Venezuela desde hace años vive una grave crisis económica que ha deteriorado a todas las industrias a nivel nacional. Dentro de esas, la industria musical ha sido una de las más afectadas ya que no cuenta con los recursos necesarios para poder desarrollarse a cabalidad. En consecuencia, todo el movimiento cultural y musical del país ha sufrido graves retrocesos y un peligroso estancamiento.
La desaparición de discos originales, la ausencia de conciertos de artistas internacionales, la migración de bandas nacionales e incluso la desaparición de festivales, bares y lugares dedicados a la promoción musical, han sido solo unas de las muchas consecuencias que toda la movida musical ha padecido.
Debido a eso, entre muchas otras cosas más, Venezuela se ha convertido en un país de tributos. De antemano es propicio aclarar que este texto no tiene como objetivo menospreciar a los que realizan tributos. Todo lo contrario, siempre he pensado que los músicos que tienen el don de la imitación, merecen gran mérito. Sin embargo, Venezuela tiene tanto potencial que no solo debería tener espacios para los tributos, sino que también debería tener espacio para los grandes conciertos, grandes festivales y grandes eventos culturales que ayuden a la movida nacional a crecer y a expandirse.
Hasta finales de la primera década del 2000, artistas internacionales seguían viniendo al país. Por citar algunos ejemplos, la banda inglesa, Oasis, vino en el 2009. La banda Slipknot vino en el 2010, presentándose en el Poliedro de Caracas. La banda Green Day también vino ese mismo año, pero en el mes de octubre y en el 2011 vino, nada más y nada menos que, Britney Spears.
Y la lista sigue. Durante esos años vinieron otros artistas como Sting (2010), Incubus (2005 y 2008), Nine Inch Nails (2008), Maroon 5 (2008) y Metallica (2010). No había un año que pasara sin un gran evento o sin un gran concierto. El país era parada obligatoria para muchas bandas debido al activo público y al exótico e interesante destino que representaba Venezuela en esos años.
No obstante, las cosas han cambiado. No es secreto para nadie que Venezuela ha sido reemplazada por otros países con mejores economías y con mejores ambientes políticos y sociales, tales como Colombia, Chile y Perú. Hoy en día, el venezolano se tiene que conformar con agrupaciones que con mucho talento y con mucha versatilidad, se dedican a realizar tributos tanto de grandes bandas internacionales como de bandas incluso nacionales.
Los bares y locales que aún pueden darse el lujo de mantenerse activos y de ofrecer todo los equipos del backline, son comúnmente escenarios donde reinan los tributos. Todas las ciudades que alguna vez recibieron grandes artistas internacionales se han tenido que acostumbrar a presenciar solo tributos. Es difícil ver que esto suceda acá mientras que en otros países ocurre todo lo contrario.
Por mencionar algunos ejemplos, artistas como Ed Sheeran y Red Hoy Chili Peppers visitarán este año a la nación argentina. The Strokes, The Weeknd y Wiz Khalifa visitarán este mismo año a la hermana Colombia y otros como Bruno Mars y Linkin Park visitarán Chile. Lamentándolo mucho, en un una época de globalización donde los artistas viajan cada vez más, Venezuela está más aislada que nunca.
Sin embargo, a pesar de que todo el panorama sea bastante negativo, también debemos rescatar que esta difícil situación ha ayudado a muchos artistas y miembros de la industria musical del país a fortalecerse, a creer, a desarrollar el talento de la adaptación, a sacarle provecho a lo mínimo para sacar grandes resultados y a convertir a la cultura en un movimiento totalmente independiente y libre de ataduras tanto políticas como económicas.
Las bandas, los productores, los ingenieros, los managers, los audiovisualistas, los gerentes y todos los que participan en la movida de la música, han obtenido, consciente o inconscientemente, un doctorado en su área si han logrado sacar adelante su profesión y han logrado establecerse. De esa manera, podrán brillar en cualquier parte del mundo o, aún mucho mejor, serán los protagonistas del colorido futuro que tendrá el país si todo llega a cambiar.
Venezuela es hoy un país de tributos, pero ya la historia nos ha demostrado que no siempre ha sido así, por lo tanto ya sabemos que tenemos el talento, la voluntad y los recursos para convertirnos de nuevo en una potencia cultural. Esperemos que más temprano que tarde esto cambie y Venezuela vuelva a tomar el camino del desarrollo y la evolución.
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