La canción de autor en Venezuela pasa por un momento interesante. Cada vez son más los artistas que tratan de abordar al mismo tiempo su mundo interior y lo que atraviesa el país. Al mismo tiempo muchos de ellos forman parte de nuestra diáspora, lo que le permite a cada uno absorber influencias diferentes del entorno que los rodea.
Uno de los más llamativos de entre ellos es Simón Grossmann, el venezolano residenciado en Estados Unidos se suma a la larga lista de músicos que toman libremente influencias de su entorno, en su caso una mezcla del folk más oscuro de Bon Iver y el indie luminoso de bandas como Foster The People para crear un sonido que puede saltar de felizmente enamorado a profundamente nostálgico, y entre esas dos emociones camina su nuevo disco ‘Mujer eléctrica’.
Producido por Dj Afro y Carlos Imperatori el disco espera servir como introducción de Grossmann al gran público, y la rotación de varias de sus canciones en las radios locales sirven de evidencia de un buen resultado.
El disco abre con la carrasposa voz de Grossmann sobre un inescapable riff de guitarra en la dulce “Pienso”, que sirve como una típica canción de amor pero es elevada por la interpretación del autor. “Brisita de fe” toma tonos de reggae para crear un tema en clave de súplica, hablando de conseguir la paz y la tranquilidad en otra persona.
La idea del amor creando paz sigue en “Café con leche” una breve balada folk donde el artista acompaña únicamente de una guitarra acústica. “No llores” es por su lado un tema de esos donde el compositor le ofrece a su amada hasta bajarle el sol, es quizás uno de los menos llamativos del disco.
Afortunadamente recuperamos espacios en la balada “Brindo” que apuesta por la misma idea pero subraya cómo el protagonista consigue enamorarse justo en la tristeza, el arreglo más lento y sutil ayuda también recordando a los momentos más dulces del debut de Bon Iver.
“Semilla” es un tema totalmente distinto, apostando por sonidos bailables y dejando a la percusión brillar. La canción sirve para abrir la segunda mitad del disco con una inyección de energía que tiene mucho que ver con la producción de Dj Afro, José Luis Pardo ex guitarrista de Los Amigos Invisibles, que se ha vuelto el productor más importante de la escena alternativa venezolana al menos en el exterior.
“Mi nueva obsesión” es una canción un tanto llamativa, Grossmann intenta con su guitarra acústica construir una canción provocativa en clave de folk y aunque la letra es impecable no termina de cubrir los objetivos. Mucho más completa es el tema que da título al disco “Mujer eléctrica” el arreglo en base de blues que va en un constante crescendo y la voz del artista que no puede ocultar cierta nostalgia van construyendo hasta crear un interesante tema indie, que se conecta a la perfección con el interludio acústico “De nosotros”.
El cierre del disco es de nuevo en base de blues con “Justo y necesario” el tema más largo del lanzamiento donde la instrumentación y la interpretación vocal recuerda a lo más pop de Radiohead o lo más rockero de Coldplay.
El disco como un todo es un tanto repetitivo, pero los momentos en donde brilla son poderosos. La producción es impecable y las letras está bien logradas, suficiente para que valga la pena darle una vuelta.
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