La larga y valiente historia del feminismo no se ha escrito sola, sino que ha sido, por el contrario, escrita por miles de mujeres que a lo largo de todo el mundo han dedicado su vida a luchar por la igualdad y la justicia. Aunque podría parecer, por la vigencia del tema, que esta batalla es reciente, en realidad ha sido mucho el tiempo que las feministas han invertido en darle validez a su bandera.
El siglo XX, sin duda alguna, fue un gran siglo para las mujeres. Durante estas décadas, gran cantidad de países como Venezuela y Estados Unidos, permitieron que las mujeres ejercieran su derecho al voto. De igual manera, desde ese siglo, la educación en gran parte del mundo empezó a permitir el ingreso de las chicas en las universidades. Así, el siglo XX fue, poco a poco, sentando las bases para que en el siglo XXI las mujeres terminaran de conquistar el mundo.
Sin embargo, cuando se habla de feminismo durante el siglo XX, no se puede pasar por alto la historia de una joven cuyo espíritu luchaba naturalmente en pro de la dignidad y de la autonomía femenina. Su ciega determinación a ser ella misma y su ferviente deseo por la libertad individual, la llevaron a convertirse en la líder de un movimiento para el que simplemente había nacido. Su nombre era Janis Lyn Joplin, pero todos la conocían como Janis Joplin.
Esta joven, nacida en un pequeño y tradicional pueblo estadounidense llamado Port Arthur, tuvo que enfrentar desde pequeña una realidad social sumamente rígida y dogmática. Tanto su familia como todos lo que la rodeaban, solían tener una visión muy conservadora de la vida, por lo que todo lo extraño o diferente era automáticamente vetado.
La pequeña Janis, en cambio, había nacido con una esencia libertaria y aventurera. Los paradigmas de su pueblo natal no concordaban con su deseo de ser ella misma, por eso cuando tuvo suficiente edad para valerse por sí misma, la texana no dudó en desprenderse de esa comunidad que en vez de alimentarle el espíritu, se lo enfermaba. Desde ese momento, Joplin tomó las riendas de su vida y gracias a eso no solo pudo consolidarse como la mujer independiente que siempre había querido ser, sino que además pudo dedicarse a su gran pasión: La música.
Desde que Janis Joplin dejó Texas y llegó a California, específicamente a San Francisco, en el año 1963, su vida dio un giro sorprendente ya que por fin la joven con grandes inquietudes intelectuales y artísticas, se pudo desarrollar a plenitud. Desde ese momento, Janis pudo experimentar lo que para ella era la vida y además pudo conectarse con lo que de verdad le gustaba: El arte.
Ya desde ese momento, Joplin empezó a convertirse en toda una feminista y no porque estuviera de activista, ni exigiendo la igualdad de géneros, sino porque su manera independiente y autónoma de llevar la vida, la sexualidad, la vestimenta, la educación y las pasiones, puso a temblar el tradicional concepto de mujer que se tenía para ese momento.
Sin embargo, fue en el año 1967, cuando Janis participó en el Festival de Monterrey, que la artista terminó de consagrarse como un ícono del feminismo y un símbolo de la contracultura. En ese festival, Joplin no solo fue la única artista femenina, sino que además, fue allí que la prensa y los millones que seguían al movimiento hippie se fijaron en ella y en su genuina rebeldía.
Desde esa presentación, la espontaneidad, la irreverencia y la indiferencia de Janis ante los juicios del conservadurismo norteamericano, la terminaron de posicionar como la gran líder femenina del movimiento hippie. Con una visión abierta y aventurera de la vida, esta fenomenal cantante invitaba a experimentar la vida y a vivirla de manera que se pudiera gozar. Su mensaje, más allá de exigencias políticas, iba dirigido a la autonomía de la mujer como ser libre y soberano.
Lamentándolo mucho, desde hacía tiempo esta poeta había estado utilizando grandes cantidades de droga y el 4 de octubre de 1970, a la edad de 27 años, fue encontrada sin vida en un hotel de Los Angeles. La causa de la muerte fue una sobredosis de heroína.
A pesar de su corta vida, Janis publicó 3 discos de estudio y el cuarto, titulado ‘Pearl’, fue publicado luego de su muerte en 1971. Gracias a ellos y a todas sus brillantes conciertos, dentro de los que resalta su mística presentación en Woodstock (1969), Janis Joplin terminó de convertirse en toda una estrella mundial.
Su lucha por la igualdad de género sigue más vigente que nunca, por eso ahora celebremos su legado con lo mejor de su música.
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