El Centro Cultural Chacao se llenó el sábado 17/12 en la noche de público vestido para una ópera en París o una obra de Broadway. Gian Faraone cerraba su gira en honor a Frank Sinatra titulada “Dear Sinatra”.

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Con la organización de la Embajada de Estados Unidos, se dio sala más de media hora antes del evento, para dar tiempo al paso por la alfombra roja y las fotografías que hacían sentir al público como estrellas invitadas a una premiación.

 

El Jefe de la Misión de la Embajada empezó el concierto con unas palabras sobre Gian Faraone, destacando sus estudios en Berklee College of Music; entonces el ciclorama del teatro se iluminó con un video de Frank Sinatra y el resto de la noche continuó mostrando fotografías y viniles del cantante e imágenes de Nueva York.

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Antonio Mazzei toca con Gian Faraone

Inició entonces la big band dirigida por Gregory Antonetti para finalmente darle paso a Gian Faraone. El crooner paseó por varios de los éxitos de Sinatra, incluyendo dos secciones especiales, una dedicada a las canciones que pertenecieron a películas o series, y la otra a la Navidad, con los famosos temas “Santa Claus is coming to Town” y “Jingle Bells”.

 

El concierto tomó su toque romántico con “Moonlight Serenade” y se permitió dedicarle a Venezuela y a los tiempos actuales “The best is yet to come” (lo mejor está por venir).

 

Hubo un pequeño intermedio para el destaque de la big band, compuesta por grandes músicos de Venezuela.  Con respecto a los invitados, el pianista Antonio Mazzei acompañó a Gian Faraone en dos temas, y Dale Lawton, encargado de cultura de la embajada cantó junto a él «New York, New York». 

Dale Lawton junto a Gian Faraone.

Dale Lawton junto a Gian Faraone.

 

Las personas que no lograron conseguir entrada pudieron pasar a la sala experimental del recinto para verlo desde una pantalla que se había instalado previendo esta situación, también se transmitió por Facebook Live y Periscope. Y al finalizar el espectáculo hubo lugar para un brindis. 

 

Fue un concierto diferente, en el que la música te trasladaba a Nueva York, al mismo tiempo que sentías el calor venezolano proveniente de los chistes entre canciones de Gian Faraone. En definitiva, uno de esos eventos que uno quisiera abundaran en Venezuela.