Durante los noventa, en Venezuela, existieron miles de bandas. Pero muy pocas lograron alcanzar el éxito y la exposición de una en específico, que es considerada la más internacional del pop/rock local: Los Amigos Invisibles. Ellos no son solamente los principales exponentes del funk en el país, sino del continente latinoamericano. Con canciones como Sexy y Ponerte en cuatro conquistaron los corazones de miles de personas alrededor del mundo y continuarán haciéndolo durante los próximos años que nos queden de vida —si el calentamiento global no termina con el planeta—.

Para los jóvenes venezolanos, ellos son íconos con los que nos criamos y aprendimos a que la vida, a pesar de que tiene sus malos momentos, siempre tiene un ángulo desde el cual podemos ver las cosas de manera alegre, pícara y “chalequera”, y sin frustrarnos cuando nos salgan mal. Sin embargo, las respuestas a cómo ellos lograron a ser tan grandes y a crear un concepto tan genial con el que lograron dos Latin Grammy en su carrera, quedaba abierta y por eso conversamos con José Rafael “Catire” Torres para que nos guiara en su travesía musical.

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Esta banda cuyo himno es Rock and Roll All Nite, como comentó el bajista, ha sabido cómo hacer que historias comunes de sexo, amor y fiestas se conviertan en relatos memorables con humor y doble sentido para que los que escuchamos sus canciones podamos conectar y divertirnos. Torres mencionó que eso es lo que sucede cuando se unieron seis hombres caraqueños a crear música y por eso nunca se toman muy en serio en sus composiciones, sino que siempre intentan darle la vuelta y tener un buen rato, como dicen en el tema de KISS.

Antes de que se convirtieran en Los Amigos Invisibles, nombre inspirado en como Arturo Uslar Pietri se refería al público de su programa de televisión, ellos pasaron por cuatro versiones de la banda y todas eran inspiradas en grupos post-punk como The Cure y The Smiths. José Rafael cuenta que ese esquema se rompió cuando el mánager de Zapato 3 habló con ellos y les dijo que ellos no estaban en un lugar frío donde todos usaban abrigos, sino que debían adaptarse al clima de Caracas y generar un sonido con el que el público se identificara. Por lo que se adaptaron a la esencia de Venezuela y empezaron a usar el acid jazz y funk como base para todas sus creaciones.

En 1995, estrenaron su primer álbum de la mano de EMI titulado A Typical and Autoctonal Venezuelan Dance Band. Catire narra que al poco tiempo le enviaron copias de él a un amigo que trabajaba en una tienda de discos para que intentara venderlo y David Byrne, el vocalista de Talking Heads, fue uno de los compradores por el diseño de la portada que llamó su atención y que hizo que terminaran firmando con la discográfica, Luaka Bop. Gracias a eso, Los Amigos Invisibles desbloquearon otro nivel. Pero lo más importante para ellos es que encontraron una luz que los guiara por el sendero por el que debían transitar para encontrar su voz y el éxito en Latinoamérica con su conocido LP, The New Sound of the Venezuelan Gozadera.

José Rafael explica que la explosión atómica fue generada por ese disco de 1998, Los Amigos Invisibles pasó de tocar una vez al mes, a siete en diferentes ciudades del mundo. Además, menciona: «Siento que leímos el zeitgeist de ese momento y mucha gente se conectó. Fue un disco que muy adrede es muy venezolano, fue como nuestra intención de sí, ser una banda acid jazz y funk y todo, pero muy criolla al mismo tiempo y creo que eso caló muy bien en el público».

Desde ese entonces, la vida de los seis miembros cambió por completo. Se mudaron a Nueva York y les cambió el ritmo. Tenían su vida de banda y en el camino empezaron a producir varios discos en grupo y solitario con calidad internacional, como su cantante Julio “Chulius” Briceño con Chulius & the Filarmónicos que inició en el 2007, Mauricio Arcas con su Maurimixxx y José Luis Pardo como Dj Afro. Poco a poco ellos fueron encontrando sus caminos para desarrollar arte en todos los sentidos. Pero en esa travesía, tres de ellos decidieron dejar de lado la agrupación y seguir con sus vidas. Eso fue para los restantes, Julio, José Rafael y Juan Manuel “Mamel” Roura, devastador. «No sabíamos si valía la pena continuar», nos dijo Catire, quien también comentó que al dejar de ser una mesa de seis patas, tuvieron que cambiar la dinámica para poder encontrar el equilibrio nuevamente.

Los resultados de sus esfuerzos para mantenerse juntos se han visto reflejados en los premios Grammy Latinos 2019, donde ganaron la categoría de Mejor canción alternativa por la composición titulada Tócamela. A pesar de que obtuvieron el reconocimiento por su trabajo 10 años antes con Commercial, esta vez toma otra connotación pues es la respuesta a la pregunta de si realmente tenían que continuar creando contenido musical como Los Amigos Invisibles o no. Una de las experiencias más geniales que tiene José Rafael con la banda es estas premiaciones, porque dice que se siente realmente el cariño de los fanáticos, de sus amigos y de sus familiares con su proyecto de vida y reafirma que lo que están haciendo tiene un significado.

A pesar de tener casi 30 años de carrera, la esencia de Los Amigos Invisibles está en que cada uno de ellos es completamente distinto musicalmente hablando para mantener lo que ya construyeron. Torres es el que más escucha música que menos conocida y normalmente termina siendo de la vieja escuela. Nos recomendó canciones que definitivamente describe cómo es su personalidad, entre las cuales está: Agua (Nuevayorkinas Mix) de Pablo Fierro, To the Bone de Gene Page, Pas Contente de Vaudou Game, Lost Where I Belong de Andreya Triana, Fake ID de Riton & Kah-Lo, Na Real Sekele Fo’Ya de Pasteur Lappe, Take It Easy de Archie James Cavanaugh y Funky Stuff de Lizzy Mercier Descloux.

Pero como todos los venezolanos que se van, están pensando en el futuro del país y en si cambiará. Genera dudas sobre todo qué va a ser de la industria musical. Para él, la industria desapareció hace 10 años, a pesar de que haya gran cantidad de artistas que buscan ser escuchados en el mundo y que haya movimiento en la capital que ha generado que la banda haya podido tener cuatro fechas de presentaciones este año y regrese en diciembre para el Cúsica Fest, el cual el bajista espera que sea un éxito. Pero al preguntarle sobre qué piensa que pasará, queda la interrogante porque le parece muy pronto para asegurar una predicción.

De lo único de lo que el bajista de Los Amigos Invisibles está seguro con respecto a la industria es que «los artistas necesitamos el respaldo de alguien que esté más arriba, así es como evolucionan los artistas en el mundo. Entonces es necesario que hayan sellos, festivales, compañías de booking, que haya inversión en el arte, no solo privadas, sino del Estado y eso no está pasando, entonces están dejando a los artistas solos y eso es muy difícil». Añade que «en los últimos 10 años la música venezolana ha salido mucho al mundo y hay un cambio radical. Pienso que el destino de los músicos en Venezuela para poder salir de esto es salir de Venezuela. Esperemos que esté cambiando y que en estos años, como te digo, que estos shows que están sucediendo y estos nuevos aires que están soplando hagan que la cosa cambie y me equivoque. Pero música venezolana buena hay para rato, independientemente de la situación política».

Por eso, a la hora de la pregunta de qué artista venezolano deberíamos estar escuchando en este momento, Catire no lo pensó dos veces para contestar que definitivamente la respuesta es C4 Trío, una agrupación venezolana que está siendo nominada a Mejor disco folklórico en los Grammy 2020 y que él pudo escuchar en vivo por los premios de la academia musical para Latinoamérica.

La historia de una de las bandas más icónicas de Venezuela está lejos de terminar, el año que viene van a estrenar un nuevo sencillo y lanzarán la versión remasterizada de su primer disco, A Typical and Autoctonal Venezuelan Dance Band, que cumple 25 años. Seguirán poniendo en práctica el consejo que Catire le da a todos los jóvenes que desean tener una carrera musical: exposición, práctica y trabajo duro para encontrar la jugada de gol.