque no es lo mismo tocar música en tu cuarto a darle con otros músicos y participar en un ensayo; uno aprende mucho”.
Siendo ambos de promociones diferentes, Sebastián “Curly” Crespo y Juán Velazco participaron en las gaitas de su colegio Santiago de León; el primero en 2012 como parte del grupo de voces, y el segundo como baterista en el año 2013.
Presentando un tema innovador, en comparación con los otros colegios, la promoción de Sebastián interpretó un temática basada en viajes a espacios interdimensionales a través de una nave espacial, el cual se veía representado en los actos de las bailarinas y los vestuarios del equipo.
“Lo que más me gustó fue el crear vínculos muy fuertes con el equipo y la promoción; también conocí a mucha gente de otros colegios. Me encantó la experiencia de poder estar en otros festivales, conocer tantas caras nuevas, ver bandas y artistas increíbles presentarse, comer divino… toda esa experiencia que viví al máximo siendo gaitero fue increíble. Y los ensayos fueron fascinantes porque aprendí muchísimo sobre cómo funciona montar una banda tan grande como lo es una agrupación de gaitas” dijo Curly sobre sus mayores recuerdos del momento.
La promoción de Juan interpretó un tema estilo Rock & Roll inspirado en los vestuarios de Elvis Presley, y ahí el joven también adquirió nuevas ideas y aprendizajes. “Lo que más disfruté fue poder ver a mis amigos —que no son músicos— montarse en una tarima, y tripeando junto a mí y al resto de los compañeros; me parece muy cool que se le dé esa oportunidad a la gente en los colegios. También disfruté mucho el hecho de ampliar la gama de ritmos que yo trabajaba en esa época, porque me tocó indagar en la salsa, merengue, la gaita, y es algo que recomendaría a todas las personas que tienen la oportunidad” expresó así el integrante de Gran Radio Riviera.
El exponente de música urbana e integrante de la agrupación Motherflowers, Frank Lucas, también fue uno de los músicos que le tocó participar en el grupo de gaitas de su colegio, Liceo Castillo Cardier, en el año 2009. Incluso, Frank no solo estuvo en las del 2009, sino que participó en años anteriores debido a que el colegio los ayudaba con sus calificaciones al tomar esta iniciativa.
“Recuerdo que, si te metías en las gaitas, te regalaban cuatro puntos para el lapso, dos en las que tenías más alta y dos en las más bajas (yo siempre las tenía bajas) y me caía la oportunidad como anillo al dedo. Uno de los últimos temas que canté me acuerdo que fue El Buzo, de Guaco. Lo que más me gustó es que le vi la importancia al género y la dinámica, más allá del premio o de los cuatro puntos, pero que me las tripeé, me las vacilaba y me permitía descansar de las clases para ir a los ensayos” se expresó así Gabriel, mejor conocido como Frank Lucas.
El colegio Humboldt era una institución educativa de Caracas que no tenía la costumbre de participar en festivales intercolegiales, hasta que llegó el año 2011 donde un grupo de amigos se reunió, armó un plan para convencer a los directores del colegio y a los representantes, buscaron coreógrafos y directores musicales y finalmente lograron poner el proyecto adelante. Uno de ellos era Rodrigo Gamboa, que con visión musical a futuro, logró convencer a su grupo para vivir la experiencia de tocar en grandes festivales.
“Ese año hicimos una votación para la temática y terminamos quedándonos con Fórmula 1, que fue muy loco en verdad” explicó Gamboa sobre el consenso. “Como no veníamos con mucha experiencia, decían que éramos la hora loca de las gaitas porque realmente nuestro set era muy loco, pero realmente quedó muy bien, el grupo sonaba super bien y se veía todo muy cool”
Finalmente, sobre lo que más le gustó de las gaitas dijo: “Compartir un montón con las personas de mi promoción con lo que yo no hubiese compartido casi nada y darme cuenta que también eran mis amigos, y también ese recuerdo de pasar unos meses muy cool en los cuales conectamos muchísimo personas que no habíamos conectado hasta ese entonces, y solidificó esos nexos dentro de la promo”
Otro que estudió en el colegio Santiago de León de Caracas y participó, en varias ocasiones, en las gaitas de su colegio fue Alenjandro Bautista, mejor conocido como ‘Drito’ de la banda tropical Okills que actualmente se encuentra en la Ciudad de México.
El joven baterista tuvo la tarea de tocar su instrumento maestro -la batería- durante los años 2002 y 2003. Cuando le tocó el turno de ser gaitero junto a sus compañeros de promoción, tuvo la responsabilidad mayor de montar el repertorio de la agrupación, el cual obtuvo grandes resultados.
Si te fijas bien en la foto grupal del equipo de Gamboa cuando presentó sus gaitas, podrás ver que cerca, con una chaqueta negra, también aparece Drito, que años después de graduarse formó parte del grupo de directores de las gaitas del Humboldt de ese año, siendo este uno de los tutores del cantante del éxito Adulto Jóven.
“Lo que más me gustó y aprendí de todo esto fue poder tener la oportunidad de tocar con amigos, conocer personas de otros colegios y darme cuenta que era algo a lo que podía dedicar; tocar” admitió Drito al conversar sobre sus días de chico gaitero.
El cantante de la banda ganadora del Festival Nuevas Bandas 2018, Anakena, también es uno de los que formó parte de las gaitas de su promoción del colegio San Ignacio en el año 2013.
“Éramos nueve dentro del grupo de canto” dijo Mikel “y nuestro tema me parecía finísimo porque era de rock, donde nos vestíamos con unos pantalones morados, una chaquetas negras de lentejuelas y que además tenían unos cachos verdes estilo dinosaurios, pero al final nos veíamos como unos rockstars”.
Ese año, el colegio San Ignacio presentó el tema rock, que se venía representado, no sólo en los vestuarios, sino también en los arreglos donde entre canción y canción le ponían los elementos de género rockero.
Desde que participó, Mikel ha demostrado que es “pro-gaitas” –a pesar de que en su época los shows no estaban tan producidos como hoy en día– porque fue un momento en el cual compartió mucho, no solo con los mejores amigos, sino con su promoción . “En general, es una experiencia que te permite hacer mucho networking y conocer a personas de diferentes colegios y promociones”.
“Aprendí muchísimo, muchas cosas que no sabía musicalmente en términos de arreglos y de voces lo aprendí en las gaitas, y también la importancia de cada instrumento y de cada músico, te das cuenta que, si el cuatrista suena mal, toda la banda sonará mal, o si el cantante se desafina, se verá reflejado en todo el conjunto… fue la primera vez que estábamos en una agrupación tan grande, y que todos fuéramos parte de una misma ecuación me pareció buenísimo” expresó de esta forma el cantante de Anakena.
También comentó que esta oportunidad le permitió conocer a personas con las que hoy en día trabaja y ejerce su carrera musical, como sus compañeros los anakenos.
“Todo el feeling del festival, a pesar de tener un ambiente súper competitivo, es de una forma sana y divertida. Es un ambiente súper lindo, bastante intenso y fuerte, pero gratificante a la vez”.
A pesar de tener una gran historia de amistad juntos, desde que estaban pequeños en el colegio hasta formar parte de una de las agrupaciones más importantes del momento, Mara y Antonio no solo participaron en las gaitas de su promoción del colegio Champagnat, sino que también siguieron montando a las agrupaciones posteriores hasta el 2018.
Empezando en el año 2011, Antonio comenzó tocando el bajo y Mara las congas. Más adelante, Antonio siguió montando el área de armonía del mismo Champagnat los años siguientes y Mara el área de percusión.
Por un lado, conversamos con Antonio, quien desde pequeño creció en un ambiente gaitero debido a su papá, que es maracucho. Su gran amor por la música lo llevó a, no solo participar en las gaitas de su promoción, sino también como importando en las gaitas del 2013 y estando como director los años siguientes.
“Una de las cosas que más rescato de las gaitas es que me abrió un mundo de posibilidades increíble para el bajo, porque, a pesar de que yo sabía tocar con metal o con rock, nunca me había metido de lleno hacia lo latino, y en gaitas uno no solo toca ese género, sino que hace muchas versiones de muchas canciones populares de salsa, merengue, y en ese momento descubrí el potencial del bajo, descubrí ese nuevo mundo en donde el bajo se desenvuelve de una forma brutal y me terminé enamorando aún más del instrumento y de todo el ambiente de gaitas, porque es algo super bonito y super fino” dijo Antonio sobre lo que más aprendió de esta experiencia.
Por otro lado tenemos a Mara, quien a pesar de iniciar tocando gaitas para su promoción, se adentra en el mundo de preparador gracias a miembros de su familia. “Al año siguiente de graduarme, mi padrino, que también es músico, montaba gaitas y me llamó para que lo ayudara, pero luego se fue y me dejó la chamba a mí, a lo que llamé a Antonio para que me ayudara, y de ahí empezamos”
Sobre lo que más le gustó de su experiencia como gaitero, respondió que consideraba que este evento es de suma importancia porque, además de mover la cultura, es la única manera de mostrarle a los chicos la experiencia de ser músico y tal vez, de inspirarlos a que se dediquen a eso más adelante. “Es el hecho de mostrar interés en tocar un instrumento para que luego te enseñen a tocarlo desde cero y luego que te monten en una tarima, es guiar al chamo hacia dónde va el mundo musical”.
“Lo que más aprendí es que cuando le enseñas a chamos a tocar el instrumento, terminas aprendiendo más del instrumento aún y te das cuenta de las mañas que uno hacía al principio y lo terminas conociendo demasiado” expresó Mara sobre el aprendizaje que adquirió al montar grupos de gaitas.
A pesar de que han pasado varios años desde su graduación, la joven músico Laura Guevara nos confesó haber estado en el grupo gaitero de su colegio Emil Friedman, en el que decidió ejercer sus dos pasiones: el canto y el baile, combinación que al final logró a la perfección y sigue practicando el día de hoy.
“Éramos los desastricos de las gaitas” expresó Juan Víctor, integrante de la exitosa agrupación VINILOVERSUS, quien también, participó en las gaitas del Instituto Cumbres de Caracas para el año 2002. Al igual que casos anteriores, a Juan le tocó ser pionero e incentivador para que la agrupación se formara.
“Organicé las gaitas en ese momento con mi grupo de panas que tenía; era mi grupo con el que también teníamos una banda de covers, entonces decidimos montar las gaitas, primeras y únicas gaitas que se hicieron de mi colegio” comentó Juan.
Igualmente nos cuenta que esa vez no tuvo muchos toques, debido al paro que se generó en el país, pero a pesar de ellos siguieron con su proyecto adelante hasta el final.
“En verdad casi todo fue echar broma con los panas. Como mi colegio era de puros hombres, las bailarinas eran una amigas que teníamos del Peñón, pero era una locura… igual le echamos mucho pichón para montar nuestras canciones. Fue super cool toda esa experiencia”.
Todos recordamos a estos tres personajes, exintegrantes de la icónica banda Los Amigos Invisibles, que hoy en día se mantienen fuera de la agrupación haciendo proyectos individuales inclinados al ámbito musical. El trío tiene en común que participaron en grupos gaiteros cuando eran adolescentes y, esta vez, tuvimos la oportunidad de conversar con Mauricio Arcas y Jose Luis “Cheo” Pardo sobre sus diversas experiencias.
Comenzando con Cheo, productor musical, guitarrista y DJ, forma parte del grupo de gaitas del colegio San Luis en el año 1986, cuando apenas cursaba 2° año del colegio y estaba aprendiendo a tocar la guitarra.
“Con el tiempo lo he digerido más y lo he entendido de una manera más analítica, pero yo creo que las gaitas son el primer acercamiento a la música de mucha gente, y más que todo de Venezuela” comentó Cheo sobre lo que más le gustó de las gaitas.”Una de nuestras tradiciones folklóricas que más se mantiene, de cierta manera atractiva para la juventud, son las gaitas, incluso más que las patinatas y los fuegos artificiales, en donde los adolescentes buscan pertenecer al grupo de gaitas por el esfuerzo de pertenecer a un grupo. Además, se promueven como una estructura de trabajo en equipo muy bonita y también es una manera de relacionarse con gente de otros años, de tu bachillerato, de tu colegio, y tener ese sentido de pertenencia que es super chevere también”
El músico y productor también comentó que, al profundizar sobre la música zuliana se dio cuenta de la apreciación que se le hace a la naturaleza venezolana, sus ríos, su fauna y más, y que, muy subjetivamente, cree que ese amor que tiene el venezolano hacia las gaitas es porque contiene ritmos que te hacen tener un gran sentido de pertenencia con tu país y que, combinado con la época navideña que es muy emocional, le termina generando gran pasión a sus escuchas.
Mauricio Arcas, por otra parte, estudió en el colegio Santiago de León junto a Armando Figueredo, y ambos estuvieron en las gaitas de 1990 y 1991 junto a su promoción. El primer año estuvo encargado del tambor y los tumbadores, mientras que el segundo y último año tocó las congas y la tambora.
“A raíz de las gaitas, el tecladista de LAI y yo nos hicimos aun más amigos, porque él también estudió en el Santiago; y después de ahí estuvimos en un grupo de música latina, inclinado a la salsa. Lo más chévere fue eso, que del colegio se dio paso, primero, a un grupo latino que se llamaba La Tilde, y de ahí, luego a Armando lo invitaron a tocar con Los Amigos y luego él me invitó a mí, entonces pasamos de tocar en el colegio a tocar música con otro grupo más grande y que fuera nuestra profesión” dijo así Mauricio sobre sus días de adolescente.
Al graduarse, antes de dedicar todo su tiempo a LAI, Armando estuvo un tiempo, en el año 1992, ayudando con el montaje de gaitas del Colegio Cristo Rey de Altamira.
“Retomando lo que más me gustó, primero, el compartir con los amigos del colegio; sin importar que fueran de diferentes secciones y años, conocí a mucha gente. Y otra bonita experiencia que me quedó fue que una de las chicas que formaba parte del cuerpo de baile terminó siendo mi novia del colegio, y duramos varios años. Ese fue básicamente mi primer amor colegial. Nos conocimos estando en el grupo y luego nos hicimos novios. Pero a parte de eso salieron muchísimas amistades” nos relató Mauricio sobre momentos inolvidables de esta experiencia.
En el año 2008, el colegio San Ignacio tuvo en la misma promoción a grandes músicos dentro la palestra venezolana del día de hoy: Andrés Mata, Armando Carmona, Juan Ignacio y Andrés Sucre, Luis Jiménez, Italo Pizzolante y Ava Casas. Todos, excepto Luis, estuvieron también en la misma agrupación gaitera de su colegio, donde no solo cambiaron la estética que se llevaba usando en eventos anteriores, sino que también triunfaron mucho en el área musical.
Andrés Mata y Armando Carmona formaban parte del grupo de solistas de la agrupación, dúo que terminó cantando juntos en la banda Grupo Pepper hasta el 2016. Ava Casas, de Americania y hoy en día solista, estaba en la parte de la tambora con las congas (uno de sus instrumentos favoritos). Finalmente, mientras Juan Ignacio tenía el instrumento de la guitarra, su morocho Andrés, a pesar de no pertenecer fijo en el grupo, terminó tocando varios de los instrumentos cuando más se necesitaba (charrasca, timbales, tambora, congas…)
En conversaciones con Ava Casas y Andrés Sucre, ex baterista de Los Mesoneros y morocho de Juan Ignacio Sucre, nos contaron sobre toda la movida musical de ese momento y de que se encargaba cada uno de sus compañeros.
“El contexto de nuestras gaitas constaba de que en años anteriores se tenía la tradición de que los músicos siempre vistieran con las camisas del fútbol del colegio de rayas rojas y blancas, y eso en verdad no nos parecía lo mejor y no nos gustaba, entonces, como nuestra promoción era bastante musical, quisimos hacer algo diferente “ comentó Andrés. “Ese algo diferente fue escoger una temática y un concepto guiado a lo latino tropical, con mucha influencia del son cubano en donde mi hermano y yo estábamos muy metidos porque teníamos un tío que tocaba en una agrupación con esa onda de ritmos cubanos, cha cha chá y más. “
A partir de esa influencia, los hermanos fueron planteando el concepto a su grupo hasta que llegaron a un acuerdo. En ese entonces, los mismo estudiantes preparaban su repertorio tres meses antes de los festivales, sin ayuda de profesionales, y terminaron llamando mucho la atención porque, no solo tocaban gaitas, sino que también integraron géneros desde Juan Luis Guerra hasta versos de bandas como Dermis Tatú y Desorden Público.
“Creo que fue la primera vez que le dimos un premio a nuestro colegio” admitió Ava Casas.
“Eso fue lo que me gustó y me pareció más divertido todo el hecho de conceptualizar algo, romper con varios códigos de lo que se venía haciendo en el San Ignacio y en verdad llevar a cabo un proyecto que se relacionaba más con nosotros y nuestro trabajo” coincidieron Andrés y Álvaro sobre el proceso creativo del grupo.
“No éramos las mejores gaitas, pero sin duda nos divertíamos mucho y la pasabamos muy bien porque, además, éramos un grupo súper unido donde todos éramos amigos que querían romper con las malas tradiciones, hacerlo diferente y tocar la música que nos gustara. Fue muy cool, incluso compartir con el grupo de baile lo hacía mucho más divertido”
Vale destacar que el morocho, a diferencia de su hermano, comenzó con el ideal de mantenerse en la batería y, debido a que también formaba parte del Centro de Estudiantes y no le daban los tiempos, decidió salirse. Al final, terminó siendo clave para el grupo, no solo porque era organizador y mantenía contacto con los demás colegios,sino también por si ocurría alguna emergencia y tenía que cubrir algún instrumento. Incluso, logró tocar en varios festivales (Merici, Puerto Azul…)
Pero también nos hicimos la pregunta , ¿en dónde estaban Luis Jiménez y Calín en ese momento si todos se conocían? El caso de Luis, integrante de Los Mesoneros, LAGOS y Araguato, es que estuvo a punto de formar parte de la agrupación, pero terminó renunciando por razones que explicó —de forma chistosa— en uno de los episodios del podcast de Los Mesoneros De Dónde Vienen las Ideas.
Descubrelo en el link a continuación (a partir del minuto 34:21)
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