Hace 13 años ocurrió un trágico incidente. Steven Paul Smith, de 31 años de edad, conocido en el mundo como Elliott Smith, fue apuñalado en su hogar en Los Ángeles tras una discusión con su novia. Aunque era sabido que Elliott sufría de depresión, realmente aún no se sabe qué pasó. Si fue suicidio, si fue alguien que entró sólo con ese injusto cometido y se fue sin dejar rastro, o qué. Lo que se sabe es que nos privaron de un talento incomparable.
Como todo genio incomprendido, Elliott pasó por una infancia bastante difícil debido a su conflictiva relación con su padrastro. Desde los 10 años empezó a construir para sí un refugio dentro de la música. A los 14 se fue a vivir con su padre y extendió su pequeño refugio a drogas y alcohol, tema que más tarde se volvió bastante recurrente en su música. Estudió filosofía, pero la música se mantuvo como un aspecto permanente de su vida.
En la universidad formó la banda de rock emo Heatmiser, y casi simultáneamente dio inicio a su proyecto solista. Con Heatmiser publicó 3 discos. En 1994 publicó su debut como solista ‘Roman Candle’, y en 1996 publicó su último material con Heatmiser para dedicarse a su carrera solista. Su discografía incluye otros cuatro discos: ‘Elliott Smith’ (1995), ‘Either/Or’ (1997), ‘XO’ (1998) y ‘Figure 8’ (2000). Otros dos álbumes fueron publicados después de su muerte, con material que había dejado grabado.
Su estilo acústico, su voz que parece un susurro y sus letras a momentos hermosas, a momentos desgarradoras, y a ratos las dos a la vez, lo convirtieron en un ícono del folk, y es uno de los artistas más influyentes al momento de hablar de indie folk e indie rock.
A modo de homenaje al legado que Elliott dejó tras irse tan prematuramente, te presentamos una breve lista de las más bellas e importantes de sus canciones.
“Roman Candle” es la canción que abre el debut solista de Elliott. Quizás no es la pieza definitoria de su carrera, pero es una tarjeta de presentación bastante acertada. La suave guitarra eléctrica sobre todo lo demás le da una forma redondeada, mientras que las letras revelan algo de tormento en su cabeza. “Quiero lastimarlo, quiero darle dolor”, insiste en el coro.
Esta es del tipo de canciones para las que te devuelves a escuchar un poco mejor, quizás por lo bonito y peculiar de su melodía. Prestando un poco más de atención nos encontramos con un homenaje de Elliott al olvido, que llega eventualmente, para bien o para mal.
Esta canción abre el álbum homónimo de Elliott. Es probablemente una de sus piezas más conocidas, y trata de un tema tan oscuro como lo era su adicción a la heroína, y la narra desde dos perspectivas: desde el enviciado que no quiere dejarla, y desde un Yo superior, uno que insiste en que es momento de salir de ese mundo.
Por otro lado, “The Biggest Lie” le da cierre a este oscuro y tormentoso álbum. Contrastando con todo lo demás, es una canción tan suave y sencilla que no queda de otra que quedar fascinados con ella. En ella le da un enfoque ingenuo pero poético sobre el romance visceral, aquel en el que morimos por el otro sin siquiera pensarlo.
Parte de su último disco con Heatmiser, esta es la canción que abrió las puertas a lo que sería el futuro sonido de Elliott. Y es probablemente uno de los tracks más Elliott que tiene, refiriéndose en sus letras a los diferentes aspectos de su vida que lo han venido atormentado, como el alcohol, las drogas o los recuerdos de su padrastro.
No sólo los tránsitos melódicos de la canción son los que la hacen interesante. Líricamente, toca un patrón de personalidad que se adapta bastante bien al romance moderno. El no querer abrirte a nadie por miedo a que te lastimen. Pero Elliott no victimiza a esta persona, sino que más bien es un reproche a tal actitud: “Si estás solo, debe ser porque tú quieres permanecer apartado”.
Musicalmente, esta canción es de las propuestas más suaves de Elliott, llegando a ser una especie de serenata. Cuando prestamos atención a la letra es que todo se torna más oscuro, pues encontramos a un Elliott luchando contra él mismo, contra sus ganas de tomar alcohol hasta simplemente olvidar.
Otra de las canciones más reconocidas de Elliott. Es en realidad bastante ambigua, pero si no le damos muchas vueltas, podríamos inferir que narra su transición de artista independiente a estar firmado con una de las grandes disqueras del país.
“Tomorrow, Tomorrow” forma parte del álbum donde Elliott realizó sus más complejas interpretaciones, y es una de las piezas más virtuosas de todo su repertorio como guitarrista, acompañado de una dura crítica hacia la industria musical y su tendencia a explotar a los artistas.
Este vals es reconocido como una de las mejores canciones de toda la discografía de Elliott. Tiene una naturalidad para interpretar este tipo de ritmos y melodías, que pueden llegar a ser muy hermosas, contrastando de lleno con la letra, una crítica a su madre y su decisión de estar con un tipo tan abusivo como lo fue su padrastro.
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