Cada tanto surgen en la escena musical venezolana artistas innovadores que rompen los esquemas de lo que se viene haciendo. Llegan con una propuesta fresca e interesante. El caso más reciente es el de Marie Manrique, conocida en el mágico mundo del internet como Santa Bandida.
Santa Bandida surgió con su propuesta de R&B, un género que realmente no mucha gente en el país había abordado, o al menos no directamente. Y además le dio su propio toque “kinky”, con líricas y musicalidad que no rinden cuentas a ningún paradigma establecido por la sociedad.
Como bien lo menciona, es mujer haciendo música con connotaciones que no se ven normalmente, pero su arte no tiene género ni barreras. Parece ser la millenial ideal que nos hacía falta, pues el internet ha sido clave en su desarrollo como artista. Su EP ‘WiFi Wifey’, que debutó a principios de junio, gira en torno a las relaciones modernas, y sutilmente refleja cómo directa e indirectamente han cambiado gracias a las tecnologías.
Nos comunicamos con Santa Bandida para que nos detallara un poco más de qué va su proyecto y cómo ha sido su trayectoria.
Es sabido que tienes experiencia en la música y que has tenido varios otros proyectos, como De Aquellos Días Felices, Maracujazz, o como rapera con el a.k.a. Peggy Navajas.
Vengo de un entorno musical bastante empírico, mi interés en hacer música viene desde el primer momento en el que me causó curiosidad escribir mis propias canciones. Fui parte de De Aquellos Días Felices aún tratando de definir a la perfección lo que estaba sintiendo con respecto a crear y hacer música en un plano más serio. Luego me alejé un ratito de la música y lo mantuve por un tiempo así. Cuando nace la oportunidad de estar con Maracujazz empecé a jugar más con la idea de volver a tener un a.k.a por darle un giro distinto a lo que estaba haciendo. En ese momento es que Santa Bandida empieza a tener más control.
Peggy Navaja es mi a.k.a cuando mezclo música. Según la historia, es la hija no reconocida de Pedro Navaja (el de la canción de Rubén Blades). Siempre la he considerado como una versión un poquito más light de Santa Bandida. Creo que como Peggy soy más observadora y me enfoco mucho más en hacer pasar a los demás un buen rato más allá de cómo pueda sentirme yo (Marie) o Bandida.
¿Cómo se fue incubando Santa Bandida?
Siempre me sentí inclinada a ponerle nombre a todo lo que hacía y en una especie de premonición escuchando Outkast en un estacionamiento empecé a plantearme lo que sucede con Andre 3000, que ha tenido millones de alter-egos a lo largo de su carrera. Lo mismo sucede con Erykah Badu.
De ahí, poquito a poquito empecé a entregarme a la idea de separar las cosas en mi cerebro en lo que le compete a Marie y lo que le interesa a Santa Bandida. A partir de ahí empecé a firmar todo bajo ese a.k.a, que es una contradicción en sí mismo, como ying y yang. Al final del día esa dualidad está presente en todo lo que hago, pero como Marie siento que me cerraría un poco a ciertas cosas.
¿Considerarías a Santa Bandida como un alter ego de Marie o como una extensión de ella misma?
Santa Bandida tuvo nombre muchísimo tiempo después de que ya la estuviese reconociendo como una voz de mí misma. Cuando le puse nombre es que sentí que se estaba concretando en un plano muchísimo más real.
No lo llamaría alter-ego, lo llamaría más bien filtro. Es uno de los múltiples filtros que tengo, no es una persona separada de mí, es como una manera de hacer todo lo que hago. Al final del día, todos esos filtros son Marie en distintos matices.
Tus canciones tienen inclinaciones emocionales, pero también muchas connotaciones sexuales. ¿Cómo te sentiste como mujer joven al asumir un reto tan arriesgado como abrirse en ese sentido en una sociedad donde eso está relativamente estigmatizado?
Vivimos en una sociedad en la que la sexualidad está presente en muchos de nuestros entornos y no hace ruido mientras no involucre a alguien que conocemos directa o indirectamente, y mientras no exista como un apropiamiento explícito de la sexualidad femenina. Aplaudimos a las mujeres cantando en bikini en programas de variedades, pero cuando el enfoque cambia y empezamos a hablar de que la sexualidad no es sencillamente un adorno para que me observen o que las mujeres poseen control de decidir qué hacer y qué decir, ahí ya no nos gusta y cambiamos el canal, ¿me entiendes? Al principio me dio un poco de miedo el qué dirán porque soy humana, y vivir en sociedad es complicado cuando sabes que la gente a tu alrededor no tiene absolutamente nada que aportarte con lo que dicen, pero a medida que pasaba el tiempo me iba sintiendo más cómoda y ya ni siquiera es un problema. Me siento bien con lo que estoy haciendo y siento que se abren muchísimas puertas para propuestas cada vez más transparentes. Le estoy dando voz a un montón de personas que piensan igual que yo con esto, como si me hubiese sumergido a ver qué pasaba y luego volví a salir para decirles todo lo que entendí.
Retomando la pregunta anterior, ¿son tus letras y sus intenciones una expresión honesta de lo que piensas?
Sí, e imagínate que escribí ese “sí” casi sin pensarlo. Mi música son pequeñas reflexiones sonoras de todo lo que me sucede, y es casi catártico. A veces pienso que no me costeo un terapeuta porque puedo sanar casi todo escribiéndolo. Es como vendar y dejar curar una situación hasta que otra se presenta. Es un ciclo de auto-descubrimiento constante y ultra-personal, pero decido mostrar un porcentaje de eso a quien me escucha. Es prestarles un segundo mis experiencias más personales y, si se reflejan en ellas, celebrar que todo siempre pasa y está bien.
Tu imagen ha sido pieza clave de toda la estética de tu música. Recientemente cambiaste tu imagen y se quebró la congruencia que había. ¿Lo hiciste con algún fin en específico o fue una decisión para la felicidad personal?
Fue un pequeño cierre de ciclo personal, sigo siendo la misma pero por ahora no necesito mi corona a la vista (que eran mis trenzas) para demostrar mi poder. Quizás vuelvan en algún momento para no perder mi norte. De verdad que han sido una parte importante en todo mi proceso personal, me recuerdan de dónde vengo, que soy Caribeña y debo actuar como tal.
Estás trabajando un estilo de música y representando un personaje que, si bien tiene algunos antecedentes en Latinoamérica, en Venezuela es algo bastante innovador. ¿Cómo tomaste el riesgo de incursionar en el rap/R&B en un país donde no se había intentado?
Bueno, en parte es algo con lo que siempre he estado coqueteando. Me gusta improvisar, pero más por lo divertido y por compartir que por competir. La escena del rap acá en Venezuela tiene un millón de matices, y quizás hay algunos proyectos que se acercan al R&B, pero no hay ninguno que lo abrace por completo. Entonces, siempre me ha gustado darle mi toque distintivo a todo lo que hago, y de ahí parte el rollo del #kinkyR&B, que es un término que acuñe para definir mi sonido. No todo puede ser bombo y caja, y en Latinoamérica hay pocos referentes anteriores a esta ola de R&B actual. Mi único recuerdo del género es que si “Sensación del Bloque” de Randy Nota Loca y De La Ghetto, o ciertas cosas que hizo De La Ghetto antes. Entonces, tienes un montón de propuestas de nueva era del R&B en inglés, después ves la escena en Latinoamérica ahorita y tienes aún pocas, pero son propuestas con ese sonido sabroso de siempre, pero más rico aún por la inclusión del sabor típico del latino y más español a la hora de escribir. Faltaba un poquito de Venezuela en la mezcla y para eso estoy yo y quien se quiera sumar.
Varios sitios web te tildan de feminista y de una representación femenina del talento latinoamericano. ¿Cómo has asumido esos calificativos?
Siento que a veces la gente lo toma como algo negativo. Soy feminista, reclamo mi libertad sobre mi sexualidad y todo lo relacionado a mi forma de ver y vivir el mundo a través de lo que hago, eso queda bastante claro. Pero quiero olvidarme un poco del rollo “música sobre ser mujer”, porque Santa Bandida es un sonido neutral con respecto a género. Son sentimientos y sensaciones con cierto tinte femenino, pero no siento que haga “música para mujeres” ni “rap feminista”.
A otros proyectos latinoamericanos con los que tengo similitudes no les adjudican una responsabilidad social porque no son liderados por mujeres. Da la casualidad de que soy mujer y me identifico como tal, pero si no lo fuera pienso que sería distinto el acercamiento de la sociedad aun cuando el sonido fuera el mismo.
No me molestan mientras no afecten la intención de mi sonido y la amplitud más allá del género que posee el proyecto.
¿A qué atribuyes el éxito y la difusión que ha tenido tu música desde el primer lanzamiento (aparte de tu indiscutible talento)?
Al internet principalmente, jajajaja, entre mis conocidos me gané el sobrenombre de “Princesa del Internet” o “Reina de la WWW”. De ahí parte el concepto de mi primer material #WIFIWIFEY, que es como “La esposa del Wi-Fi”. Me gustan mucho los juegos de palabras y ese es bastante preciso.
A muchos de mis amigos más cercanos tardé en conocerlos en el plano real, entonces era bastante evidente que el internet y mi exposición al mismo iba a jugar una parte muy importante en todo este aspecto de creación.
Siempre he tenido una especie de presencia muy visual y marcada en el internet, y eso me llevé a seguir blogs de música y gente que hiciera música. El resto ocurrió solo.
Me gusta decir que es una combinación de internet+timing+talento.
Con tu música llegando a tantos sitios a través de internet, ¿te han llegado propuestas o contacto de artistas que desconocías?
Al principio me causaba un poquito de ansiedad, pero ahora me llena de alegría cada vez que alguien se acerca a mi en búsqueda de compartir musicalmente y me contenta mucho más cuando de ahí nacen otros intereses en común y una genuina admiración que se convierte en solidaridad. Todos estamos en el mismo hustle.
Me ha permitido consolidar conexiones e incluso amistades con gente que tiene propuestas musicales ultra interesantes, desde México, Guatemala, República Dominicana, Miami hasta Puerto Rico o Las Islas Canarias. Es brillante lo mucho que esto nos conecta. Lejos de sentir que existe competencia, sientes que hay más personas que entienden tu sonido y que todos podemos ayudarnos entre todos.
Vale destacar que nada de eso hubiese pasado sin el internet y que las gracias infinitas van a los blogs que se toman el tiempo de escuchar y a todos los que comparten mi visión y comprenden de que voy.
PREGUNTAS FLASH:
Tres discos que te llevarías a una isla desierta:
-‘Channel Orange’ de Frank Ocean
-‘At Carnegie Hall’ de Buena Vista Social Club
-El homónimo de The Commodores
Y unas ganas de llorar infinitas porque está pregunta es bien difícil y estoy dejando muchos discos por fuera, jajaja.
Un tatuaje que sueñas hacerte:
Ya tengo mis navajas en el antebrazo izquierdo, que era el que soñaba hacerme. Quiero más piezas, pero soy muy indecisa. Por ahora diría que otro cuchillito, alguna pieza de fersanrat (México) o algo de los flashes de Monstroise o Kuizz (Venezuela) no me caería nada mal, o una bola de cristal para recordarme que lo bruja no se quita ni que lo intente.
Tu vídeo musical favorito:
Me encanta la música disco y Earth, Wind & Fire #aaaalright
El último disco que descargaste:
Tres de Chance The Rapper
Un talento oculto que tengas:
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