Muchos artistas son populares por utilizar su vida personal como parte de los productos que ellos crean. Dalí tenía como inspiración a su esposa, Wilde hablaba de sus fantasías y Snoop Dogg de su amor por la marihuana. Es completamente normal que la musa sea la vida cotidiana de cada persona porque es lo que conocen.

Taylor Swift se ha destacado como esa cantante controversial que está obsesionada con sus exes, y por eso, se la pasa constantemente hablando de ellos y no les voy a mentir, es completamente cierto y todos lo sabemos: ella ha hecho negocios hablando de sus relaciones pasadas. Sin embargo, eso no es lo único interesante que tiene que ofrecer, pues cada uno de sus álbumes captura una etapa y una historia que se relaciona con las cosas que le suceden a cualquier humano en las distintas facetas de su vida —excepto el desamor de Joe Jonas o Jake Gyllenhaal, obviamente— y merece el tiempo para analizarlos.

Taylor Swift (2006): La ingenuidad adolescente

A los 15 o 16 años, las niñas ven a sus crushes y solo piensan en las cosas que podrían hacer: caminar agarrados de manos, tener una cita romántica en la playa o tener un beso “pop” al estilo The Princess Diary. Ellas intentan encontrar su lugar en el mundo, qué es lo que desean ser, lo que quieren lograr y sobre todo qué les gusta porque no saben realmente quién son. Todo eso lo plantea Taylor en su álbum homónimo porque ella estaba pasando por todas esas situaciones.

El sonido del disco es soft y muestra completamente cuales son sus principales influencias bajo el género country. En ese momento, ella había comenzado a vivir en Nashville para poder cumplir su sueño de llegar a ser como Miranda Lambert o Carrie Underwood, quienes eran las más relevantes durante ese tiempo. Pero a pesar de que ella suene un poco más madura para su edad, lo que la diferenciaba era que mostraba esa ingenuidad adolescente que la caracterizó durante sus primeras composiciones, porque en realidad no sabía cómo era ese despiadado mundo real de las interacciones sociales, sobre todo de las celebridades.

Fearless (2008): El drama de la juventud

Casi todos conocimos a Taylor en el momento de You Belong With Me y por el problema con Kanye West cuando ella ganó como mejor video femenino, en lugar de Beyoncé. En este momento, ella se muestra como que está dejando de ser esa niña que solía ser, aunque continúa siendo ingenua que cree en el romance de película, porque desea tener una relación como la de una historia de Nicholas Sparks o La La Land, algo emblemático y que únicamente se enfoca en la idealización del amor. Fearless habla sobre la parte dramática y exagerada de la vida adolescente, donde los pequeños problemas parecen monumentales y lo más importante es el interés amoroso de la compositora.

Al final del álbum, en su canción Forever and Always, todo da un giro y vemos que un rompimiento le hace ver a Taylor Swift que en realidad las cosas nunca son tan perfectas como pensamos que pueden llegar a ser. Además, en ese tema habla sobre su relación con Joe Jonas y lo llama un “pequeño niño asustado”, mostrando su nivel de inmadurez.

Speak Now (2010): Adiós idealizaciones

Este es el primer disco escrito únicamente por Taylor y en él, hay un cambio un poco radical a nivel de narrativa. Ella deja de hablar de forma idealizada sobre los momentos que pasa junto a su amor, porque ahora es mucho más realista con profundidad. Allí desarrolla muchas de sus anécdotas románticas con artistas como John Mayer en Dear John y The Story of Us y Taylor Lautner en Back to December.

Captura el momento en el que dejas de pensar como una niña y empiezas a ser un poco más madura. Ya no eres Blair Waldorf queriendo ser una princesa popular y deseando al niño bueno y agradable, sino que deseas algo real que no te vaya a destruir. Ya no es la secundaria para Swift.

Red (2012): la relación tóxica

Al terminar una relación que más te marcó, comienzas a transformarte para demostrarle a la persona a la que amas que se está perdiendo de mucho. Swift se vuelve más rebelde y distinta a lo que era y eso se traduce en las canciones de Red que se tornan en pop y abandonan la parte country base de la artista. Es una faceta de cambios radical muy similar a la de Miley durante Wreaking Ball para que dejaran de compararla con Hannah Montana, en ella quiso mostrar su lado más controversial y eso aplicó Taylor Swift en este disco. Pero no busca ser muy distinta porque muchos temas como 22 y We Are Never Ever Getting Back Together son más juveniles y alegres que atrevidos.

 Algo que se repite en la vibra del disco es que no quiere dejar ir la idea de esa pasión con el hombre que ella piensa que es el “amor de su vida” y por eso continúa hablando una y otra vez de él. I Knew You Were Trouble desarrolla la conexión que tuvo con Harry Styles, hasta en el videoclip aparece un hombre similar con el mismo tatuaje del exmiembro de One Direction.

1989 (2014): amistad

A veces llega el momento en el que debes dejar de ser tan dependiente en tus relaciones, de estar obsesionada con los niños y empiezas a pasar más tiempo con sus amigas con 22. Taylor Swift le da más poder a lo que ella quiere hacer con su vida, pero en el fondo sigue en pensando en su relación tóxica. Eso es lo que transmite 1989 en todos sus tracks que incluyen tres temas sobre Harry Styles: Style, Out of the Woods y Welcome to New York.

Reputation (2017): Taylor

A pesar de que las críticas hayan dicho que Reputation fue un álbum agresivo y que mostraba una imagen negativa sobre la cantante. Ella intenta dar la imagen de que es una mujer poderosa, independiente e interesante con canciones sobre lo que los medios mencionan de ella y la evolución que ella ha tenido en el mundo de la farándula. Es mucho más experimental y sus temas tienen más bajos e influencias de R&B y hip hop.

Lover (2019): autenticidad

El último disco de Taylor Swift no incluye referencias a otras personas, ni cuentos de camino como en sus producciones anteriores. En esta vemos a una versión más libre, única, feliz y, sobre todo, real. Pero en el fondo es melodramática y nostálgica porque continúa haciendo referencias de cosas de secundaria como “me tomó la mano y me dio una carta”, cosas que no tienen nada que ver con lo que ella vive a sus 29 años.

Representa esa etapa de la vida en la que no quiere dejar ir el pasado, ese aspecto infantil que nos teletransporta a cuando solíamos pensar en que podríamos ser una Mia Thermopolis y que íbamos a encontrar al hombre que nos hiciera felices.

Todas estas fases las hemos vivido o estamos por hacerlo y de igual manera quedan muchas otras situaciones que nos quedan por experimentar, al igual que a la excantante country. Tenemos que encontrarnos con nosotros mismos y poder terminar de madurar y quizás eso es lo que veremos en el próximo álbum de Taylor Swift: madurez, originalidad y realidad.