Manchester ha dado una lección

El oriente y el occidente quedan tan cerca pero a la vez tan lejos que a veces no parecieran formar parte del mismo mundo. Las barreras culturales son tan altas y tan imponentes que suelen cegar a comunidades enteras como también a líderes e intelectuales de ambas latitudes.

Desde la percepción del yo hasta la visión del trabajo es diferente; por lo tanto, es entendible que para muchos el oriente del mundo e incluso el medio oriente parezca estar ubicado a varios años luz de distancia.

Este sentimiento de lejanía y de desconexión que existe entre las dos caras del planeta puede llegar a ser muy peligrosa, sobre todo cuando se apodera de aquellos menos educados. En una cabeza inocente e ignorante, lo extraño fácilmente puede asociarse con lo peligroso y si a eso se le suma algún tipo de ideología o de religión que afirme el extraño como enemigo, los resultados pueden ser devastadores.

La guerra que existe hoy en día entre los grupos islamistas extremistas de Medio Oriente y las potencias de Occidente es precisamente producto de esa negación, exclusión y de esa subestimación hacia lo diferente.

Dicha guerra es un conflicto de gran complejidad y muy difícil de abarcar en su totalidad ya que existen muchos puntos de vistas, muchas teorías sobre su nacimiento y muchas más sobre su prolongación; sin embargo, la cuestión no es quién es el malo y quién es el bueno, sino qué se puede hacer para ayudar.

Lograr avances como aliviar las tensiones, parar los ataques terroristas y acabar con la guerra en países como Libia, necesitan demasiada voluntad, demasiadas decisiones y mucho consenso, por lo tanto, son avances que toman años. No obstante, hay otras cosas que se pueden hacer que tal vez no acabarán con el conflicto en un segundo, pero sí ayudarán a mantener prendida la esperanza de un mundo en paz y unido.

Y ¿qué es eso que se puede hacer? Manchester lo ha demostrado. La ciudad inglesa, a pocos días de sufrir un fuerte ataque terrorista en el que murieron más de 20 personas, decidió quitarse las lágrimas de la cara y despojarse del miedo con la realización de un concierto que sin duda alguna ha sido uno de los mejores que ha tenido el Reino Unido en mucho tiempo.

Por más de tres horas seguidas, artistas tanto británicos como estadounidenses llevaron a cabo un evento en el que reinó un sentimiento de solidaridad y de unión que hizo que los espectadores se olvidarán por unos minutos de la tristeza y la angustia. La música nuevamente volvió a mostrar su grandeza y su utilidad al momento de fortalecer el espíritu y la estima de todo un pueblo.

Ariana Grande, por su parte, fue la protagonista del evento, aunque junto a ella estuvieron otros grandes de la música como Coldplay, Liam Gallagher, Robbie Williams y muchos más como Katy Perry, Black Eyed Peas y Pharrell Williams. El lugar que acogió a los artistas fue el famoso estadio de fútbol, Old Trafford, que se vio abarrotado por miles y miles de personas de diferentes edades.

El evento no logró devolverles la vida a los jóvenes asesinados, ni tampoco evitará que se lleven a cabo otros ataques, sin embargo, representó un firme grito de ilusión y valentía para que todos aquellos que creen que con las armas pueden imponer sus creencias, se den cuenta de que no es así y de que nunca será así.

Los ingleses supieron plasmar en esa gran fiesta ese sentimiento elegante de progreso, armonía y arte que los caracteriza, como si intentarán demostrar que ninguna bomba podrá alterar su esencia. Fue un concierto, es cierto, pero más allá de eso fue una lección que Manchester le da a todos los cobardes que asesinan inocentes por la espalda.

Durante las últimas semanas, Inglaterra ha sufrido una serie de ataques destinados a sembrar el terror y el caos en todo el Reino Unido y en toda Europa. Vienen meses difíciles ya que la guerra santa, como la llaman los musulmanes, parece recrudecerse, no obstante, ya los ingleses han demostrado que no tienen miedo y que nada los detendrá en su camino para consolidarse como la nación independiente y soberana que pretenden construir.

Ahora a ver el concierto: