Ezequiel «Cheky» Bertho es un interesante personaje de la escena musical venezolana. Es de esos que empezaron a hacer arte en la era del auge de MySpace, y que se declara fan de Mtv de los 90s, Björk y las Spice Girls. Desde Puerto Ordaz, se mudó a Caracas para estudiar, y a partir de su estadía empezó a reunirse con diferentes músicos y experimentar con ellos. Así surgió Jóvenes y Sexys, un proyecto de folk acústico junto a Lorena Orlando, que llegó a formar parte de la netlabel The Poni Republic, basada en México.
Con ganas de experimentar con otros sonidos, se disuelve Jóvenes y Sexys. Por un lado queda Lorena con su proyecto Loocila, y por el otro Cheky bautiza a Algodón Egipcio, una peculiar propuesta de pop electrónico.
En el 2011 publicó ‘La Lucha Constante’, su primera producción discográfica. Este primer disco es un experimento sonoro, cargado de distorsiones bastante difusas, donde en lugar de capas de sonidos tenemos una sola textura donde varios elementos se entremezclan. Cinco años después, nos presenta desde México, ‘La Confianza Ciega’, que contrasta con su debut por la inclusión y definición marcada de capas y capas de sonidos, ritmos caribeños, y letras y melodías mucho más presente.
La música y carisma de Cheky lo han llevado a ser reconocido internacionalmente y a conocer varios países, personas, artistas y, por qué no, a él mismo. Hablamos con él sobre su cambio de domicilio, su nuevo colorido sonido y sus diferentes viajes y lo que se trajo de ellos.
Primero que nada, pongamos a Algodón Egipcio en contexto. Te fuiste de Venezuela por la ineludible situación socio-económica y decidiste ir a México. ¿Cómo fue tomar esa decisión? ¿Cómo fue el proceso de transición? ¿Qué está sucediendo en México que tantos artistas venezolanos están estableciéndose ahí?
Fue muy difícil tomar finalmente la decisión de dejar Venezuela. Por varios años había visto a muchos amigos irse del país, pero honestamente nunca había contemplado con seriedad hacerlo, hasta que terminé sintiendo como si el propio país me expulsara. Fue muy duro.
Justamente decidí venir a Ciudad de México porque ya tenía varios años de trabajar de forma constante en construir una carrera acá, por lo que ya tenía muchos amigos y conocía relativamente bien la ciudad. Así que la transición no fue complicada, más bien fue un respiro súper necesario. Esas son las razones por las que me mudé para acá, no puedo hablar sobre el resto de los artistas venezolanos. Supongo que históricamente México siempre se ha visto como una gran plataforma de proyección para los artistas latinos, sólo que he visto que los venezolanos piensan que es muy sencillo, y realmente no es así.
El proyecto de Algodón Egipcio, a pesar de no ser tan reconocido en Venezuela, ha generado bastante ruido en otros países, y te ha dado la oportunidad de encontrarte con diferentes culturas. ¿Cómo te ha influido este contacto tanto personal como artísticamente?
Ha sido infinitamente enriquecedor, definitivamente. Viajar siempre es una oportunidad de tener contacto con otras culturas con las que puedes unir puntos en común y aprender de las diferencias. Y, más allá de eso, poder presentar mi música ante públicos muy diversos y conectar con ellos es algo invaluable. Creo que la influencia principal ha sido a nivel de motivación. Cada viaje y cada concierto me dan más empuje para seguir creando y probando cosas, porque veo que es real que hay gente que disfruta de lo que hago.
Hablando de otros países, ¿cómo fue tu experiencia en la Red Bull Music Academy de Chile? ¿Y en el SXSW?
Ambas experiencias fueron muy intensas a su modo. El Bass Camp de la RBMA fue un experimento increíblemente gratificante donde conviví personal y musicalmente con otros 15 músicos latinos con backgrounds y estilos muy distintos, con quienes pude crear vínculos que siento serán duraderos. Los días eran maratónicos, con muchas horas de estudio donde pudimos experimentar haciendo música juntos, lo que me sacó bastante de mi zona de confort, porque normalmente trabajo solo en mi casa. Además, no todos los días se tiene la oportunidad de ver charlas y talleres con gente como Matías Aguayo, Atom™ o Quantic.
El SXSW resultó ser mucho más intenso, pero por otros motivos. Es un festival extremadamente grande, con cientos y cientos de artistas tratando de sobresalir, y eso ya es conceptualmente súper cansado. Toqué cuatro días seguidos, que fueron cuatro días de caminar por todo Austin con mis equipos, ida y vuelta, y darlo todo en cada show. Además, por supuesto, quería ver todas las bandas posibles jajaja. Así que fue agotador, al nivel de darme fiebre en el vuelo de regreso. Pero siento que es una experiencia que los músicos deben vivir si tienen el chance. Ya lo puedo tachar de mi lista.
¿Cuáles artistas te ha llevado tu música a conocer? ¿Qué artistas latinoamericanos consideras que deberíamos tenerles puesto un ojo?
He tenido la suerte infinita de haber conocido a varios de mis ídolos y a muchos de mis grandes amigos a través de la música. De Venezuela, todos mis artistas favoritos son mis amigos: Ulises Hadjis, Domingo en Llamas, tlx, Loocila, Roy Valentín, Sunsplash… Helado Negro es un querido amigo a quien admiro mucho; también Javiera Mena, Gepe, los Buscabulla, muchísimos.
De los latinos, pues pónganle el ojo a Ela Minus, de Colombia, que es talentosísima. También a Grenda, de Tijuana; y a Bairoa, que está cocinando algo muy bueno.
Este año presentaste tu nuevo disco ‘La Confianza Ciega’, que en comparación con ‘La Lucha Constante’, tiene un sonido mucho más pop y moderno, menos distorsionado, quizá más accesible. Se nota una enorme influencia caribeña que antes no era tan explícita. Incluso el papel de la voz ha cambiado, ahora se encuentra mucho más presente. ¿Qué pasaba por tu mente cuando moldeabas este nuevo sonido?
Qué raro, yo siento que es más distorsionado jajaja. De hecho, es complejo. Traté de hacer un disco que fuera al mismo tiempo más accesible y más raro; con melodías más pegajosas pero con sonidos más ruidosos. Quería probar cosas distintas, y definitivamente no quería hacer mi primer disco otra vez. Así que hay métricas extrañas, cambios de tempo, secciones ambientales, y mezcla de muchos, muchos géneros distintos, muchos de los cuales son bailables. El tema de la voz fue deliberado, porque también quería desarrollar más mi lado de compositor de letras, así que era imprescindible que se entendiera, y creo que ya me sentía en un nivel de confianza con mi voz con el que podía traerla más al frente y despojarla de los efectos. Creo que la única idea que tenía clarísima y muy presente era la de ser creativo, experimentar y no hacer más de lo mismo.
¿Contaste con músicos colaboradores durante la grabación o fue un proceso más solitario?
No, hice todo el disco solo en mi casa. Aunque esta vez conté con la ayuda de mi amigo Claudio Ramírez (Los Humanoides, Chucknorris) en la mezcla y masterización del disco. Pero todo lo demás lo hice yo.
¿Tu transición de Venezuela a México influyó directamente sobre tus letras?
No exactamente, porque el disco ya estaba listo antes de mudarme.
‘El Aliento’ es mi favorita personal. Tiene un sonido altamente orgánico y una melancólica letra. ¿Qué episodio de tu vida te movió a componerla?
Me alegra mucho, gracias. No sé si buscaba irme por un camino orgánico, pero definitivamente es un quiebre entre las capas y capas de ruidos y texturas sintéticas del disco. De hecho fue la última canción que compuse para el disco y la conceptualicé con ese propósito. La letra la inspiró la partida de mi hermano de Venezuela. Somos muy cercanos y me afectó mucho.
¿Cuál es tu canción favorita de tu disco?
Es una pregunta cruel, como preguntarle a un padre cuál es su hijo favorito jajaja. Siempre cambia mi inclinación, pero desde que compuse “Los Deseos”, que es el segundo single del disco, me ha emocionado mucho. Todavía siento que es una de las cosas más raras y divertidas que he hecho.
Importantes presentaciones, psicodélicos vídeos musicales. ¿En qué más estás trabajando actualmente? ¿Alguna sorpresa en camino?
Ahorita estoy trabajando para concretar más conciertos y tocar mucho más y poder presentar el disco en todos los sitios posibles. También hay amigos trabajando en remixes de las canciones nuevas; ya me han entregado algunos y están buenísimos. Y nada, a la par ando poco a poco trabajando en nueva música para no perder el músculo.
PREGUNTA FLASH: ¿Qué duda existencial te atormenta cada noche? ¿Extraterrestres? ¿Reencarnación?
Ninguna, en realidad. Me atormentan es de día.
Puedes escuchar ‘La Confianza Ciega’ a través de Deezer o Bandcamp.
Foto principal vía Noisey
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