Ya todos conocemos el eterno discurso: “Si buscamos un referente en el heavy metal, Metallica es una de las bandas…” donde en esos puntos suspensivos puedes agregar adjetivos que expresan la grandiosidad de lo que representan y en lo que se han convertido.
Pero ¿Qué es Metallica? y ¿Por qué están en el lugar que ahora ocupan en la música rock? Pues para mi una de las razones es, quizás, una de las más odiadas por sus más puristas seguidores que dicen escuchar sus tres o cinco primeros disco: El cambio constante. Y debo admitir que yo era uno de esos hasta que, siendo músico, también cambié y evolucioné como cualquier ser humano.
Metallica ha sido una de las bandas que ha sabido adaptarse a los cambios externos como internos dejándose influenciar por el entorno así como por sus sentimientos. Por eso he querido hacer, desde mi perspectiva, un recorrido por los cambios que han sufrido los “cuatro jinetes”, a través de su música y especialmente de sus álbumes de estudio.
El nombre que habían pensado originalmente para esta placa era ‘Metal Up Your Ass’ (Metal por tu trasero), así que la irreverencia, la velocidad y la agresividad prevalecen. Elementos influenciados por el naciente hardcore punk de bandas como Misfits, así como las reprimidas infancias de los dos principales compositores de esta etapa James Hetfield (guitarra, voz) y Dave Mustaine (guitarra), este último siendo suplantado por Kirk Hammet (de Exodus para ese tiempo), debido a sus problemas con el alcohol.
A su vez conteniendo la oscuridad de los representantes del New Wave Of British Heavy Metal, principalmente de Motörhead. En esta época Metallica se convirtió en el escape de los jóvenes que estaban cansados de lo casi “bubblegum pop” en que se había convertido el metal gracias al subgénero llamado glam.
Todos sus elementos no pudieron ser mejor representados que por el martillo ensangrentado de su portada y el adquirir el adjetivo de Thrash Metal, donde la primera palabra tiene como traducción más próxima en español: Dar una paliza, o como decimos acá: Coñaza.
Habiéndose asentado en la escena de San Francisco desde el primer álbum, en este punto ya la preocupación no era ganar seguidores y ser grandes rockstar, sino superarse. Manteniendo la velocidad y agresividad, también comienza el coqueteo con elementos armónicos como el intro de “Fight Fire With Fire”, y en forma más completa con canciones más suaves y a la vez densas como “Fade To Black”, que se ha convertido en uno de sus más grandes clásicos, o la instrumental “The Call of Ktulu”.
“For Whom The Bells Tolls” y la que da nombre al disco demuestran una evolución lírica. Ahora no solo se trata de dar coñazos o ser headbangers, sino que también cuentan historias, bastante oscuras pero bien imaginadas.
Dentro de todos los discos de Metallica, se pelea por el puesto de opera prima. Un disco con canciones rápidas como “Battery”, y “Damage Inc.”, pero esa velocidad ahora tiene un sello reconocible, que no se puede comparar con nada que se escuchara en el momento, con nuevos elementos como utilización de “guitarras gemelas”.
Pero que también contenía densos, complejos y mejor pensados temas, continuando con historias oscuras que se extienden desde la locura hasta realidades despreciables como en “Disposable Heroes”, “Welcome Home (Sanitarium)” y “The Thing That Should Not Be”. Para mi adelantado a su tiempo.
Conteniendo en sí un tema instrumental que terminaría de posicionar a Cliff Burton, como uno de los mejores y más versátiles bajistas de la escena del metal en esos tiempos. Este disco les logró una gira junto al mismísimo “Príncipe de las Tinieblas”, Ozzy Osbourne, durante la cual se sintió superado por estos monstruos llenos de alcohol y mucho amor por lo que hacían.
Durante la promoción de esta gira, trágicamente fallece Burton.
Una producción, lamentablemente, marcada por la muerte del bajista pero con la decisión firme de continuar sus compromisos. En medio del duelo, reclutan a Jason Newsted (Flotsam Jetsam) para esta plaza, convirtiéndose en el recipiente de un desahogo mal dirigido. Esto se ve reflejado en el aspecto técnico del disco donde los bajos quedan relegados detrás de las guitarras.
Sin embargo el más complejo musicalmente lleno de contratiempos y progresiones, letras que buscan abordar o reflejar la maldad propia del mismo ser humano. Cohesionadas todas las canciones bajo estas características, quizás los mejores ejemplos son “Blackened”, “Eye Of The Beholder”, “Dyers Eye” y la que representó su entrada al mundo de los videos musicales “One”.
Tratando de buscar un sonido propio, sólido y concreto, se toparon con el disco de una banda que habían odiado durante años pero que les dio el mejor ejemplo ‘Dr. Feelgood’ (1989) de Motley Crue, por lo que deciden reclutar a su productor Bob Rock.
La presencia de Rock también significó un cambio en la forma de composición donde todos participaban del proceso, completando la inclusión de Newsted a la banda. Así dieron con temas que, como dice un amigo productor, son pop sin ser pop: “Enter Sandman”, “Sad But True”, “Wherever I May Roam”, “The Unforgiven” y la balada, “Nothing Else Matters”.
Ser “pop sin ser pop” los llevó a conseguir reconocimiento a nivel global y a una gira de tres años. Lo que tal vez los llevó al agotamiento.
Aquí es donde las cosas realmente, para muchos, comenzaron a cambiar pasados ya seis años del homónimo. La primera ofensa para los fanáticos más acérrimos: cortarse el cabello, cambiar el jean por cuero y pintarse las uñas de negro. “Se vendieron, cambiaron su sonido”, alegan muchos que esperaban el ‘Black Album II’. Para mi es la exploración de otras influencias.
Más country, blues y hard rock, son discos increíbles, con canciones distintas ciertamente como: “Ain’t My Bitch”, “Mama Said”, “Hero of the Day”, “Where the Wild Things Are”, “The Memory Remains”, “Prince Charming”. Pero con otras que mantienen la esencia de lo que era Metallica: “2×4”, “The House Jack Built” y “Fuel”. Con un sonido adaptado al mercado sin miedo de explotar nuevas curiosidades musicales.
Después de ocho años y todas las críticas recibidas desde los dos últimos álbumes, que era de igual manera proporcional a una nueva gran camada de seguidores, Metallica, decidió hacer lo que les vino en gana para la producción de esta placa. Desde mi visión muy personal con una principal influencia en la toma de decisiones por parte de a quien llamó cariñosamente “el duende maldito”, Lars Ulrich, sobre todo en el aspecto técnico: grabación y mezcla.
Guitarras mas densas y apagadas, así como el inolvidable redoblante con sonido a latón, que puede ser tan atractivo como despreciable. Pero no es un disco perdido, con él nunca me sentí totalmente cómodo pero tampoco me molestaba totalmente escucharlo. Letras de mucha introspección personal, pudimos ver (gracias también al documental ‘Some Kind of Monster’) como la rehabilitación de Hetfield tuvo algo que ver en esto.
Un nuevo tipo de ira y guitarras sin los pentatónicos solos de Hammett, Bob Rock en el bajo, no tan complejo en este caso. Pero hay un poco de lo nuevo y un poco de todo lo pasado en sus riffs: “Frantic”, “St Anger”, “Some Kind of Monster”, “Dirty Window” y “The Unnamed Feeling”, siendo esta última la más distintiva pero la que mejor caló en el público. Su principal problema es que la mezcla a ratos suena casi a demo (Repito de nuevo: desde mi punto de vista. Además este disco marcó la entrada de uno de los más grandes bajistas del momento en la escena Robert Trujillo (Suicidel Tendencies, Infectious Grooves, Ozzy Osbourne).
Otro álbum que significó la entrada de un nuevo miembro a la dinámica de composición y ahora con la producción del reconocido Rick Rubin, sobre todo por saber trabajar con el sonido que influenció a la banda. En esta oportunidad necesaria labor teniendo en cuenta que en busca de reivindicarse con su sonido de antaño decidieron tener como guía el ‘… And Justice For All’.
Lograron en esta placa la conjunción de diferentes ritmos enfocándose en la composición de riffs distintos pero armónicos, jugando además con las diferentes una mezcla más cercana a lo usado en esa época, más en el rock que en el metal. Es un disco divertido que puede convertirse tedioso solo porque algunas canciones parecen ser una combinación pertinente de diferentes riffs que no fueron pensados para una misma canción que puede notarse aún más en la extensión del álbum, el EP ‘Beyond Magnetic’ (2011).
Lo que no se puede negar es que si logran dar con algo más parecido a un Metallica de la década de los ochentas transportado a lo moderno al menos en la densidad, velocidad y sonando de nuevo a heavy metal como en: “All Nightmare Long”, “Cyanide”, “My Apocalypse” y “Judas Kiss”.
Obviamente al momento de escribir este artículo estamos a la espera de la salida de este trabajo, el cual han prometido tendrá un sonido bastante influido por su álbum debut, ‘Kill ‘em All’. Los sencillos “Hardwired” y “Moth Into Flame” demuestran la sencillez punk y la importancia de la velocidad, aun sin haber escuchado el resto del disco pueden representar un camino de transición entre el ‘Death Magnetic’ y lo que se viene en este nuevo, que es por el cual me sentí motivado a escribir este recorrido de evolución musical.
En general las personas cambian y los átomos o cuerpos celulares que componen a una banda son personas, así que quizás deberíamos aceptar este hecho para no llevarnos la sorpresa con lo que vamos a escuchar. Tal vez, luego de más 30 años, Metallica logre complacer a los puristas, que a pesar de todo, los han seguido durante todos estos años y es una prueba de que indistintamente de como suene Metallica, se ha convertido en una de las bandas más emblemáticas del rock y del metal gracias a su cambio constante.
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