Con apenas 21 años, James Blake comenzó su carrera musical, desde la comodidad de su cuarto, con su laptop, un controlador MIDI y un par de amplificadores. En el 2010 lanzó 3 EPs que generaron muchísimo ruido dentro de la industria, con sus innovadores samples y tratamiento que le dio a los sonidos electrónicos de post-dubstep minimalista. Al año siguiente publicó su álbum debut, que recibió críticas positivas de parte de muchos críticos, y le hizo ganar bastante reconocimiento. Fue ampliando su sonido, a algo un poco más R&B y experimental, y trabajó con su voz, cosa que no había hecho antes. Una voz tímida, temblorosa, gris y empañada como neblina, clave para dar la vibra de melancolía y lluvia a toda su musicalidad.

Cuando anunció en el 2013 su nuevo disco ‘Overgrown’, bajo la mira de todos, entregó un disco que superó las expectativas. Por haber sacado tanto material en tan poco tiempo en sus inicios, existían dudas en torno a qué tan innovador sería su nuevo material, o si lograría alcanzar el nivel de sus lanzamientos anteriores. No sólo alcanzó el nivel, sino que elevó la barra, expandió esa caja en la que estaba injustamente categorizado. Baladas de piano, una colaboración con RZA de Wu Tang Clan, e incluso una contribución del mítico productor de música electrónica Brian Eno. Moldeó un nuevo sonido, ya no tan minimalista, más profundo y estudiado.

Tres años más tarde, llega ‘The Colour In Anything’. Es esa clase de discos que te pone a pensar en todo lo que tuvo que haber pasado alguien para llegar a ese punto. 76 minutos que recorren la partida de un amor, la evolución y transiciones que ha vivido, cómo se ve a él mismo en un punto determinado y cómo es aquí y ahora.

The Colour In Anything Cusica Plus

Pasando de ser una persona que disfrutaba de su soledad, que vivía el estrés de grabar, mezclar y producir él mismo su propio material, diferentes circunstancias en su vida le hicieron darse cuenta de que el hecho de trabajar y compartir junto a alguien no elimina la pureza de su arte, sino que más bien la complementa. Se cansó de que todo su universo cupiese dentro de su propio cuarto, y decidió que quería compartir con otros músicos e ingenieros. Después de conocer a Rick Rubin, uno de los productores musicales más importantes de la industria, tras una presentación en el festival Coachella, mantuvo el contacto con él, hasta el punto de tener la oportunidad de co-producir juntos 7 de las 17 canciones que componen ‘The Colour In Anything’.

De igual manera, durante todo el proceso de grabación estuvo presente Frank Ocean. Junto a él escribió “Meet You in the Maze” y “My Willing Heart”,  una canción que habla sobre el amor hacia una persona, de no estar seguro de si es verdadero o no, pero sabiendo que la pasión y los sentimientos hacia ella son reales. Pero Blake resalta que la influencia de Frank Ocean no queda reducida a una simple co-autoría, sino que el hecho de escuchar toda su música, en particular la nueva, lo ha influenciado enormemente en su manera de componer y escribir.

Otro de los colaboradores del tercer álbum del londinense es Justin Vernon, el líder de Bon Iver. No es la primera vez que trabajan juntos. En el 2011 compartieron “Fall Creek Boys Choir”, y a principios de este año lanzaron “Untitled 2”. La presencia de Vernon en este disco era inminente. Juntos compusieron “I Need A Forest Fire” y “Always”. La sonoridad de estas canciones le dan otra onda al disco, una más brillante, menos siniestra y quizá “depresiva”.

El álbum lleva una estructura lineal. Al inicio simplemente no puede entender qué pasó con la relación que alguna vez fue y ya no es, y dedica una enorme cantidad de tiempo y espacio en hablar de esta persona con la que compartió y que en algún momento se amaron, y el hecho de que no sabe con certeza qué pasó ni qué hacer. La repetición de frases como “I can’t believe this, you don’t wanna see me” (no puedo creer que ya no quieres verme) en “Radio Silence”; o “It’s sad that you’re no longer her” (es triste que ya no eres ella) en “Points”, son muestra de que lo que solía estar bien ahora está desgastado. Pero en la siguiente canción, “Love Me In Whatever Way”, se nota su desesperación y miedo a confrontar la soledad, hasta el punto donde simplemente está dispuesto a ceder cualquier comodidad para adaptarse al ritmo y las necesidades de la otra persona.

Progresivamente su actitud va cambiando. Se va abriendo. Va descubriendo rasgos de él mismo donde se da cuenta de que él tampoco es lo que alguna vez fue, y está dispuesto a asimilar ese cambio con los brazos abiertos. En “I Need A Forest Fire”, por ejemplo, habla de su necesidad renovarse, a abrir su corazón a cosas nuevas y arriesgarse sin miedos. Hasta que finalmente en “Meet You at the Maze”, una hipnotizante canción donde trabaja capas y capas de voces para crear una especie de coral futurística, se da cuenta de que “es él quien logra la paz en él mismo”.

Musicalmente, logra acoplar bellísimas baladas de piano como “f.o.r.e.v.e.r.” con experimentos sonoros como “Put That Away And Talk To Me”. Evolucionó de su característico minimalismo a un conjunto de composiciones complejas, donde no tiene miedo a añadir sonidos nuevos, capas extra de instrumentos, o jugar más con su voz y el auto-tune.

Un disco extenso, sin lugar a dudas. Pero parece que todas y cada unas de las 17 canciones es estrictamente necesaria para plasmar todo lo que ocurrió con su espíritu y su mente. Es una especie de álbum coming-of-age, donde, a pesar de que en el fondo el sonido se mantiene en la bruma que identifica a James Blake, ya no es el mismo, y busca salirse de las temáticas depresivas e informar que abrió sus cortinas, el sol entró a su vida, se siente feliz por eso y está preparado para decírselo al mundo.

 

 

James Blake - The Colour In Anything
El nuevo disco de James Blake es un profundo trabajo evolutivo, donde ha cambiado tanto personal como profesionalmente y lo plasma a través de su arte.
4.0Nota Final
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