Cada ciudad suena distinto. Cada ciudad tiene su propio ritmo y sus propios acordes característicos. Por supuesto cambian y varían, sin embargo, las melodías, como las calles y los habitantes, siempre viajan bajo el mismo patrón, creando así una identidad propia, un ambiente especial y una sonoridad particular.
¿Cuál es el sonido de Caracas? O mejor dicho: ¿A qué suena Caracas? Este valle brillante y olvidado pudo alguna vez haber sonado a bolero o salsa, no obstante, el destino ha estado ensayando ejercicios inciertos en estas tierras, lo que ha modificado la sonoridad caraqueña.
Hoy, esta ciudad podría sonar a Hip Hop o a trap, pero en realidad suena es a Rock puro y salvaje. ¿Por qué? Por muchas razones, pero una de las principales es porque el rock, al igual que la capital venezolana, también está en caída y también está sufriendo un doloroso proceso de desmembramiento del que será difícil recuperarse.
Tal vez por esa razón escuchar de noche a ViniloVersus a todo volumen mientras se atraviesa la ciudad por cualquiera de sus autopistas se ha convertido en una de las experiencias que más excita la sensación de ser caraqueño. Para bien o para mal, la adrenalina, la furia, la frustración, el miedo y todo ese conjunto de sentimientos radicales que encierra el buen rock es el sonido que ha tenido Caracas durante estos últimos años.
El viernes pasado, 15 de septiembre, fecha en que murieron dos grandes como Richard Wright, fundador de Pink Floyd, y Bill Evans, legendario pianista de jazz, se apagó uno de los pilares fundamentales de la movida musical venezolana y uno de los espacios donde precisamente se construía y se pulía ese sonido capitalino. Se trata del emblemático local caraqueño, Discovery Bar.
Hace tan solo unos días, a través de las redes se supo que Discovery cerraría. Al comienzo muchos lo dudaron por lo repentino del anuncio, sin embargo, era cierto y poco a poco la ciudad se fue preparando para despedir el lugar que por 10 años ayudó a formar a muchas de las bandas del repertorio caraqueño y nacional.
Junto al anuncio del cierre, Discovery Bar comunicó que tendría dos eventos de despedida. En el primero participaría La Pagana Trinidad y en el segundo participaría la banda capitalina, Gaêlica.
Llegado el día viernes, los amantes de la música, al igual que gran cantidad de artistas y de representantes de la movida musical nacional, se dirigieron a las instalaciones de Discovery, ubicado en la urbanización El Rosal, para despedir a ese fiel compañero que siempre había brindado buena música y buena cerveza.
La cola para entrar sorprendió a más de uno. Visto desde lejos parecía la entrada a un concierto de gran escala como esos que se hacían antes. La noche caraqueña parecía estar al tanto de lo que ocurría, pues estaba despejada y fresca. La gente afuera esperaba con esa tensa calma que caracteriza a los que saben que van a ser testigos de un buen evento.
Adentro del local la gente hablaba, tomaba y reía. Entre camisas negras y peinados estrambóticos, el rock retumbaba y la energía en el lugar aumentaba. Visto fuera de contexto, el evento emocionaba e incluso daba la ilusión de no era la despedida, sino una demostración más del cariño que le tiene el venezolano a la música nacional.
Durante las primeras horas, el público parecía estar calentando para saltar y para cantar. A medida que fue entrando la gente, el tránsito se complicó y las colas para comprar se hicieron largas, sin embargo, la música estaba allí haciendo de las suyas y a pesar del tumulto, no había persona que no se balanceara o que no moviera la cabeza al son del bombo.
Personajes de la música nacional como Gustavo Casas, Jhoabeat y Tafio estuvieron presentes en el local. También estuvieron allí diversos periodistas, fotógrafos y miembros del gremio musical. Dejando a un lado las conversaciones sobre la diáspora venezolana e ignorando la grave crisis que sigue afectando al país, Discovery Bar tuvo una despedida tan grande como su legado.
Entre 1 y 2 de la mañana, las luces se apagaron y la música se detuvo. Todo los ojos se dirigieron a la tarima y empezó la estampida humana en busca del mejor sitio para ver a Gaêlica, la banda elegida para adornar la noche.
Durante más de hora y media, la agrupación caraqueña hizo brincar al público y deleitó a todos los presentes con una excelente presentación llena de improvisaciones, energía y mucho humor. Tocaron temas clásicos, pero también presentaron piezas de su nuevo disco ‘El día que todo cambió’ (2017).
Los flash volaban mientras que Figueira, Gutiérrez, Álvarez y los demás acompañantes daban una gran lección de talento en vivo y de versatilidad instrumental. Ya llegando al final, artistas como Jhoabeat se montaron a acompañar a la banda y así cerraron una noche que quedará para siempre en la memoria colectiva de la movida musical caraqueña.
Discovery Bar es otro lugar que cierra, es otro venezolano que se va. Cada vez son menos los que quedan y los que siguen trabajando por esto, sin embargo, tarde o temprano las cosas cambiarán y Caracas rediseñará su vida y su sonido.
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