Los conciertos suelen ser eventos geniales y maravillosos que deberían ser siempre recordados por las grandes actuaciones de los artistas, por las magníficas interpretaciones de los músicos y por los buenos momentos con los amigos y familiares. Sin embargo, lamentándolo mucho, no siempre es así.

El 30 de junio del año 2000 ocurrió una tragedia en el famoso festival de Roskilde de Dinamarca que no solo marcaría la historia de toda una banda y de una ciudad, sino que también transformaría para siempre la organización y la gestión de conciertos y de eventos culturales en toda Europa.

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Sucedió durante la presentación de la mítica banda de grunge, Pearl Jam, quienes llegaban con su ánimo de siempre y con su energía característica. El lugar, por lo que cuentan los testigos, estaba abarrotado de gente y la emoción por escuchar a los noventeros se sentía de punta a punta en todo el terreno.

Según el relato de algunas personas que estaban dentro del público, lo que sucedió fue que había problemas con el sonido. Al parecer había demasiada gente y el sonido no bastaba, así que la multitud que estaba lejos, extasiada por la música y con sed de volumen, se empezó a movilizar decidida y bruscamente hacia delante.

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En aquellos años ni la seguridad ni las barreras de contención estaban hechas para resistir a tanta gente. De igual manera algunos opinan que en el lugar había mucha más personas de lo que el lugar podía soportar. Aunque existen muchas teorías sobre el suceso e incluso hoy siguen apareciendo nuevas hipótesis, lo que se sabe es que la multitud enardecida empezó a moverse hacia delante de manera muy violenta y formaron una estampida que empezó a llevarse a todo y a todos por delante.

La gente que estaba en la primera fila empezó a ser empujada por el grupo de personas que venía de atrás y el caos se desató. En el lugar no había la seguridad necesaria para esas situaciones y a medida que la desesperación aceleraba, también lo hacía la fuga de aire. Cuando el tumulto por fin pudo aliviarse, aparecieron 9 jóvenes que por asfixia habían perdido la vida.

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Desde la tarima del escenario, las personas miraban aterradas y horrorizadas por no poder hacer nada ante la tragedia que se desarrollaba frente a sus ojos. Dentro de ellos Henrik Tuxen, un periodista que luego escribiría un libro sobre el hecho, no sabía qué hacer y Eddie Vedder, vocalista de la banda, al no creer lo que veía se desplomó y cayó al suelo con lágrimas en los ojos.

Inmediatamente el evento fue suspendido y el lugar fue desalojado. Aquella noche marcaría para siempre a los integrantes de Pearl Jam quienes fueron personalmente al entierro de las víctimas y decidieron mantener el contacto con ellos para que así todos se pudieran ayudar.

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Desde ese día las medidas de seguridad de todos los festivales y conciertos de Europa fueron fortalecidas y multiplicadas. Lamentándolo mucho, un festival hecho para incentivar el arte, se convirtió en segundos en uno de los peores días para el rock, para Pearl Jam, para esas familias y para todo el mundo de la música.

El 30 de junio se cumplieron 17 años desde ese triste día y aunque nada podrá traer de vuelta a esos muchachos, sí se puede saber con seguridad que desde ese día la organización de los eventos culturales se empezó a tomar con más seriedad lo que ha evitado más tragedias y más muertes.