La música y el deporte son primos cercanos ya que ambos nacen con la finalidad de cubrir las necesidades del ser humano. El primero es un arte, abstracto e interpretativo, mientras el segundo es un ejercicio corporal, tangible y terrenal. Ambos nacieron con el fin de acompañar al hombre y de saciarles sus instintos. La diferencia recae en que la música responde a una necesidad intelectual, en cambio el deporte responde a una necesidad física.

El deporte, como la música, se ha convertido en una actividad esencial para el hombre y para toda la humanidad y es porque ambas disciplinas no solo alimentan el espíritu y el cuerpo humano, sino que también los fortalecen, los pulen y los dotan de una gran cantidad de beneficios y ventajas.

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El fútbol, por ejemplo, es un experto en ayudar a construir mujeres y hombres, y no solo por los beneficios físicos que ofrece sino también porque en él reposan todos aquellos sentimientos que por años han motivado al ser humano: gloria, competencia, grandeza.

Sin duda alguna, el fútbol es el rey de los deportes ya que ha logrado convertirse en una plaza donde millones de personas de todas las edades, todas las culturas y todos los orígenes, pueden encontrarse para divertirse, sufrir, llorar, gozar, pelear, reconciliarse y sentir. En fin, el fútbol ofrece tanto a jugadores como a espectadores una experiencia que reafirma la vida y por eso es amado por tantos.

La música, aunque un poco diferente, hace lo mismo. De allí precisamente nace esa unión, entre estas dos actividades, que con el tiempo se ha ido fortaleciendo y perfeccionando.

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Desde los torneos más famosos y reconocidos del mundo, como la UEFA Champions League, hasta las barras bravas de clubes pequeños como muchos en nuestro país, tienen himnos. De igual manera, la mayoría de los equipos cuentan con largos repertorios llenos de coros, cantos e incluso bandas enteras que se les considera parte fundamental del equipo. La música, con el tiempo, se ha convertido en otro integrante de las plantillas y es que la gente se ha dado cuenta de que este arte eleva la experiencia del fútbol a un nivel espiritual.

Un claro ejemplo de la presencia de la música en el fútbol han sido los mundiales. ¿Quién no recuerda por lo menos alguna canción de alguno de los mundiales?, ¿quién no incluso se aprendió y bailó varias veces «Waka Waka» de Sudáfrica 2010 o «La Copa de la Vida», interpretada por Ricky Martin, en Francia 1998? Los mundiales no son solo recordados por los partidos y goles, sino también por la canción que les dio ese sabor especial.

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Otro ejemplo es la ya mencionada UEFA Champions League. Esta copa es el torneo más importante de clubes en todo el mundo y cuenta, además, con el himno más completo y más hermoso de todo el fútbol. El himno «Champions League» fue realizado por el músico inglés, Tony Britten, quien adaptó la pieza «Zdok the Priest» del compositor barroco, Georg Friedrich Handel. De esa manera nace en el año 1992 el himno deportivo más famoso y más versionado del mundo que ha sido utilizado tanto en bodas como en videojuegos tales como Guitar Hero. ¿Ya habías pensado en utilizar esta pieza para tu boda?

 
El Real Madrid, campeón actual de la Champions, ha tenido, por ejemplo, diversos himnos que han ayudado a enaltecer la grandeza del equipo y a inspirar a los jugadores y fanáticos del club. El primero fue un pasodoble de 1903 compuesto por Luis María de Segovia quien le dedicó la canción al equipo y rápidamente fue acogida por toda la hinchada. Unas décadas después el músico Indalecio Cisneros compone lo que sería el primer himno oficial del club que fue publicado en 1952 y mucho después, en el 2014, el artista marroquí, Nadir Khayat, mejor conocido como RedOne compone la famosa canción «Hala Madrid y nada más».

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Así, la música siempre ha estado del lado del fútbol y lo ha ayudado, desde el principio, a convertirse en el todopoderoso que es hoy. Cabe preguntarse, ¿qué sería del fútbol sin la música?, ¿se viviría igual? Tal vez nunca se sabrá porque hoy en día son una dupla inseparable, lo que sí se puede saber con seguridad es que cantar un coro en el estadio o cantar el himno de tu país antes de un partido de la selección son experiencias incomparables.

 
La Vinotinto sub 20, por su parte, acaba de pasar a la final del mundial de esa división y han llenado al país de una alegría que hoy en día es más que necesaria. Pase lo que pase, los muchachos se han ganado el respeto y la admiración de todo el mundo y Venezuela, más que nadie, les agradecerá eternamente las sonrisas y la felicidad que han brindado en esta época tan difícil.

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