Con más de 10 años de trayectoria, Los Mesoneros es una de las bandas más reconocidas de la movida actual. Empezaron de niños, participando en el 2006 en el Intercolegial Nuevas Bandas, festival que lograron ganar dos años más tarde. Desde entonces, su nombre realmente no ha dejado de aparecer al momento de hablar de rock en Venezuela, y son referencia inmediata al hablar específicamente de indie rock.

Desde su primer EP (2010) hasta su debut ‘Indeleble’ (2011), un cambio se hizo notorio en la banda. Más elegancia, madurez y profundidad, y una evolución en sus instrumentales y sus temáticas. Esta vez presentan su nuevo material, ‘Caiga la noche’, y la agrupación parece sentirse bastante cómoda con lo que construyeron hace seis años.

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Existe una enorme polémica en cuanto a lo que uno como oyente opina que las bandas deberían hacer o no con su sonido. Cuando cambian, “todo está perdido, se han vendido y han dejado de ser fieles a su sonido”. Cuando no lo hacen, todo sigue igual de perdido, porque “no existe el riesgo y el progreso que dan verdadera vida al arte”.

Con ‘Caiga la noche’, se esperaría que la opinión general se inclinara más hacia la segunda opción, porque si algo es evidente, es que el sonido de Los Mesoneros del 2017 se distancia muy poco del de Los Mesoneros del 2011.

A pesar de que la última producción de la banda fue realizada hace seis años, realmente nunca dejaron de estar presentes. Han tocado esporádicamente, pero han tocado. Canciones como “Caballo nuevo” o “Solo” tenemos años escuchándolas (¿recuerdan aquel llamado “Bukake”?). Desde hace un par de años han estado hablando del nuevo disco, y ofreciendo adelantos cada tanto. Usando el razonamiento lógico, era de esperarse que el sonido del anticipado álbum se mantuviera dentro de los parámetros que estos temas ofrecían como preview, sonido que no se alejaba del que habían presentado en su debut.

Ahora, descontextualizando a la banda de su trayectoria, ¿somos culpables de esperar algo distinto, o una notoria evolución, al hablar de una banda cuyos miembros han pasado los últimos 6 años de sus vidas graduándose de la universidad, yéndose a vivir a otro país, o simplemente, envejeciendo y madurando? ¿Cómo es que esta banda sigue haciendo el mismo indie rock -un género que tuvo su auge en Venezuela en las postrimerías de la década de los 2000, y que hoy muchos consideramos que perdió vigencia- 6 años más tarde?

Una mejor pregunta sería, ¿cómo lo hacen, y por qué nos encantan?

Los Mesoneros tendrán sus detractores, como cada artista en el planeta que haya hecho algo medianamente relevante en su vida. Más aún al hacer el planteamiento imaginándolos tocando con sus indumentarias de mesoneros. Pero para aquellos que les hemos prestado atención durante la última década, el talento de la banda es innegable, y su sello es claro y firme.

“El paraíso” y “Solo” fueron los primeros adelantos oficiales del disco, cada uno acompañado por su pieza audiovisual, que develaron una nueva faceta estética de la banda, bastante fashionista, artsy, si se quiere, y muy sensual y erótica. Los trajes de mesoneros se fueron, adoptando un estilo muy Arctic Monkeys en su tránsito a ‘AM’. Sin duda alguna crecieron, y ahora hablan de temas como mujeres comehombres, y el no enamorarse sino simplemente pasar un rato alocado.

“Caiga la noche” es el perfecto tema de apertura, por su sonido enigmático y sus letras que dicen bastante del contexto social del cual vienen, es decir, una ciudad que por las noches se vuelve la capital del riesgo y la anarquía. Por su lado, “Algo bueno” corea: “lo que era malo fue bueno al fin: no saber más de ti, de mí, de ti”. Para quienes hemos pasado por desamores difíciles de lidiar, esta canción se siente de manera genuina, al igual que “Riesgo”, una bella y delicada interpretación, acústica casi en su totalidad, que invita a superar ese desamor.

Los tres temas que llevan el disco a su máximo punto serían “Caballo nuevo”, “Luna” y “Sabana”. A nivel rítmico, instrumental, vocal y lírico son los más interesantes y los que más tienen para ofrecer. “Caballo nuevo” evoca al clásico de Simón Díaz en temática y ejecución, mientras que “Luna” no se aleja demasiado de esta línea, pero con un poco menos de sonido criollo para sonar más orquestal. Por su parte “Sabana” es sublime, de principio a fin. Mantiene esta idea de la venezolanidad, pero la interpretación instrumental la pone en un punto muy superior a mucho de lo que la banda ha presentado anteriormente. Si hubiese que juzgar su evolución, este tema sería sin duda el punto de referencia más evidente.

Los Mesoneros no son exactamente una banda que llamaríamos “arriesgada” musicalmente, pero lo que hacen, lo hacen exquisitamente bien. Líricamente, el nuevo disco es en momentos cálido, y en otros distante, aunque en general, hay una sensación de tranquilidad y pocos ánimos de ser conflictivo o existencialista. Luis Jiménez se eleva (como si no lo supiéramos ya) como una de las mejores voces del gremio, y parte fundamental del sonido establecido y exitoso de la banda, pues da redondez a todo lo que ofrecen. ‘Caiga la noche’ es la reafirmación de Los Mesoneros como la ultimate indie rock band de Venezuela, y escucharlos se siente como estar en casa.

Reseña: Los Mesoneros - 'Caiga la noche'
4.0Nota Final
Puntuación de los lectores 8 Votos